/ jueves 20 de junio de 2019

Persecución política y vendettas vs. los expresidentes

Juego que tiene desquite, ni quien se pique, reza un viejo refrán que se aplica entre políticos de todo nivel, pues si se revisa la historia de los expresidentes de México, se podrá constatar que el gran poder que ejerce el jefe del Poder Ejecutivo Federal durante su mandato, termina cuando se reconoce el triunfo de su sucesor en los resultados electorales.

Otra de las reglas no escritas de la política, es que los expresidentes, al igual que los exgobernadores, al concluir su mandato, deben “taparse”, lo que significa permanecer lejos de los reflectores y si se puede calladitos, para no hacer sombra al sucesor y evitar la “cizaña” de los traidores, que por granjearse la simpatía del nuevo Mesías, contribuyen a la persecución, destierro y enjuiciamiento de los “ex” de cualquier nivel de gobierno.

Un claro ejemplo de las descalificaciones, que no se había visto con la claridad de hoy, son las críticas de Vicente Fox y Felipe Calderón en contra del Presidente López Obrador; críticas que han propiciado como respuesta del Gran Tlatoani de Palacio Nacional, la cancelación de sus pensiones y de los guardias a su servicio, además de la exhibición de las corruptelas de los sexenios correspondientes, cuya deshonestidad e ineficacia han quedado bien clara en el ánimo colectivo.

El expresidente Enrique Peña Nieto, se había salvado de la persecución, descalificación y hostigamiento, hasta que salió a los reflectores con su divorcio y destrato con La Gaviota y el lucimiento de la nueva novia Tania Ruíz Eichelmann y la provocación con sus críticas permanentes de los excolaboradores de Peña en contra de AMLO, que han desatado la ira de su sucesor, a tal grado que el día de ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dejó en libertad al gobierno de Chihuahua para que puedan llamar a juicio a Peña Nieto, contraviniendo el mandato constitucional de protección a los Presidentes de México, a quienes solo se puede enjuiciar por “traición a la patria” y excepcionalmente por delitos del orden común, ejecutados durante su gobierno.

Peña Nieto ha expresado que “No es la primera vez que se pretende inculparlo de mala fe y sin fundamento alguno”. Pero lo mas grave sería, que la fiscalía de Gertz Manero, aprovechara las circunstancias para investigar a Peña Nieto sobre sus ligas con Emilio Lozoya por el caso Odebrecht y la compra de Fertinal, puesto que éste affaire marcará un hito en la historia política de nuestro país.

Juego que tiene desquite, ni quien se pique, reza un viejo refrán que se aplica entre políticos de todo nivel, pues si se revisa la historia de los expresidentes de México, se podrá constatar que el gran poder que ejerce el jefe del Poder Ejecutivo Federal durante su mandato, termina cuando se reconoce el triunfo de su sucesor en los resultados electorales.

Otra de las reglas no escritas de la política, es que los expresidentes, al igual que los exgobernadores, al concluir su mandato, deben “taparse”, lo que significa permanecer lejos de los reflectores y si se puede calladitos, para no hacer sombra al sucesor y evitar la “cizaña” de los traidores, que por granjearse la simpatía del nuevo Mesías, contribuyen a la persecución, destierro y enjuiciamiento de los “ex” de cualquier nivel de gobierno.

Un claro ejemplo de las descalificaciones, que no se había visto con la claridad de hoy, son las críticas de Vicente Fox y Felipe Calderón en contra del Presidente López Obrador; críticas que han propiciado como respuesta del Gran Tlatoani de Palacio Nacional, la cancelación de sus pensiones y de los guardias a su servicio, además de la exhibición de las corruptelas de los sexenios correspondientes, cuya deshonestidad e ineficacia han quedado bien clara en el ánimo colectivo.

El expresidente Enrique Peña Nieto, se había salvado de la persecución, descalificación y hostigamiento, hasta que salió a los reflectores con su divorcio y destrato con La Gaviota y el lucimiento de la nueva novia Tania Ruíz Eichelmann y la provocación con sus críticas permanentes de los excolaboradores de Peña en contra de AMLO, que han desatado la ira de su sucesor, a tal grado que el día de ayer la Suprema Corte de Justicia de la Nación, dejó en libertad al gobierno de Chihuahua para que puedan llamar a juicio a Peña Nieto, contraviniendo el mandato constitucional de protección a los Presidentes de México, a quienes solo se puede enjuiciar por “traición a la patria” y excepcionalmente por delitos del orden común, ejecutados durante su gobierno.

Peña Nieto ha expresado que “No es la primera vez que se pretende inculparlo de mala fe y sin fundamento alguno”. Pero lo mas grave sería, que la fiscalía de Gertz Manero, aprovechara las circunstancias para investigar a Peña Nieto sobre sus ligas con Emilio Lozoya por el caso Odebrecht y la compra de Fertinal, puesto que éste affaire marcará un hito en la historia política de nuestro país.