/ viernes 27 de diciembre de 2019

Transcanada y la fuga en el gasoducto de Tuxpan

A pesar de las protestas de pescadores y grupos ambientalistas, en junio de 2019 se concluyó la construcción del gasoducto marino Sur de Texas-Tuxpan.

Es una obra realizada por una sociedad entre TC Energy Corporation (Transcanada) e Infraestructura Energética Nova (IENova).

De acuerdo con el proyecto, el gasoducto representó una inversión de dos mil 500 millones de dólares; la obra permitiría el transporte de dos mil 600 millones de pies cúbicos de gas natural al día, del sur de Estados Unidos y Tuxpan, que es el puerto más cercano al altiplano mexicano.

Son 772 kilómetros de ductos que trasladan gas natural desde Brownsville, Texas, hasta Tuxpan, pasando por Altamira, Tamaulipas, donde se instaló una estación de compresión.

De acuerdo con las empresas involucradas, la construcción del gasoducto generó 3 mil empleos directos.

El 11 de junio de 2019 los trabajos fueron terminados con un retraso de 8 meses.

Un mes antes, el 7 de mayo, la Comisión Federal de Electricidad dio a conocer la intención de renegociar los términos de contratos “leoninos”, como los calificó el titular de la Comisión, Manuel Bartlett, firmados por el pasado gobierno federal con algunas empresas, Transcanada entre ellas.

En efecto, el 25 de junio, unos días después de que Transcanada e IEnova anunciaran la conclusión de los trabajos, la CFE presentó un arbitraje para cambiar algunas cláusulas del contrato, sobre todo las que hacen referencia a la responsabilidad en casos de fuerza mayor.

Habría que decir que el proyecto recibió, desde su inicio, el rechazo de grupos de ambientalistas y pescadores, quienes han protestado por el impacto que ocasionaría al medio ambiente. A pesar de ello, prácticamente todas las autoridades municipales por donde atraviesan los ductos dieron su visto bueno al proyecto.

Esta Navidad, el gasoducto volvió a ser noticia; no por la derrama que implicó su construcción, ni por el suministro de gas natural a nuestro país, ni por la renegociación del contrato, sino por una fuga en un lugar cercano a las comunidades Monte Grande y Banderas.

De inicio, la Secretaría de Protección Civil dio a conocer que fue un venteo controlado por un alza de presión. Sin embargo, un día después el Ayuntamiento tuxpeño reveló que tras los dictámenes se dedujo que la fuga de gas se originó por la fractura en una de las válvulas de emergencia, “consecuencia de una alza de presión”, lo que ocasionó daños a las tuberías.

El suceso, de acuerdo con el gobierno local, no tuvo que ver con el “venteo programado” a que se refirió la Secretaría de Protección Civil.

Es un tema que las autoridades deben atender para reducir a los mínimos niveles posibles el riesgo para la población, y evitar el impacto ambiental que podría provocar una fuga mayor.

COATEPEC, LA AUSENCIA DE LA AUTORIDAD

En Coatepec nos reportan que cansado de las peticiones de apoyo para posadas y fiestas de fin de año, el alcalde Enrique Fernández Peredo optó por hacerse ojo de hormiga y dejó de ir a Palacio Municipal.

Desde hace una semana el edil simplemente desapareció; no pone un pie en el Palacio, que permanece casi vacío; y de no ser por un puñado de trabajadores que hacen guardia, el edificio parecería desolado.

¿Y los servicios? Pues a medias: hay calles con deficiencias en el alumbrado y colonias donde desde hace días no pasa el camión recolector de desechos.

En Coatepec siguen las quejas por el deterioro que presentan algunas calles de la cabecera.

Mientras eso ocurre, el alcalde parece más emocionado por su proyecto para abrir los pasillos subterráneos que comunicaban hace un siglo al centro del lugar, que preocupado por atender las necesidades básicas de la población.

Pareciera que el edil está muy ilusionado con su proyecto político; construye escenarios imaginarios, futuristas, pero descuida la imagen, cada vez peor, que los ciudadanos de su municipio tienen de su trabajo.

A pesar de las protestas de pescadores y grupos ambientalistas, en junio de 2019 se concluyó la construcción del gasoducto marino Sur de Texas-Tuxpan.

Es una obra realizada por una sociedad entre TC Energy Corporation (Transcanada) e Infraestructura Energética Nova (IENova).

De acuerdo con el proyecto, el gasoducto representó una inversión de dos mil 500 millones de dólares; la obra permitiría el transporte de dos mil 600 millones de pies cúbicos de gas natural al día, del sur de Estados Unidos y Tuxpan, que es el puerto más cercano al altiplano mexicano.

Son 772 kilómetros de ductos que trasladan gas natural desde Brownsville, Texas, hasta Tuxpan, pasando por Altamira, Tamaulipas, donde se instaló una estación de compresión.

De acuerdo con las empresas involucradas, la construcción del gasoducto generó 3 mil empleos directos.

El 11 de junio de 2019 los trabajos fueron terminados con un retraso de 8 meses.

Un mes antes, el 7 de mayo, la Comisión Federal de Electricidad dio a conocer la intención de renegociar los términos de contratos “leoninos”, como los calificó el titular de la Comisión, Manuel Bartlett, firmados por el pasado gobierno federal con algunas empresas, Transcanada entre ellas.

En efecto, el 25 de junio, unos días después de que Transcanada e IEnova anunciaran la conclusión de los trabajos, la CFE presentó un arbitraje para cambiar algunas cláusulas del contrato, sobre todo las que hacen referencia a la responsabilidad en casos de fuerza mayor.

Habría que decir que el proyecto recibió, desde su inicio, el rechazo de grupos de ambientalistas y pescadores, quienes han protestado por el impacto que ocasionaría al medio ambiente. A pesar de ello, prácticamente todas las autoridades municipales por donde atraviesan los ductos dieron su visto bueno al proyecto.

Esta Navidad, el gasoducto volvió a ser noticia; no por la derrama que implicó su construcción, ni por el suministro de gas natural a nuestro país, ni por la renegociación del contrato, sino por una fuga en un lugar cercano a las comunidades Monte Grande y Banderas.

De inicio, la Secretaría de Protección Civil dio a conocer que fue un venteo controlado por un alza de presión. Sin embargo, un día después el Ayuntamiento tuxpeño reveló que tras los dictámenes se dedujo que la fuga de gas se originó por la fractura en una de las válvulas de emergencia, “consecuencia de una alza de presión”, lo que ocasionó daños a las tuberías.

El suceso, de acuerdo con el gobierno local, no tuvo que ver con el “venteo programado” a que se refirió la Secretaría de Protección Civil.

Es un tema que las autoridades deben atender para reducir a los mínimos niveles posibles el riesgo para la población, y evitar el impacto ambiental que podría provocar una fuga mayor.

COATEPEC, LA AUSENCIA DE LA AUTORIDAD

En Coatepec nos reportan que cansado de las peticiones de apoyo para posadas y fiestas de fin de año, el alcalde Enrique Fernández Peredo optó por hacerse ojo de hormiga y dejó de ir a Palacio Municipal.

Desde hace una semana el edil simplemente desapareció; no pone un pie en el Palacio, que permanece casi vacío; y de no ser por un puñado de trabajadores que hacen guardia, el edificio parecería desolado.

¿Y los servicios? Pues a medias: hay calles con deficiencias en el alumbrado y colonias donde desde hace días no pasa el camión recolector de desechos.

En Coatepec siguen las quejas por el deterioro que presentan algunas calles de la cabecera.

Mientras eso ocurre, el alcalde parece más emocionado por su proyecto para abrir los pasillos subterráneos que comunicaban hace un siglo al centro del lugar, que preocupado por atender las necesidades básicas de la población.

Pareciera que el edil está muy ilusionado con su proyecto político; construye escenarios imaginarios, futuristas, pero descuida la imagen, cada vez peor, que los ciudadanos de su municipio tienen de su trabajo.