/ domingo 20 de junio de 2021

Trenes y torres más grandes se han caído

A partir del movimiento democrático de 1988 la izquierda mexicana se posicionó en la Ciudad de México como proyecto político de cambio democrático, cuya proyección diez años después permitió su consolidación al obtener el triunfo para ejercer el gobierno capitalino, desde las trincheras construidas por el PRD.

Los usufructuarios de la izquierda, que llegaron al gobierno de la CdMx, no fueron los fundadores del partido comunista mexicano, ni los luchadores sociales que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, ni en las manifestaciones de 1971, disuelta esta última con policías vestidos de civil, identificados como “halcones”, y cuya autoría se le atribuye al entonces regente de la Ciudad de México Alfonso Martínez Dominguez.

El expresidente Luis Echeverría, sucesor de Gustavo Díaz Ordaz e impulsor de José López Portillo, acudió a la policía secreta y a la fuerza pública para reprimir a quienes exigían libertad e igualdad en todos los órdenes de la vida y que se pusiera fin a la discriminación y a la pobreza, mediante la aplicación de la justicia distributiva desde el gobierno.

Los usufructuarios o beneficiarios del cambio democrático fueron entre otros, Andrés Manuel López Obrador y su camarilla, quienes apoyados por el ingeniero Cuauhtémoc Cardenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, se apoderaron del PRD para enseguida obtener el gobierno de la CdMx, que desde el año 2000 ha sido un bastión del líder tabasqueño y sus aliados.

En la elección del pasado 6 de junio los votantes capitalinos, a los que bautizó el señor Presidente como “clasemedieros y aspiracionistas”, votaron en contra del partido oficial Morena, contando de tajo las aspiraciones presidenciales de la gobernadora Claudia Sheimbaun, quien a su vez, distraída en la lucha por la sucesión presidencial, en vez de gobernar a la gran ciudad, destinó su tiempo a desgastar políticamente a su principal adversario en la sucesión, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón.

Claudia Sheinbaum responsabiliza a Marcelo Ebrard de la tragedia en la Línea 12 del Metro y el descuido en sus funciones por encubrir a Florencia Serranía, directora general del Metro, dieron como resultado que su partido Morena haya perdido la mayoría de las alcaldías capitalinas, lo que generó su expulsión del grupo de aspirantes para llegar a Palacio Nacional.

A partir del movimiento democrático de 1988 la izquierda mexicana se posicionó en la Ciudad de México como proyecto político de cambio democrático, cuya proyección diez años después permitió su consolidación al obtener el triunfo para ejercer el gobierno capitalino, desde las trincheras construidas por el PRD.

Los usufructuarios de la izquierda, que llegaron al gobierno de la CdMx, no fueron los fundadores del partido comunista mexicano, ni los luchadores sociales que participaron en el movimiento estudiantil de 1968, ni en las manifestaciones de 1971, disuelta esta última con policías vestidos de civil, identificados como “halcones”, y cuya autoría se le atribuye al entonces regente de la Ciudad de México Alfonso Martínez Dominguez.

El expresidente Luis Echeverría, sucesor de Gustavo Díaz Ordaz e impulsor de José López Portillo, acudió a la policía secreta y a la fuerza pública para reprimir a quienes exigían libertad e igualdad en todos los órdenes de la vida y que se pusiera fin a la discriminación y a la pobreza, mediante la aplicación de la justicia distributiva desde el gobierno.

Los usufructuarios o beneficiarios del cambio democrático fueron entre otros, Andrés Manuel López Obrador y su camarilla, quienes apoyados por el ingeniero Cuauhtémoc Cardenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo, se apoderaron del PRD para enseguida obtener el gobierno de la CdMx, que desde el año 2000 ha sido un bastión del líder tabasqueño y sus aliados.

En la elección del pasado 6 de junio los votantes capitalinos, a los que bautizó el señor Presidente como “clasemedieros y aspiracionistas”, votaron en contra del partido oficial Morena, contando de tajo las aspiraciones presidenciales de la gobernadora Claudia Sheimbaun, quien a su vez, distraída en la lucha por la sucesión presidencial, en vez de gobernar a la gran ciudad, destinó su tiempo a desgastar políticamente a su principal adversario en la sucesión, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón.

Claudia Sheinbaum responsabiliza a Marcelo Ebrard de la tragedia en la Línea 12 del Metro y el descuido en sus funciones por encubrir a Florencia Serranía, directora general del Metro, dieron como resultado que su partido Morena haya perdido la mayoría de las alcaldías capitalinas, lo que generó su expulsión del grupo de aspirantes para llegar a Palacio Nacional.