/ domingo 15 de noviembre de 2020

Una mujer contra el mundo

Una mujer contra el mundo

Entre más belicosa sigue poniéndose la magistrada expresidenta del Tribunal Superior de Justicia, TSJ, Sofía Martínez Huerta, más "trapitos al sol" le están tendiendo.

A primera vista se intuiría "un mano a mano" con su hacedor, el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, de quien aseguró que la amenazó si se resistía a entregar la renuncia.

Pero si de por medio hay varias cositas inverosímiles en su haber y que, bueno, están en el palenque político, social y mediático, entonces, de seguro la autoridad tiene "más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa".

De lo contrario, le estarían dando razones de peso y con peso para defenderse.

Hacienda porfirista

Por ejemplo, que como presidenta del TSJ tenía un sueldo mensual de 169 mil pesos y que, ni siquiera, vaya, el gobernador de la 4T gana (58 mil mensuales) y que le toleraron, ni tampoco el mismito presidente de la república (109 mil al mes).

Además, claro, de viáticos suficientes para hospedar a uno que otro funcionario en hoteles de cinco estrellas y con comiditas de más de 5 mil pesos.

El otro agravante trascendido son los nombramientos a sus hijos.

Incluso, cuando un hijo quedó sin chamba (parece removido por Cisneros Burgos como secretario particular) despidió al jefe de prensa, un músico, para dar cabida al hijo, como si el TSJ fuera una hacienda porfirista y ella la dueña y la capataz.

En otro trascendido, los malquerientes hablan de una mansión que de pronto llegó a su vida...sabrá el chamán.

Prebendas y privilegios

La expresidenta del TSJ sigue defendiendo (sin ninguna posibilidad) la parcela de poder que le otorgaran. Y, de entrada, resulta lógico. Por ejemplo:

Además del salario mensual, incluida la compensación, otros ingresos adicionales, quizá, digamos, de ley instituidos desde años anteriores.

Una gratificación anual de 15 mil 515.35 pesos. Un estímulo anual a servidores públicos por 46 mil 546.06 pesos. Un bono anual por despensa de 2 mil 900 pesos.

Una prima vacacional semestral de 7 mil 757.68 pesos. Aguinaldo de 15 mil 515.35 pesos. Una ayuda mensual para despensa o similares por 207.86 pesos.

Una gratificación extraordinaria semestral de 5 mil 773.25 pesos. Seguros de vida por 37 mil 602.64 (alcalorpolítico).
La 4T, pues.

Y, bueno, en un Veracruz donde 6 de los 8 millones de habitantes viven "atrapados y sin salida" en la pobreza y la miseria, medio millón haciendo solo dos comidas al día, y mal comidas, dada la precariedad, y uno de cada tres jefes de familia llevando el itacate a casa con el ingresito derivado del changarro público, una funcionaria así, y más, mucho más, en la purificación moral, la honestidad valiente y la austeridad franciscana, resultan insólitos tantos privilegios y prebendas.

Destituida, pelea con todo su reinstalación. Lanzada del paraíso, ya nunca más el templo podrá abrirse. Su causa está perdida.

Rafagueo contra Éric Cisneros

El secretario General de Gobierno la impuso y la pichada le salió mal. Le faltó poner la lupa, los lentes de aumento y el microscopio social y económico y político y sicológico para tomar la decisión.

Por fortuna, el sistema político es generoso. Si el jefe, por ejemplo, se equivoca, nada pasa. Enmienda, vuelve a mandar y todos para adelante empujando la carreta.

La circunstancia ha de servir de lección. En las semanas que caminan, la ex presidenta ha disparado más balas en contra de Cisneros Burgos que balazos en fuego cruzado entre malandros y policías.

La autoridad ya hizo todo. Y si la ex presidenta sigue con el reality-show, la mejor estrategia, dice el sicólogo del barrio, es ignorar las balandronadas, a menos, claro, que interpongan una denuncia penal en su contra para aclarar paradas de los excesos cometidos en nombre de la 4T.



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Entre más belicosa sigue poniéndose la magistrada expresidenta del Tribunal Superior de Justicia, TSJ, Sofía Martínez Huerta, más "trapitos al sol" le están tendiendo.

A primera vista se intuiría "un mano a mano" con su hacedor, el secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos, de quien aseguró que la amenazó si se resistía a entregar la renuncia.

Pero si de por medio hay varias cositas inverosímiles en su haber y que, bueno, están en el palenque político, social y mediático, entonces, de seguro la autoridad tiene "más que los pelos de la burra en la mano, la burra completa".

De lo contrario, le estarían dando razones de peso y con peso para defenderse.

Hacienda porfirista

Por ejemplo, que como presidenta del TSJ tenía un sueldo mensual de 169 mil pesos y que, ni siquiera, vaya, el gobernador de la 4T gana (58 mil mensuales) y que le toleraron, ni tampoco el mismito presidente de la república (109 mil al mes).

Además, claro, de viáticos suficientes para hospedar a uno que otro funcionario en hoteles de cinco estrellas y con comiditas de más de 5 mil pesos.

El otro agravante trascendido son los nombramientos a sus hijos.

Incluso, cuando un hijo quedó sin chamba (parece removido por Cisneros Burgos como secretario particular) despidió al jefe de prensa, un músico, para dar cabida al hijo, como si el TSJ fuera una hacienda porfirista y ella la dueña y la capataz.

En otro trascendido, los malquerientes hablan de una mansión que de pronto llegó a su vida...sabrá el chamán.

Prebendas y privilegios

La expresidenta del TSJ sigue defendiendo (sin ninguna posibilidad) la parcela de poder que le otorgaran. Y, de entrada, resulta lógico. Por ejemplo:

Además del salario mensual, incluida la compensación, otros ingresos adicionales, quizá, digamos, de ley instituidos desde años anteriores.

Una gratificación anual de 15 mil 515.35 pesos. Un estímulo anual a servidores públicos por 46 mil 546.06 pesos. Un bono anual por despensa de 2 mil 900 pesos.

Una prima vacacional semestral de 7 mil 757.68 pesos. Aguinaldo de 15 mil 515.35 pesos. Una ayuda mensual para despensa o similares por 207.86 pesos.

Una gratificación extraordinaria semestral de 5 mil 773.25 pesos. Seguros de vida por 37 mil 602.64 (alcalorpolítico).
La 4T, pues.

Y, bueno, en un Veracruz donde 6 de los 8 millones de habitantes viven "atrapados y sin salida" en la pobreza y la miseria, medio millón haciendo solo dos comidas al día, y mal comidas, dada la precariedad, y uno de cada tres jefes de familia llevando el itacate a casa con el ingresito derivado del changarro público, una funcionaria así, y más, mucho más, en la purificación moral, la honestidad valiente y la austeridad franciscana, resultan insólitos tantos privilegios y prebendas.

Destituida, pelea con todo su reinstalación. Lanzada del paraíso, ya nunca más el templo podrá abrirse. Su causa está perdida.

Rafagueo contra Éric Cisneros

El secretario General de Gobierno la impuso y la pichada le salió mal. Le faltó poner la lupa, los lentes de aumento y el microscopio social y económico y político y sicológico para tomar la decisión.

Por fortuna, el sistema político es generoso. Si el jefe, por ejemplo, se equivoca, nada pasa. Enmienda, vuelve a mandar y todos para adelante empujando la carreta.

La circunstancia ha de servir de lección. En las semanas que caminan, la ex presidenta ha disparado más balas en contra de Cisneros Burgos que balazos en fuego cruzado entre malandros y policías.

La autoridad ya hizo todo. Y si la ex presidenta sigue con el reality-show, la mejor estrategia, dice el sicólogo del barrio, es ignorar las balandronadas, a menos, claro, que interpongan una denuncia penal en su contra para aclarar paradas de los excesos cometidos en nombre de la 4T.



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