Rosa María Campos
Científicos, ecologistas y místicos opinan que todo acontecimiento “impactante” de la naturaleza es respuesta a nuestro nivel de conciencia, clave en sus acomodos, reajustes y de las sorpresas que nos da. Ella es nuestro espejo. Si la amamos nos ama; si la maltratamos, nos maltrata. Nuestra actitud buena o mala hacia ella será la misma que nos devolverá. Considerando lo expuesto trascribo para ustedes parte del manifiesto de las 13 abuelas indígenas agrupadas en el "Consejo Internacional de las Trece Abuelas Indígenas": “Nos hemos unido como una sola mujer en una alianza de oración, educación y sanación para la Madre Tierra.
Trabajamos por todos sus habitantes y por todos los niños de las próximas siete generaciones. Estamos profundamente horrorizadas por la destrucción sin precedente de la Madre Tierra, por la contaminación del aire, agua y suelo; por las atrocidades de la guerra, el azote global de la pobreza, la amenaza de las bombas nucleares, el derroche de la prevaleciente cultura del materialismo, las epidemias que amenazan la salud de los seres de la Tierra, la explotación de las medicinas indígenas y la destrucción de nuestros modos de vida. Nosotras creemos que nuestras maneras pacíficas de gestión y modos ancestrales de oración y sanación son vitalmente necesarias en estos tiempos. Las Abuelas, creyentes fervientes de que las enseñanzas de sus ancestros iluminarán el camino por el futuro incierto, enviaron su manifiesto desde selva Amazónica, el Círculo Polar Ártico de Norte América, el gran bosque del noroeste americano, de las vastas planicies de Norte América, de los altiplanos de América Central, de las BlacksHills del sur de Dakota, de las montañas de Oaxaca, del desierto del sudoeste de América.
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