Rosa María Campos
Ellos, oponentes del consumismo han organizado exitoso movimiento que ha aglutinado a más de un millón de personas de clase media, quienes ahora se dan a la tarea de buscar sus alimentos en huertas urbanas y regalar todo lo que les sobra. Estos nuevos revolucionarios a quienes se les conoce con el nombre de “freeganos” están en Argentina, Estados Unidos, Brasil, España, Corea, Estonia, Suiza, Gran Bretaña y México. Su líder, de alcance internacional es Ariel Rodríguez Bosio, quien define a un “freegano” en la forma siguiente: “una mezcla de vegano (que no come animales ni sus derivados) y free”, que significa libre en inglés. Ariel, con menos de 40 años, es un argentino apuesto, atlético, de mirada profunda, instructor de Kung Fu y Tai Chi que viste con ropa al estilo indio de India o deportiva, sin marca. Su desodorante es un limón. No tiene celular, no ve televisión. Procura vivir sin dinero para sembrar una nueva cultura que deje de alimentar a nuestra actual sociedad de la inequidad. “El freeganismo, aclara Ariel no es vivir de las sobras de los otros, sino de las sobras de la naturaleza. Algunos de nosotros solo comemos verduras crudas, lo que se conoce como 'crudiveganismo'”.
Es en Buenos Aires donde vive Rodríguez Bosio cuyo único bien de consumo es una computadora porque le sirve para difundir las bondades de la 'alimentación viva', vegana, cruda, y la medicina natural. Su departamento ubicado en un barrio de clase media, tiene como mayor lujo un ventanal. El sale a diario con su perro a recorrer su barrio. Revisa los basureros para recuperar todo lo que pueda ser usado. Se trepa como mono a un árbol frutal para llevarse, sin dinero, un tesoro que le ofrece la naturaleza. En los mercados le conocen bien los verduleros quienes le guardan la verdura que no pudieron vender, misma que de no ser por él, tirarían a la basura.
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