/ miércoles 21 de junio de 2023

Mujeres construyen su propio camino en el teatro: Diana Anaid

Diana Anaid y sus compañeros de La Batuca Roja fueron invitados nuevamente a participar en el Festival de la Joven Dramaturgia

En el teatro de México, las mujeres estamos haciendo una revolución porque vamos abriendo caminos para hacer escuchar nuestras voces”, expresa en entrevista la xalapeña Diana Anaid Vásquez.

La dramaturga, actriz y directora de teatro pertenece a una generación de jóvenes que sobresalen en el país y el extranjero por una característica en común: no esperan que alguien las llame para formar parte de un proyecto, ellas son creadoras o codirectoras de compañías o colectivos.

En este contexto, la cofundadora de La Butaca Roja y Caja Monstruo opina que la del teatro es una carrera de resistencia donde hay que tomar el control y es mucho más fácil hacerlo rodeada de mujeres que inspiran.

Por dramaturgia, dirección o actuación, de Xalapa nombra a Lucila Castillo, Isabel Quiroz, Ingrid Cebada, Estefanía Norato y Ana Lucía Ramírez, quienes la motivan a seguir en el camino cuando las dudas se presentan y le hacen estar a prueba constante.

Con 33 años de edad, Diana Anaid y sus compañeros de La Batuca Roja han llevado a escena obras que han recibido apoyos estatales y federales y, hace unos días, la escritora fue seleccionada por segunda ocasión para participar en el Festival de la Joven Dramaturgia.

Asistir a este encuentro, considerado uno de los más representativos del teatro que se produce en México e Iberoamérica, le hace saber que va por el camino correcto, pese a las dudas, los desafíos y las crisis con las que regularmente va aparejada la vida de un creador de arte.

Diana Anaid nos relata, ¿cómo llegó al teatro?

Estar donde está ahora no es un golpe de suerte, es trabajo y, más que constancia, necedad, dice quien se recuerda desde temprana edad como escritora de poemas pero sin interés por el teatro.

Ella cuenta con título en Administración de Negocios Internacionales y estudiar Teatro de manera profesional fue un tanto casual. Con cierta gracia, rememora la etapa en la cual creía que debía aprovechar el tiempo al máximo.

En esa búsqueda por aprender llegó a la Escuela Industrial Concepción Quirós Pérez, al taller de teatro con Enrique Espinosa; ahí, le dijeron, le enseñarían a llorar, y le pareció chistoso.

En su primer encuentro con las artes escénicas dice haber descubierto que a eso se quería dedicar, pero antes tuvo que concluir su primera carrera profesional. Así lo determinaron sus padres.

Quien hoy empieza a notar un reconocimiento a su trabajo y opina ya hay una consolidación de La Butaca Roja sonríe al recordar que no obtuvo un lugar en la Universidad Veracruzana cuando aspiró a ingresar a la Facultad de Teatro.

Diana formó parte de un programa especial de ampliación de lugares. Así fue su entrada a la Facultad, donde, comenta, halló herramientas pero, lo más importante, descubrió la importancia de las colaboraciones.

De La Butaca Roja celebra haber encontrado a sus compañeros de profesión Édgar Ponce, Iris Ladrón de Guevara y Víctor Manuel Robles, a quienes el respeto, la tolerancia y la pasión por el teatro los ha mantenido unidos por siete años.

Trata de personas, migración, extorsión, drogas, abandono, discriminación y xenofobia, violencia en los espacios públicos y la fragilidad de la masculinidad en entornos rurales son algunos de los temas que han abordado.

Para nosotros es importante hacer un teatro honesto, cercano a la gente, y también con el deseo de llegar a los adolescentes y juventud temprana”, expone.

Algunas de las obras que les han permitido estar ante público de Veracruz, de otras entidades y del extranjero son “Golondrinas”, “Niñas y bestias”, “Todos somos la noche”, “Cartas a Nicolás” y “En invierno mueren los cuervos”.

Caja Monstruo, que es un espacio más individual, cuenta con la producción de Nintendo 04.

Diana no puede decir que se siente mejor como dramaturga o actriz, o como directora, asistente o al estar en el área técnica.

Mi vida sí cambió con el teatro. Hoy siento que encontré mi vocación y que tengo la capacidad de hacer cosas, de compartir mi visión del mundo; me gustaría hacer del teatro una forma de vida y entiendo que el camino del artista es difícil, pero si se camina en compañía es más sencillo”, declara.

Las personas interesadas en dar seguimiento a las próximas actividades del colectivo y de Diana Anaid pueden hacerlo en Facebook @Labutacarojacolectivo.

En el teatro de México, las mujeres estamos haciendo una revolución porque vamos abriendo caminos para hacer escuchar nuestras voces”, expresa en entrevista la xalapeña Diana Anaid Vásquez.

La dramaturga, actriz y directora de teatro pertenece a una generación de jóvenes que sobresalen en el país y el extranjero por una característica en común: no esperan que alguien las llame para formar parte de un proyecto, ellas son creadoras o codirectoras de compañías o colectivos.

En este contexto, la cofundadora de La Butaca Roja y Caja Monstruo opina que la del teatro es una carrera de resistencia donde hay que tomar el control y es mucho más fácil hacerlo rodeada de mujeres que inspiran.

Por dramaturgia, dirección o actuación, de Xalapa nombra a Lucila Castillo, Isabel Quiroz, Ingrid Cebada, Estefanía Norato y Ana Lucía Ramírez, quienes la motivan a seguir en el camino cuando las dudas se presentan y le hacen estar a prueba constante.

Con 33 años de edad, Diana Anaid y sus compañeros de La Batuca Roja han llevado a escena obras que han recibido apoyos estatales y federales y, hace unos días, la escritora fue seleccionada por segunda ocasión para participar en el Festival de la Joven Dramaturgia.

Asistir a este encuentro, considerado uno de los más representativos del teatro que se produce en México e Iberoamérica, le hace saber que va por el camino correcto, pese a las dudas, los desafíos y las crisis con las que regularmente va aparejada la vida de un creador de arte.

Diana Anaid nos relata, ¿cómo llegó al teatro?

Estar donde está ahora no es un golpe de suerte, es trabajo y, más que constancia, necedad, dice quien se recuerda desde temprana edad como escritora de poemas pero sin interés por el teatro.

Ella cuenta con título en Administración de Negocios Internacionales y estudiar Teatro de manera profesional fue un tanto casual. Con cierta gracia, rememora la etapa en la cual creía que debía aprovechar el tiempo al máximo.

En esa búsqueda por aprender llegó a la Escuela Industrial Concepción Quirós Pérez, al taller de teatro con Enrique Espinosa; ahí, le dijeron, le enseñarían a llorar, y le pareció chistoso.

En su primer encuentro con las artes escénicas dice haber descubierto que a eso se quería dedicar, pero antes tuvo que concluir su primera carrera profesional. Así lo determinaron sus padres.

Quien hoy empieza a notar un reconocimiento a su trabajo y opina ya hay una consolidación de La Butaca Roja sonríe al recordar que no obtuvo un lugar en la Universidad Veracruzana cuando aspiró a ingresar a la Facultad de Teatro.

Diana formó parte de un programa especial de ampliación de lugares. Así fue su entrada a la Facultad, donde, comenta, halló herramientas pero, lo más importante, descubrió la importancia de las colaboraciones.

De La Butaca Roja celebra haber encontrado a sus compañeros de profesión Édgar Ponce, Iris Ladrón de Guevara y Víctor Manuel Robles, a quienes el respeto, la tolerancia y la pasión por el teatro los ha mantenido unidos por siete años.

Trata de personas, migración, extorsión, drogas, abandono, discriminación y xenofobia, violencia en los espacios públicos y la fragilidad de la masculinidad en entornos rurales son algunos de los temas que han abordado.

Para nosotros es importante hacer un teatro honesto, cercano a la gente, y también con el deseo de llegar a los adolescentes y juventud temprana”, expone.

Algunas de las obras que les han permitido estar ante público de Veracruz, de otras entidades y del extranjero son “Golondrinas”, “Niñas y bestias”, “Todos somos la noche”, “Cartas a Nicolás” y “En invierno mueren los cuervos”.

Caja Monstruo, que es un espacio más individual, cuenta con la producción de Nintendo 04.

Diana no puede decir que se siente mejor como dramaturga o actriz, o como directora, asistente o al estar en el área técnica.

Mi vida sí cambió con el teatro. Hoy siento que encontré mi vocación y que tengo la capacidad de hacer cosas, de compartir mi visión del mundo; me gustaría hacer del teatro una forma de vida y entiendo que el camino del artista es difícil, pero si se camina en compañía es más sencillo”, declara.

Las personas interesadas en dar seguimiento a las próximas actividades del colectivo y de Diana Anaid pueden hacerlo en Facebook @Labutacarojacolectivo.

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