/ domingo 23 de abril de 2023

¡Arte en su máxima expresión! El fandango y su importancia cultural

El fandango está presente incluso en otras naciones como Estados Unidos, Argentina, Colombia y España

Con cinco siglos de historia, el fandango, fiesta cuyo centro es la tarima, goza de una saludable vitalidad, expresa la investigadora Melba Sonderegger, quien comparte una síntesis histórica de esta práctica cultural.

Aunque originalmente se identificaba en la región del Sotavento -Veracruz, Oaxaca y Tabasco-, explica que hoy “el fandango es un fenómeno multilocalizado, transfronterizo”; está presente incluso en otras naciones como Estados Unidos, Argentina, Colombia y España.

Más allá de ubicación geográfica, las características comunes son la tarima, la formación comunitaria y el ser un aglutinante social y de expresión popular, dijo en la Sala Anexa del Centro Cultural Tlaqná, en el ciclo “Música y contexto o el sonido como historia”.

Para que haya fandango tiene que haber tarima, este es su centro. Los músicos y músicas se sitúan alrededor para cantar los versos y tocar los instrumentos. Los bailadores y bailadoras buscan su turno para subirse a bailar, dependiendo del son que sea”.

Aclara que al bailar también se toca un instrumento musical: la tarima, pues en ella los bailarines percuten con sus pies los ritmos del son.

Melba Sonderegger dice que en el fandango hay hora de inicio pero nadie sabe cuándo terminará; puede ser cuando amanece o durar varios días si los músicos se van relevando.

Además, dependiendo de cómo se organicen los bailarines, hay varios sones, como el de pareja; el de montón, donde solo bailan mujeres, y los sones de farol, donde baila un hombre y dos o cuatro mujeres alrededor de él.

¿En el fandango hay ordenamientos?

La respuesta es sí y nombra el cantar versos de saludo y presentación cuando comienza un son y versos de despedida cuando se va a acabar, por eso el fandango inicia con el son del Siquisiri.

“Es el son en donde se cantan versos de bienvenida, donde se pide permiso para cantar, se agradece el convite y se saluda a los concurrentes”.

Al bailar también se toca un instrumento musical: la tarima, pues en ella los bailarines percuten con sus pies los ritmos del son | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

También se pueden ir alternando los sones de montón con algún son de pareja, o ir alternando los que son a tiempo con los que son a contratiempo.

¿Cuál es la historia del fandango?

La integrante del grupo musical “Son ellas” detalla que en la época colonial se les llamó fandangos a las fiestas o bailes populares, y en el proceso de idas y venidas entre la península ibérica y las colonias americanas surgió la hibridación, el mestizaje de influencias barrocas, caribeñas, indígenas y africanas.

También se refirió al que denomina “espíritu contestatario del fandango”, así como a su historia de resistencia y de lucha en contra de la censura. Para ejemplificar menciona que en la época colonial los fandangos eran mal vistos porque sus bailes eran muy sensuales para la época y porque había versada que denunciaba la hipocresía de la iglesia y se burlaba de figuras religiosas.

Pese a la aceptación, el fandango cayó en desuso durante toda la primera mitad del siglo XX y fue a finales de los años 70 cuando surgieron iniciativas de reivindicación del son jarocho campesino y su fandango.

Después de varias generaciones de relevo, sostienen que el fandango goza de saludable vitalidad | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

La estudiosa del son destaca el Movimiento jaranero o Movimiento sonero, que tuvo entre sus impulsores al Mono Blanco y la creación de los encuentros de jaraneros, con posterior enseñanza de requinto, jarana, leona, percusiones y zapateado para formar la generación de relevo de los viejos campesinos que todavía sabían son jarocho. También se organizaron fandangos.

Después de varias generaciones de relevo, sostiene que el fandango goza de saludable vitalidad.

Son jarocho

Entre otras funciones del son jarocho, enumera que ha sido fuente de cortejo, portavoz de luchas sociales, crítico con las políticas migratorias, con la depredación ambiental que sufren algunas regiones y con las prácticas patriarcales y machistas.

“También el son jarocho ha sido medio de subsistencia, como con los mal llamados músicos marisqueros; así como también ha sido un recurso identitario para migrantes en el extranjero, pero también se ha subido a los escenarios para presentarse ante el público”.

En escena señala la diversificación, pues hay son jarocho blanco, son jarocho tradicional, son jarocho fusión y son jarocho de nueva creación. Enfatiza que toda práctica cultural, mientras permanezca viva, vigente entre los sujetos sociales, va a encontrar medios para ejecutarse e inútil sería comparar sus diferentes vertientes.

Difusión Cultura-UV

La charla formó parte de la presentación musical anunciada como Fandango por Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana, cuando era un concierto y palomazo, lo que generó polémica en redes sociales.

La tarima no estaría presente al ser la Sala Anexa un espacio creado para música clásica –de concierto–. Tras las críticas, la actividad tuvo tres tiempos, presentación del grupo Nematatlín Jarocho, palomazo y una fiesta con tarima, fuera de la sala.

A diferencia de otras actividades convocadas por Difusión Cultural, esta no tuvo tanto público, pero el que estuvo se mostró entusiasta ante El Siquisirí, El Huateque, El Balajú, El Cascabel y El Colás, por mencionar algunos sones.

La velada transcurrió entre música, anécdotas y picardía, una de las esencias del son jarocho, dijo Salvador Peña Cadeza, director del ensamble.

La charla formó parte de la presentación musical anunciada como Fandango por Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

En el palomazo, cerca de 15 músicos, incluidos el pianista Édgar Dorantes, tocaron cuatro sones, entre ellos El Toro Zacamandú y El Colás. Rafael Figueroa compartió algunos versos.

Fuera de la sala, en la tarima estuvo el Ballet Folklórico del Puerto de Veracruz y público de diferentes edades que se sumó a la fiesta, en la cual también hubo toritos de cacahuate, licor de anís y garnachas de Rinconada.

Melba Sonderegger celebró que ese 19 de abril se haya podido constatar en Xalapa la diversidad de caminos que ha tomado el son jarocho y que “los fandangos se realizan allá donde los dejen y donde no los dejen, también”.

Con cinco siglos de historia, el fandango, fiesta cuyo centro es la tarima, goza de una saludable vitalidad, expresa la investigadora Melba Sonderegger, quien comparte una síntesis histórica de esta práctica cultural.

Aunque originalmente se identificaba en la región del Sotavento -Veracruz, Oaxaca y Tabasco-, explica que hoy “el fandango es un fenómeno multilocalizado, transfronterizo”; está presente incluso en otras naciones como Estados Unidos, Argentina, Colombia y España.

Más allá de ubicación geográfica, las características comunes son la tarima, la formación comunitaria y el ser un aglutinante social y de expresión popular, dijo en la Sala Anexa del Centro Cultural Tlaqná, en el ciclo “Música y contexto o el sonido como historia”.

Para que haya fandango tiene que haber tarima, este es su centro. Los músicos y músicas se sitúan alrededor para cantar los versos y tocar los instrumentos. Los bailadores y bailadoras buscan su turno para subirse a bailar, dependiendo del son que sea”.

Aclara que al bailar también se toca un instrumento musical: la tarima, pues en ella los bailarines percuten con sus pies los ritmos del son.

Melba Sonderegger dice que en el fandango hay hora de inicio pero nadie sabe cuándo terminará; puede ser cuando amanece o durar varios días si los músicos se van relevando.

Además, dependiendo de cómo se organicen los bailarines, hay varios sones, como el de pareja; el de montón, donde solo bailan mujeres, y los sones de farol, donde baila un hombre y dos o cuatro mujeres alrededor de él.

¿En el fandango hay ordenamientos?

La respuesta es sí y nombra el cantar versos de saludo y presentación cuando comienza un son y versos de despedida cuando se va a acabar, por eso el fandango inicia con el son del Siquisiri.

“Es el son en donde se cantan versos de bienvenida, donde se pide permiso para cantar, se agradece el convite y se saluda a los concurrentes”.

Al bailar también se toca un instrumento musical: la tarima, pues en ella los bailarines percuten con sus pies los ritmos del son | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

También se pueden ir alternando los sones de montón con algún son de pareja, o ir alternando los que son a tiempo con los que son a contratiempo.

¿Cuál es la historia del fandango?

La integrante del grupo musical “Son ellas” detalla que en la época colonial se les llamó fandangos a las fiestas o bailes populares, y en el proceso de idas y venidas entre la península ibérica y las colonias americanas surgió la hibridación, el mestizaje de influencias barrocas, caribeñas, indígenas y africanas.

También se refirió al que denomina “espíritu contestatario del fandango”, así como a su historia de resistencia y de lucha en contra de la censura. Para ejemplificar menciona que en la época colonial los fandangos eran mal vistos porque sus bailes eran muy sensuales para la época y porque había versada que denunciaba la hipocresía de la iglesia y se burlaba de figuras religiosas.

Pese a la aceptación, el fandango cayó en desuso durante toda la primera mitad del siglo XX y fue a finales de los años 70 cuando surgieron iniciativas de reivindicación del son jarocho campesino y su fandango.

Después de varias generaciones de relevo, sostienen que el fandango goza de saludable vitalidad | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

La estudiosa del son destaca el Movimiento jaranero o Movimiento sonero, que tuvo entre sus impulsores al Mono Blanco y la creación de los encuentros de jaraneros, con posterior enseñanza de requinto, jarana, leona, percusiones y zapateado para formar la generación de relevo de los viejos campesinos que todavía sabían son jarocho. También se organizaron fandangos.

Después de varias generaciones de relevo, sostiene que el fandango goza de saludable vitalidad.

Son jarocho

Entre otras funciones del son jarocho, enumera que ha sido fuente de cortejo, portavoz de luchas sociales, crítico con las políticas migratorias, con la depredación ambiental que sufren algunas regiones y con las prácticas patriarcales y machistas.

“También el son jarocho ha sido medio de subsistencia, como con los mal llamados músicos marisqueros; así como también ha sido un recurso identitario para migrantes en el extranjero, pero también se ha subido a los escenarios para presentarse ante el público”.

En escena señala la diversificación, pues hay son jarocho blanco, son jarocho tradicional, son jarocho fusión y son jarocho de nueva creación. Enfatiza que toda práctica cultural, mientras permanezca viva, vigente entre los sujetos sociales, va a encontrar medios para ejecutarse e inútil sería comparar sus diferentes vertientes.

Difusión Cultura-UV

La charla formó parte de la presentación musical anunciada como Fandango por Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana, cuando era un concierto y palomazo, lo que generó polémica en redes sociales.

La tarima no estaría presente al ser la Sala Anexa un espacio creado para música clásica –de concierto–. Tras las críticas, la actividad tuvo tres tiempos, presentación del grupo Nematatlín Jarocho, palomazo y una fiesta con tarima, fuera de la sala.

A diferencia de otras actividades convocadas por Difusión Cultural, esta no tuvo tanto público, pero el que estuvo se mostró entusiasta ante El Siquisirí, El Huateque, El Balajú, El Cascabel y El Colás, por mencionar algunos sones.

La velada transcurrió entre música, anécdotas y picardía, una de las esencias del son jarocho, dijo Salvador Peña Cadeza, director del ensamble.

La charla formó parte de la presentación musical anunciada como Fandango por Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana | Foto: David Bello | Diario de Xalapa

En el palomazo, cerca de 15 músicos, incluidos el pianista Édgar Dorantes, tocaron cuatro sones, entre ellos El Toro Zacamandú y El Colás. Rafael Figueroa compartió algunos versos.

Fuera de la sala, en la tarima estuvo el Ballet Folklórico del Puerto de Veracruz y público de diferentes edades que se sumó a la fiesta, en la cual también hubo toritos de cacahuate, licor de anís y garnachas de Rinconada.

Melba Sonderegger celebró que ese 19 de abril se haya podido constatar en Xalapa la diversidad de caminos que ha tomado el son jarocho y que “los fandangos se realizan allá donde los dejen y donde no los dejen, también”.

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