Una hernia inguinal ocurre cuando una porción de tejido, como una parte de los intestinos generalmente el intestino grueso, empuja hacia afuera a través de un lugar debilitado en los músculos abdominales.
Por lo general, una hernia inguinal no es peligrosa pero si no mejora, puede llegar a provocar afectaciones potencialmente mortales, por lo que es de suma importancia estar atentos.
Estas hernias pueden provocar restricciones del abastecimiento de sangre hacia el intestino herniado y, en su defecto, provocar una emergencia médica.
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Se pueden producir desde el nacimiento, aunque en ocasiones también ocurren en edades avanzadas, cuando los músculos se debilitan o se deterioran como consecuencia de la edad, la actividad física intensa, embarazos, sobrepeso, estreñimiento, entre otras causas.
¿Cuáles son los síntomas?
Se pueden presentar:
- Dolor e hinchazón alrededor de los testículos
- Debilidad o presión en la ingle
- Una sensación de pesadez o arrastre en la ingle
- Dolor o incomodidad en la ingle, especialmente al inclinarse, toser o levantar peso
- Sensación de ardor o de dolor en el área del bulto
- Un bulto en el área sobre cualquiera de los lados del pubis, que se hace más notorio cuando se está erguido
¿Se pueden prevenir?
Los recién nacidos y niños pueden presentar también las hernias inguinales. Si la hernia no se puede empujar hacia adentro, sus contenidos pueden quedar atrapados en la pared abdominal.
Es importante señalar que una hernia encarcelada se puede estrangular y esta puede ser potencialmente mortal si no se trata.
Aunque no es posible prevenir el defecto congénito que aumenta la propensión de una hernia inguinal, es posible reducir la tensión en los tejidos y músculos abdominales. Por ejemplo:
- Mantener un peso saludable
- Incorpora más alimentos ricos en fibra
- No levantar objetos pesados y en caso de ser necesario hacerlo con precaución
- Dejar de fumar
