Xalapa, Ver.- Educar en y para la paz, es decir, con perspectivade género, enseñando los derechos de niños y niñas, brindar laoportunidad de tener una sexualidad informada e identificar laviolencia para prevenirla priorizando el diálogo y el respeto, esel objetivo de los maestros que conforman el Centro de Estudios deGénero de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV)“Enrique C. Rébsamen”.
Desde marzo de 2013 los cinco docentes, que están constituidoscomo un cuerpo académico —Diversidad Cultural e Igualdad deGénero en la Educación Superior—, han sumado esfuerzos ydesarrollado estrategias para llevar a los futuros formadores unamanera distinta de relacionarse entre hombres y mujeres.
La maestra María Guadalupe Ñeco Reyna, líder del proyecto,nos recibe en el módulo del Centro, un espacio que denota calidezy un trabajo intenso. Las oficinas, ubicadas dentro de la BENV,cuentan con un área de lactario —para que las estudiantes queson madres tengan un espacio digno y confortable para ejercer sumaternidad— y una biblioteca con materiales de investigación,varios de ellos generados por el mismo Centro.
Son dos las líneas principales de trabajo de los académicos:“La Diversidad cultural, que es trabajar con un enfoqueintercultural, desarrollando el manejo de las relaciones, porquediversos somos todos, entonces hay que aprender a trabajar no conlos diferentes sino con esas diferencias en la base del respeto, dela democracia, de la justicia. Y por otro lado, la Perspectiva degénero, que tiene que ver con cómo miramos esas relaciones conlos hombres y las mujeres, que históricamente son quienes han sidoreprimidas. Nuestro trabajo básicamente es difundirlas,infiltrarlas gradualmente en el trabajo, mediante un curso queimpartimos, por supuesto que no nada más es el curso y ya, porqueno sólo es dar información, sino básicamente es la formación enuna cultura diferente, una manera distinta de llevarnos, derelacionarnos”.
HAY QUE USAR “GAFAS DE GÉNERO”
Los docentes del Centro, Celita Isabel Pinos Hernández, RománCastro Miranda, Reynaldo Castillo Aguilar, Gabriel Lucio Herrera ynuestra entrevistada imparten a los alumnos de las licenciaturas dePreescolar y Primaria, como optativa, la materia Educación ygénero; también desarrollan un curso intersemestral y el taller“Educar en y para la paz”, estos últimos dirigidos a toda lacomunidad normalista y que es en donde se engloban las temáticasde género, violencia y sexualidad.
—¿Cuál es la respuesta de los jóvenes cuando se les hablade Género?
—Muy favorable, y eso se mide desde el punto de vista de queel curso es optativo, y cuando sale la oferta los chicos seinscriben, el cupo se llena y muchos ya no pueden quedarse en él;otro factor es que los chicos que ya han tomado el curso de Génerocuando llegan a los semestres de séptimo u octavo, que es cuandoescogen sus temas de tesis, eligen hablar de género, hablar de laprevención de la violencia o eligen hablar de sexualidad y eso tedice que están trascendiendo los temas que estamos ventilando.
—¿Cómo identificar que discriminamos a la mujer?
—En el trato, cuando pensamos “ah, como es mujerentonces…” y tratamos de manera diferente; esto se va haciendode manera cotidiana, por eso no lo percibes, pero cuando te poneslas “gafas de género” eso te permite filtrar que tomasdecisiones que están discriminando a la mujer y que estás siendorepresivo sólo por la cuestión de género.
La docente indicó que darse cuenta que discriminamos o somosdiscriminados es un proceso lento, “porque es algo que estamosacostumbrados a hacer, pero después del curso los muchachos soncapaces de darse cuenta que les hablan diferente a sus niños oniñas en el aula, por ejemplo”.
Indicó que la escuela tiene un papel importante en estareproducción de roles donde la mujer queda en desventaja, lo cualse ve en los juegos que se les ponen a niños y niñas, materiales,áreas e incluso el uniforme; pero antes “no podías darte cuentaque reforzabas estas ideas de que las niñas deben jugar a lacomidita y los niños como son fuertes al futbol; entonces es unproceso gradual, poco a poco nos damos cuenta y esas ‘gafas degénero’ te sirven para identificarlas y no reproducirlas”.
Agregó que educar en la perspectiva de género es importanteporque “nosotros trabajamos con futuros formadores, futurosmaestros que van a estar en las escuelas, y me parece que esoportuno, pertinente, atinente, porque finalmente ellos van a estaren las aulas haciendo su trabajo, pero reproduciendo cosas quetienen que ver ahora con una nueva mirada, con una nueva forma derelacionarse entre niñas y niños”.
“Entonces —explicó la maestra con emoción— si nosotrosformamos a los estudiantes de la Normal con esa mirada, losjóvenes cuando vayan a sus aulas a trabajar van a ir con esa nuevaforma de pensar y también se verá reflejado en la forma en queellos se relacionarán con sus compañeros, con las autoridades; esatinente porque trabajar con los niños a partir de la perspectivade género va a dar cabida para que ellos así se siganrelacionando en sus vidas”.
¿TÚ CUÁNTO VIOLENTAS?
En una de las paredes de la oficina vemos un cartel peculiar, setrata de un Violentómetro, donde se nos muestra en una escala del0 al 30 los grados de violencia. El conteo inicia con “bromashirientes”, pasando por “golpear jugando” o “controlar yprohibir”, para terminar con el homicidio.
Ñeco Reya, con más de 21 años dentro de la docencia, 14 deellos también en la Facultad de Pedagogía de la UV, indicó quela violencia es un fenómeno que también tiende a normalizarsedentro de las relaciones diarias permeadas por la sociedad quecruza por una pérdida de valores.
“Trabajamos con los jóvenes para que sepan qué es violencia,porque a veces ellos no saben que ejercen o viven violencia,piensan que así se llevan y no pasa nada, y entonces empiezan asensibilizarse a partir de identificar cómo se llevan con elotro”.
Se trata, explicó, de saber cómo ponerse de acuerdo con losdemás sin recurrir a la violencia, respetándose y priorizando eldiálogo.
“Hay que educar para la paz, en que si tú respetas, si tú teaprendes a mover de manera democrática, si tú eres justo, si eresresponsable, si atiendes a lo que te toca, entonces haces de tuentorno uno mejor para ti y para los demás”, dijo ladocente.
Agregó que los maestros del Centro “manejamos la perspectivade género desde un enfoque educativo, humanístico, a partir delos derechos de hombres y mujeres, y tiene que ver con que losmaestros sepan qué es la perspectiva de género y la pueda manejaren su aula, en su planeación; es desaprender cosas y reconocer quela función del docente va más allá del aula, porque no sólo setrabaja con los niños sino con los padres, y luego nos encontramoscon comunidades donde todavía la mujer no es libre de decidir.Nosotros les decimos a los jóvenes que no se metan en problemas,pero sí que vayan aterrizando de manera muy suave que laperspectiva de género no es un montón de mujeres enojadas, sinode que hombres y mujeres somos diferentes, pero tenemos los mismosderechos”.
Dijo que dentro de sus satisfacciones está ver “cómo losjóvenes realmente se colocan las gafas de género y logran en susplaneaciones, en sus relaciones, en sus trabajos de tesis incluirla cuestión de género; ahí es cuando veo que sí impacta ytransciende lo que hacemos aquí, o cuando nos llaman de otrasescuelas y nos dicen ‘maestra, nos pueden compartir sutrabajo’, es ahí cuando digo que algo estamos haciendobien”.
Finalmente dijo que “todos como sociedad tendríamos que teneresa perspectiva de género, todos tendríamos que estarformándonos en ello, sobre todo en el magisterio, para sereducadores en y para la paz, y también en el respeto a ladiversidad, porque si trabajamos en ese sentido estaremosfortaleciendo las relaciones de los seres humanos”.
