Xalapa, Ver.- "Es un orgullo ser de San Miguel Aguasuelos", dice Verónica Castillo Arrieta, quien asegura que la alfarería que se hace en su pueblo sigue más viva que nunca.
La integrante de la cuarta generación de una familia de alfareros celebra que las figuras en barro continúen poniendo el nombre de Veracruz en alto al ganar premios nacionales.
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Además de rememorar que desde hace más de 20 años ha habido presencia en certámenes del país con la obtención de varios galardones, enfatiza en el trabajo de miniatura.
Y es que con barro de color claro extraído de El Tecuán, de la región de Tepetates, los pobladores de San Miguel Aguasuelos hacen vasijas, campanas, jarrones, iglesias, muñecas y animalitos.
Aunque lo mencionado es lo que más venden, Verónica Castillo anota que fabrican todo lo que su creatividad les permita o aquello que les encarguen algunos de sus clientes.
En víspera de Día de Muertos, son las catrinas lo que más piden, sin embargo, ya también se preparan con los belenes o nacimientos, en gran diversidad de tamaños.
Invitada a la Semana de la Moda Artesanal en Xalapa, Verónica Castillo habla del proceso de la obtención del barro, pues además de trasladarse a El Tecuán, tienen que cargar el barro para luego embolarlo, molerlo y secarlo, y finalmente obtener una materia prima suave y moldeable.
Tal y como sucede desde hace cientos de años, en este poblado cercano a Naolinco, Veracruz, casi en todas las casas hay hornos de leña para cocer las piezas.
De manera empírica, los alfareros han aprendido la técnica del pastillaje del mismo barro y engobes minerales que resultan en una alegre decoración de color rojo.
Verónica Castillo Arrieta convoca a adquirir las artesanías manufacturadas por ella y su familia; estarán hasta el viernes 30 de septiembre en la plaza Lerdo, en el centro histórico de la ciudad. Esta vez hay opción de comprar piezas desde los 50 pesos. También se pueden hacer pedidos por WhastApp al número 22 88 36 71 40.
Con satisfacción recuerda que familias de alfareros de San Miguel Aguasuelos han obtenido el Gran Premio de Arte Popular, el Premio Nacional de Cerámica de Tlaquepaque y el Concurso de Nacimientos Mexicanos, por mencionar algunos.
CESTEROS, UN ARTE QUE NO ES VALORADO
A pesar de las ferias, festivales y muestras a las que los invitan fuera de su municipio, los artesanos de Tantoyuca dedicados a la cestería siguen sin ser reconocidos ni valorados y el oficio de sombrerero está en peligro de extinción, expresa Santos Gelacio del Ángel del Ángel.
El artesano con 44 años de trayectoria opina que el oficio de sombrerero tiene un retroceso si se le compara con quienes hacen bordados y tejidos o utilizan técnicas especiales para tintura y textil.
Menciona que antes, la mayoría de los pobladores del municipio ubicado en el norte del estado de Veracruz se dedicaban a recolectar las palmas para hacer sombreros, pero ahora casi todos elaboran otras cosas.
En su caso, creció en una familia que trabaja la palma. Desde los cuatro años hace manualidades; él aprendió primero a hacer sombreros pero después tuvo que innovar.
En su participación en la Semana de la Moda Artesanal en Xalapa, explica que tanto él como muchas otras personas ahora utilizan la palma para hacer canastas, abanicos, servilleteros, alhajeros y otros objetos.
Aunque resultan atractivos, evidencia que el problema es que llegan foráneos a comprarles por muy bajo costo para luego revenderlos en otras partes del estado o del país.
Se aprovechan de la necesidad de uno. Les vendemos porque nosotros no podemos salir, ya haciendo cuentas, no nos resulta con todo lo que tenemos que pagar, dice.
¿Los festivales, las ferias y muestras artesanales les funcionan? Explica que sí pero solo a algunos artesanos, en su caso no; reitera que son pocos los clientes para la cestería.
Asistir a estos encuentros tiene que ver con la oportunidad que significa salir a conocer otros lugares y a otras personas, pero las ventas no repuntan y continúa el regateo, puntualiza.
Con el fin de llegar a más personas y difundir el trabajo de la cestería, la hija de Santos creó la Fanpage Rosas Huastecas; además de los productos elaborados en familia hay mujeres indígenas tének que se suman al grupo.
El llamado para conocer la artesanía de palma es abierto a xalapeños y personas que visitan la capital del estado para asistir a la plaza Lerdo, donde tiene en expo-venta una gran variedad de manualidades y a precios accesibles.
Los hay desde 30 pesos, pero detrás hay un trabajo arduo. Y es que ya sea que la palma sea cortada en sus propiedades o en el monte, hay un proceso de acopio, traslado, deshebrado de hojas y tejido. Un saber que se hereda de generación en generación y que acumula cientos de años.
Quien decida visitar a don Gelasio hallará canastas, servilleteros, tortilleros, alhajeros y un sinfín de productos en tejido sencillo o tejido doble, petatillo o “de nudillo”, en diferentes formas y tamaños.
