/ sábado 30 de octubre de 2021

Don Fernando: ni totalmente vencedores ni totalmente derrotados

A 21 años de su partida se le recuerda como político de palabra y caballero de las formas

Gran político y maestro

Aprendí a observar el comportamiento de la gente, a entender la naturaleza humana y su interrelación con la política, la ambición, la codicia, el ejercicio del poder, la tentación de la riqueza, me ayudo haber trabajado diversos asuntos y conocer a un gran político mexicano, como lo fue Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana.

Esos dichos corresponden a Javier Coello Trejo, abogado, político y exfuncionario público, quien recientemente escribió su libro de Memorias.

Leer más: Comisión de Hacienda Municipal del Congreso dejará pendientes más de 800 solicitudes de ayuntamientos

Cuando alguien se refiere a Don Fernando, es común escuchar expresiones como la anterior. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y aprender de sus acciones y consejos, sabemos que era un político para quien es difícil agotar elogios por la sabiduría que acumuló y su congruencia en el ejercicio del poder.

Pasa el tiempo y muchos jóvenes de hoy no lo conocieron y quizás se pregunten ¿porque un personaje así genera añoranza en quienes con cariño y admiración lo mencionan? Y es que hoy vivimos otros tiempos y otras formas; pero las suyas para resolver los problemas se extrañan y se extrañan mucho.

Un hombre de palabra

El propio Lic. Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de México, me dijo en marzo del 2017 durante una larga e imprevista conversación: “Don Fernando era un hombre serio, confiable, de palabra, cumplía acuerdos” y platicamos respecto al afecto que le guardaba Fidel y Raúl Castro quienes fraternalmente le dedicaron una histórica e inédita foto: “Con un abrazo de la Revolución Cubana. En la historia de nuestro país, junto a nosotros tienes tu lugar” signada el 17 de septiembre de 1975.

Esa es la dimensión de Don Fernando. Mucho se ha dicho de sus principios y valores: lealtad, conducta institucional, palabra empeñada, honor, respeto, empatía, gratitud: su amor por México y especialmente por Veracruz lo consagró en los hechos y con su inolvidable frase: Primero y Siempre.

En todo conflicto -solía decir-, para lograr acuerdos, todas las partes involucradas deben tener una salida digna. No puede haber totalmente vencedores ni totalmente derrotados para que haya concordia y paz.

Por eso tenía el respeto y afecto fraterno de personajes de la izquierda socialista cubana como los Castro, Juan Almeida y el Che Guevara y de personajes del capitalismo americano como George Bush, Ronald Reagan, Henry Kissinger y los Kennedy.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Contrario a los mitos que se tejen alrededor de su persona haciéndolo responsable de supuestos atropellos a los derechos humanos, la realidad es que Don Fernando privilegiaba el diálogo y el entendimiento dentro de la ley.

También como militar acataba órdenes: nunca dudó actuar con firmeza y determinación para abordar los temas más delicados de la agenda nacional del momento.

A los revolucionarios cubanos los detuvo, encarceló y protegió para que pudieran zarpar en el Granma desde Tuxpan en 1956 a hacer la revolución cubana en 1959 con el conocimiento e intervención de los expresidentes Cárdenas, Ruiz Cortines y López Mateos.

Con los más altos dirigentes estadounidenses e israelíes alterno y resolvió muchas crisis gracias a su estrecha relación personal cultivada por muchos años.

Don Fernando era un interlocutor confiable; moderador y muy efectivo para resolver conflictos. Gran conocedor de la condición humana, comentaba que la política como vía de conciliación, es la expresión de habilidades para escuchar y comprender las necesidades de las partes en confrontación y encontrar los puntos convergentes de cada uno hacia una solución, identificando lo que nos une y lo que nos separa y dar prioridad en maximizar lo primero y minimizar la diferencia.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Durante el proceso de mediación las pasiones se radicalizan y sin templanza, equidad y justicia se salen de control. Le molestaba la mentira y el incumplimiento de acuerdos; tomaba distancia de los políticos que viven del engaño ya que los consideraba faltos de pericia y de recursos; prefería ofrecer alternativas viables y todo lo cumplía.

Nunca optó por la división ni la polarización. Reconocía a los diferentes y a todos respetó en ideas y espacios. En democracia todos caben y sin embargo era un hombre pragmático: cuando quieras que las cosas se hagan hazlas tú y no esperes; cuando se forman comités, las cosas se quedan en el café; solía decir.

El caballero de las formas

Se cumplen 21 años de su partida. Lo seguiremos extrañando por siempre. Y es que no es fácil olvidar al caballero en formas y trato, el respeto por el tiempo de los demás, tolerante, prudente, su paciencia para escuchar, tomar opinión con humildad y sabiduría y ya con la información contrastada de diferentes fuentes tomaba decisiones.

Retirarse a tiempo

Conocedor de los hombres, del poder, de los tiempos y las circunstancias, con su gran sensibilidad determinó la hora de su retiro.

Ocurrió el 12 de octubre de 1992 que el entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, inauguró el Palacio de la legislatura en Xalapa, construido por mandato del entonces gobernador.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Don Fernando regresaba a Veracruz como secretario de Gobernación por segunda y última ocasión. Durante la sesión solemne y al ser anunciada su presencia, el auditorio le brindó un inolvidable y cálido aplauso de reconocimiento por largos 7 minutos.

En presencia del presidente se sentía apenado por la muestra de cariño y simpatía de sus paisanos que lo querían presidente en 1994. Salinas le ordenó con cierta molestia por tan largo aplauso; “párese Don Fernando”, a dar las gracias y terminar con el homenaje que incomodó al primer mandatario.

Esa noche llegando a casa Don Fernando le compartió a su querida esposa Doña Divina quien no sólo fue madre de sus hijos, compañera y amada esposa, sino su principal consejera: “esto se acabó”.

La renuncia

La mañana del 4 de enero de 1993 Don Fernando Gutiérrez Barrios, en los Pinos, escritorio de por medio, tomó un sobre de la bolsa de su saco y se lo entregó a Salinas. Era su renuncia a la Secretaría de Gobernación.

Los aplausos siempre son en contra de alguien y Gutiérrez Barrios no estaba contemplado para ser sucesor por Salinas por no pertenecer al círculo de tecnócratas.

Quizás el curso del país hubiera tomado otro rumbo en democracia, con orden, seguridad y con ascensos en los puestos de mando por méritos.

Regreso al senado

En el año 2000, Don Fernando fue requerido para participar como candidato al Senado por su querido estado de Veracruz. Obtuvo la votación más alta de todos los senadores en el país. Tan sólo dos meses después de tomar protesta, falleció a los 73 años de edad.

Doña Divina Morales de Gutiérrez Barrios

Con respeto, gratitud y cariño a Doña Divina Morales de Gutiérrez Barrios, esposa, madre y mujer que brindó las condiciones de estabilidad, consejo, solidaridad y apoyo en familia a quien fuera su entrañable compañero.

Gran político y maestro

Aprendí a observar el comportamiento de la gente, a entender la naturaleza humana y su interrelación con la política, la ambición, la codicia, el ejercicio del poder, la tentación de la riqueza, me ayudo haber trabajado diversos asuntos y conocer a un gran político mexicano, como lo fue Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana.

Esos dichos corresponden a Javier Coello Trejo, abogado, político y exfuncionario público, quien recientemente escribió su libro de Memorias.

Leer más: Comisión de Hacienda Municipal del Congreso dejará pendientes más de 800 solicitudes de ayuntamientos

Cuando alguien se refiere a Don Fernando, es común escuchar expresiones como la anterior. Quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y aprender de sus acciones y consejos, sabemos que era un político para quien es difícil agotar elogios por la sabiduría que acumuló y su congruencia en el ejercicio del poder.

Pasa el tiempo y muchos jóvenes de hoy no lo conocieron y quizás se pregunten ¿porque un personaje así genera añoranza en quienes con cariño y admiración lo mencionan? Y es que hoy vivimos otros tiempos y otras formas; pero las suyas para resolver los problemas se extrañan y se extrañan mucho.

Un hombre de palabra

El propio Lic. Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de México, me dijo en marzo del 2017 durante una larga e imprevista conversación: “Don Fernando era un hombre serio, confiable, de palabra, cumplía acuerdos” y platicamos respecto al afecto que le guardaba Fidel y Raúl Castro quienes fraternalmente le dedicaron una histórica e inédita foto: “Con un abrazo de la Revolución Cubana. En la historia de nuestro país, junto a nosotros tienes tu lugar” signada el 17 de septiembre de 1975.

Esa es la dimensión de Don Fernando. Mucho se ha dicho de sus principios y valores: lealtad, conducta institucional, palabra empeñada, honor, respeto, empatía, gratitud: su amor por México y especialmente por Veracruz lo consagró en los hechos y con su inolvidable frase: Primero y Siempre.

En todo conflicto -solía decir-, para lograr acuerdos, todas las partes involucradas deben tener una salida digna. No puede haber totalmente vencedores ni totalmente derrotados para que haya concordia y paz.

Por eso tenía el respeto y afecto fraterno de personajes de la izquierda socialista cubana como los Castro, Juan Almeida y el Che Guevara y de personajes del capitalismo americano como George Bush, Ronald Reagan, Henry Kissinger y los Kennedy.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Contrario a los mitos que se tejen alrededor de su persona haciéndolo responsable de supuestos atropellos a los derechos humanos, la realidad es que Don Fernando privilegiaba el diálogo y el entendimiento dentro de la ley.

También como militar acataba órdenes: nunca dudó actuar con firmeza y determinación para abordar los temas más delicados de la agenda nacional del momento.

A los revolucionarios cubanos los detuvo, encarceló y protegió para que pudieran zarpar en el Granma desde Tuxpan en 1956 a hacer la revolución cubana en 1959 con el conocimiento e intervención de los expresidentes Cárdenas, Ruiz Cortines y López Mateos.

Con los más altos dirigentes estadounidenses e israelíes alterno y resolvió muchas crisis gracias a su estrecha relación personal cultivada por muchos años.

Don Fernando era un interlocutor confiable; moderador y muy efectivo para resolver conflictos. Gran conocedor de la condición humana, comentaba que la política como vía de conciliación, es la expresión de habilidades para escuchar y comprender las necesidades de las partes en confrontación y encontrar los puntos convergentes de cada uno hacia una solución, identificando lo que nos une y lo que nos separa y dar prioridad en maximizar lo primero y minimizar la diferencia.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Durante el proceso de mediación las pasiones se radicalizan y sin templanza, equidad y justicia se salen de control. Le molestaba la mentira y el incumplimiento de acuerdos; tomaba distancia de los políticos que viven del engaño ya que los consideraba faltos de pericia y de recursos; prefería ofrecer alternativas viables y todo lo cumplía.

Nunca optó por la división ni la polarización. Reconocía a los diferentes y a todos respetó en ideas y espacios. En democracia todos caben y sin embargo era un hombre pragmático: cuando quieras que las cosas se hagan hazlas tú y no esperes; cuando se forman comités, las cosas se quedan en el café; solía decir.

El caballero de las formas

Se cumplen 21 años de su partida. Lo seguiremos extrañando por siempre. Y es que no es fácil olvidar al caballero en formas y trato, el respeto por el tiempo de los demás, tolerante, prudente, su paciencia para escuchar, tomar opinión con humildad y sabiduría y ya con la información contrastada de diferentes fuentes tomaba decisiones.

Retirarse a tiempo

Conocedor de los hombres, del poder, de los tiempos y las circunstancias, con su gran sensibilidad determinó la hora de su retiro.

Ocurrió el 12 de octubre de 1992 que el entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, inauguró el Palacio de la legislatura en Xalapa, construido por mandato del entonces gobernador.

Don Fernando Gutiérrez Barrios, hombre de inteligencia natural y con un gran conocimiento de la política mexicana/Foto: Archivo | Fernando Gutiérrez Barrios

Don Fernando regresaba a Veracruz como secretario de Gobernación por segunda y última ocasión. Durante la sesión solemne y al ser anunciada su presencia, el auditorio le brindó un inolvidable y cálido aplauso de reconocimiento por largos 7 minutos.

En presencia del presidente se sentía apenado por la muestra de cariño y simpatía de sus paisanos que lo querían presidente en 1994. Salinas le ordenó con cierta molestia por tan largo aplauso; “párese Don Fernando”, a dar las gracias y terminar con el homenaje que incomodó al primer mandatario.

Esa noche llegando a casa Don Fernando le compartió a su querida esposa Doña Divina quien no sólo fue madre de sus hijos, compañera y amada esposa, sino su principal consejera: “esto se acabó”.

La renuncia

La mañana del 4 de enero de 1993 Don Fernando Gutiérrez Barrios, en los Pinos, escritorio de por medio, tomó un sobre de la bolsa de su saco y se lo entregó a Salinas. Era su renuncia a la Secretaría de Gobernación.

Los aplausos siempre son en contra de alguien y Gutiérrez Barrios no estaba contemplado para ser sucesor por Salinas por no pertenecer al círculo de tecnócratas.

Quizás el curso del país hubiera tomado otro rumbo en democracia, con orden, seguridad y con ascensos en los puestos de mando por méritos.

Regreso al senado

En el año 2000, Don Fernando fue requerido para participar como candidato al Senado por su querido estado de Veracruz. Obtuvo la votación más alta de todos los senadores en el país. Tan sólo dos meses después de tomar protesta, falleció a los 73 años de edad.

Doña Divina Morales de Gutiérrez Barrios

Con respeto, gratitud y cariño a Doña Divina Morales de Gutiérrez Barrios, esposa, madre y mujer que brindó las condiciones de estabilidad, consejo, solidaridad y apoyo en familia a quien fuera su entrañable compañero.

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