NAOLINCO, Ver., 21 de julio.- Las camionetas son una competencia desleal para los burreros que venden agua que acarrean del manantial de Naolinco hacia la cabecera municipal.
De acuerdo con quienes se dedican a acarrear agua, esto lo hacen porque se quedaron sin empleo o antes tenían trabajos pesados en el campo o en la albañilería y por la edad o por enfermedad ya no pudieron seguir.
Al día máximo se acarrean 26 o 30 garrafones que venden a seis pesos y de ahí van sacando para completar su gasto.
Sin embargo, una sola camioneta puede llevarse más de 70 cubetas de agua de 19 litros, por lo que en lo que ellos se hacen un viaje de 6 garrafones las camionetas ya les ganaron la clientela.
Cabe destacar que los habitantes de Naolinco prefieren comprar esta agua porque la que les llega por la tubería es de baja calidad.
El manantial se encuentra a orilla de carretera y a la vista de todos, por lo que tanto burreros como camionetas se despachan con la cuchara grande, pues basta con parar su camioneta y bajar sus garrafones o sus cubetas para llenarlas sin restricción alguna.
Refieren que la única obligación es cooperar cuando la tubería sufre un desperfecto, pues entonces acompañan al personal de la Comisión de Agua del Ayuntamiento y tendrán que apoyar en la reparación, además que cooperan para que se tengan llaves en buen estado.
Cabe destacar que habitantes de Naolinco se quejan de que el agua que les llega en las tuberías de no es de buena calidad y además el líquido no les llega a diario ni todo el día, por lo que ante esa situación se ven en la necesidad de adquirir un garrafón, pero tampoco van a pagar 30 o más pesos por el servicio.
Felipe Paulino Rodríguez explicó que el agua para Naolinco la toman de un río que viene de Miahuatlán, pero ésta llega a las casas con mucha deficiencia, en tanto que el agua del manantial de Naolinco es clara y limpia.
Aunado esto indicó que en Naolinco todo el tiempo hay tandeo, pues no cuentan con el servicio todo el tiempo; dijo que como burrero vendedor de agua da el garrafón a 6 pesos, y la gente lo prefiere a pagar 35 pesos que es lo que cuesta un garrafón de una marca comercial.
Expresó que él vende su agua en las calles de Naolinco y por mucho se llega a vender 40 garrafones al día, pero criticó la competencia que les hacen las camionetas, que en un solo viaje se pueden llevar más de 70 garrafones.
Antes de este trabajo recuerda que era ayudante de albañil o “chalán”, pero por su enfermedad no hay ninguna posibilidad de que regrese a ese tipo de trabajo.
Por su parte Pedro Rodríguez Hernández también lamentó que haya camionetas que llegan y se llevan prácticamente toda el agua, pues son muchas las cubetas que llenan los conductores de las camionetas.
Al igual que su compañero externó que él se dedicaba al campo y es por eso que tiene su burro para poder aventarse dos o tres viajes de cinco y hasta siete garrafones.
Explicó que tampoco le va a cargar más garrafones al burro porque corre riesgo de perderlo y ciertamente no saca un “dineral”, aunque sí para comer él y su esposa, además que complementa con otros trabajos que hace.
Ambos burreros coincidieron en que no pagan nada por tomar agua, por lo que su inversión simplemente es alimentar y tener bien cuidado a su burro, pero reconocen que cada día es más difícil competir contra una camioneta en velocidad y carga.
Por último expresaron que también se encargan de mantener la zona limpia y arreglada, pero la realidad es que en los alrededores se pudo ver algo de envolturas y botellas, así como otros desechos, pero además un penetrante olor a orines, pues cerca de ese lugar no hay baños para quienes realizan la actividad de vender agua.