Xalapa, Ver.- Carlos Francisco, ‎joven xalapeño, ingresó al programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” con el fin de conseguir experiencia laboral, sin embargo, lo que encontró en su primer centro de trabajo fue humillación y explotación por parte de su tutor.

En entrevista, el joven quien tiene estudios truncos de arquitectura, dio a conocer que se postuló para una empresa registrada en el programa que ofrecía capacitación en bienes raíces y que horas más tarde recibió la llamada del dueño para aplicarle una entrevista. Asegura que desde el principio notó cosas extrañas, ya que el lugar en el que fue citado no era una constructora o un despacho, sino un pequeño edificio de cuartos para estudiantes y que las preguntas que le hizo el entrevistador eran algo inusuales.

Desde el inicio me dijo que no estaba siendo obligado o forzado a estar ahí y si estaba ahí era bajo mi consentimiento, eso se me hizo un poco raro, pero acepté. Me preguntó si era de alguna religión en particular, si tenía problemas con la comunidad LGBTTTIQ y si consumía alguna droga o estupefaciente. Después de eso me dijo que me aceptaría hasta dentro de un mes porque ya se le habían ido antes y que el como empresario no le convenía esa gente

Sin embargo, el joven becario dio a conocer que las irregularidades comenzaron cuando el tutor le dijo que necesitaba gente que quisiera trabajar de verdad y que la capacitación no era solamente sobre bienes raíces, sino que si él necesitaba que barriera, fuera por tortillas o que limpiara los excrementos de su perro lo tendría que hacer porque eso era lo que se hacía en un trabajo.

Cuando acepté le habló a otro becario para que me dijera lo que tenía que hacer ese día, así que empecé barriendo los cuartos junto con otras dos becarias. Terminé y me indicó que entonces lavara su coche (…) Me preguntó si sabía lavar un coche y como le respondí que no, se burló y le dijo al becario encargado que como era posible que ni un pinche coche supiera lavar

El joven expuso que en ese primer día “de trabajo” el tutor se dirigió a él con gritos e insultos, por lo que aunque concluyó con el lavado de dos de los vehículos, decidió retirarse cuando el resto de becarios le dijeron que “así era el jefe” y que regresara para demostrarle que sabía trabajar para que le asignara otras tareas.

“Me despedí y obviamente no volví, pero lo preocupante es que tiene a becarios ahí que están a disposición suya, cuidando a su hijo, comprando su comida, lavando su ropa y ayudándole en su trabajo”, expuso.

Tras el incidente, el joven becario decidió conseguir otro centro laboral, por lo que pidió al tutor que declinara su asignación para que pudiera tener otra oportunidad y tras varios días de espera y mensajes sin contestar recibió la notificación de que podía vincularse a otro espacio.

Pese a que no era lo que buscaba, Carlos Francisco encontró la publicación de una hamburguesería que solicitaba personal como parte del programa, por lo que postuló y fue aceptado en este espacio en el que ya se encuentra laborando. “Mis actividades son laborar como parrillero haciendo las hamburguesas, lavar mis instrumentos y abrir cortina, siento que he aprendido sobre servicio al cliente y el cómo opera un negocio”.

Sobre el futuro, el becario reconoció que aunque le gustaría tener capacitación en áreas ligadas a la arquitectura, el ambiente en el que se desempeña es bueno y que se encuentra ganando experiencia laboral con un pago seguro que le permite solventar sus necesidades más básicas. “Mi primer pago (del 15) se retrasó hasta el 17, pero ya el segundo llegó bien. En cuanto al dinero que recibo siento que como tengo el apoyo de mis papás para vivir con ellos no tengo que pagar renta y me alcanza bien. No es algo exagerado pero me alcanza, aunque siento que a alguien que paga renta pues no le alcanzaría”, sentenció.