En 2022, en México, las mujeres son quienes ocupan un mayor número de matrículas en la carrera de medicina y también son quienes en sus residencias y servicios sociales más se enfrentan al acoso sexual e insinuaciones de esta índole, expusieron investigadores.
En jornada académica en la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana, Marcela González de Cossío, vicepresidenta de la Academia Mexicana de Educación Médica, expuso que en la matrícula por género las mujeres ocupan el 60 por ciento y los hombres, el 40 por ciento.
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Entre otros datos, dio a conocer que en el país hay 182 programas con 19 denominaciones para la misma carrera con diversos términos; de estos, solo 83 están acreditados.
En este contexto, el doctor en bioética Ricardo Páez Moreno se refirió a la violencia de género que se da en los hospitales-escuela, donde las médicas internas le hacen frente a una estructura de hostigamiento.
Al citar la investigación de la doctora Marcia Villanueva Lozano, mencionó que la educación se administra mediante un sistema de castigos y privilegios exclusivo para las mujeres.
Los hospitales escuela operan como un mundo propio con tendencias totalizantes donde prevalece una cultura de acoso a las estudiantes institucionalmente legitimada
Además, indica que el acoso sexual a las estudiantes está enmarcado por un sistema de privilegios y castigos característico de las instituciones totales, ante el cual las alumnas han desarrollado adaptaciones secundarias para sobrellevar la violencia de género. “A manera de resistencia y en búsqueda de protección, algunas estudiantes han desarrollado ajustes secundarios utilizando la cultura de acoso sexual para restaurar en la medida de lo posible su sentido de seguridad personal y sobrellevar así el confinamiento totalizante que exige su formación como médicas”.
Y es que Marcia Villanueva, en su libro Discriminación, maltrato y acoso sexual en una institución total: la vida secreta de los hospitales escuela refiere que todas estas condiciones totalizadoras sientan las bases para que las estudiantes sean presas de una mortificación sistemática que se funda en la desigualdad de género.
“Los resultados muestran, por un lado, la sistemática discriminación de género que experimentan las médicas en formación, y, por otro lado, que las alumnas están confinadas dentro de una cultura del acoso sexual que se caracteriza por una abierta competencia masculina por conquistarlas”, evidencia.