/ domingo 14 de abril de 2024

El drama del ser humano

He caminado en los filos de los precipicios, me he convertido en el halcón sin nido, así que he retornado a mi propia esencia, al origen más oculto de mi vida; tan sólo para deslizarme entre las sombras de mis olvidos, y en los baches laberínticos de los pensamientos.

Así he ido y regresado en huracanes y ventiscas turbulentas, afrontando mis tormentas, retirando mis apuestas, pero al final es un ángel el que me incita a abrazar mis propios caminos. He descubierto mis fallas, mis rencores, y al mismo tiempo lo mejor de las personas, pero también de mi ser; al final de cuentas vivir es crear, crear es reedificarse, reconstruir los peldaños de las escaleras en subidas y bajadas, y lugares por donde transitamos, gente que no sabe, que lo que observa es lo observado.

Nacemos, crecemos, tenemos un ambiente familiar, nos acordamos de lo más importante, pero el drama o la lucha por ser humanos, nos acompañará durante toda la vida. Procrear vástagos, edificar una conciencia edificante, usar el sentido común, tener la humildad de preguntar aquello que no sabemos, no ser autosuficientes, y crear una atmosfera que habrá de cambiar al través de los tiempos, ya que nuestros ciclos de vida están muy marcados, y los represento por décadas, y a cada década corresponde un gran salto para la vida de todos nosotros.

Qué quiero significar con esto, ya que parece no ser un tema fácil, pero en realidad somos el producto de nuestros antepasados, genéticamente hablando, no somos más que un coctel de informaciones codificadas en los genes y la morfología no sólo estructural, también en la forma y manera de ser, pensar, actuar, reaccionar al tener una capacidad de respuesta ante los estímulos del medio ambiente.

Se ha comprobado que la ciencia más avanzada, no conoce más allá del 5 al 8% de cómo funciona el cerebro humano; es un órgano muy oxigenado, consume mucha energía, posee un riego sanguíneo demasiado complicado. Un simple pollo no lo puede copiar la ciencia en un robot con acciones perfectas de tal animal, y vamos a lo complicado: ¿Será que un ser humano pueda ser tan sólo analizado por mera ciencia? Claro que no, de aquí nace el espíritu y sus estudios específicos, el alma, la mente, y los cuales nos reclaman el articular lo humano y visible, con lo espiritual e intangible de nosotros mismos. Si ustedes profesan algún credo o religión, es digno sentirnos mejores seres humanos; ya que el origen del drama del ser humano, empieza en la soberbia, el egoísmo recalcitrante, la agresión sin o con fundamento. No soy teólogo; incluso si se tiene una enfermedad, esta misma es reflejo de la mente, de la genética, del abuso de nuestro organismo, y viene una pregunta interesante: ¿Qué ser humano es en verdad rico? Es aquella persona que se encuentra feliz, así sea un adinerado, puede ser triste su vida interna, o un pobre con paz, trabajo, salud, y por supuesto alegría.

Viene a mi mente 3 mujeres que he tratado desde mi perspectiva terapéutica, las 3 mostraron daños muy similares, especialmente la descomposición familiar, son depresivas, ansiosas, con problemas que datan desde su infancia, maltrato infantil álgido; y las 3 carecían de un componente, no profesaban ningún tipo de religión, son sobreprotectoras, y encima se sienten culpables de todo lo malo que ocurra en sus vidas.

Así que nuestro drama humano tiene auxiliares diversos, ciencias, religión, filosofía, humanismo, y un Dios para descifrar y aplicar en nuestras vidas.

He caminado en los filos de los precipicios, me he convertido en el halcón sin nido, así que he retornado a mi propia esencia, al origen más oculto de mi vida; tan sólo para deslizarme entre las sombras de mis olvidos, y en los baches laberínticos de los pensamientos.

Así he ido y regresado en huracanes y ventiscas turbulentas, afrontando mis tormentas, retirando mis apuestas, pero al final es un ángel el que me incita a abrazar mis propios caminos. He descubierto mis fallas, mis rencores, y al mismo tiempo lo mejor de las personas, pero también de mi ser; al final de cuentas vivir es crear, crear es reedificarse, reconstruir los peldaños de las escaleras en subidas y bajadas, y lugares por donde transitamos, gente que no sabe, que lo que observa es lo observado.

Nacemos, crecemos, tenemos un ambiente familiar, nos acordamos de lo más importante, pero el drama o la lucha por ser humanos, nos acompañará durante toda la vida. Procrear vástagos, edificar una conciencia edificante, usar el sentido común, tener la humildad de preguntar aquello que no sabemos, no ser autosuficientes, y crear una atmosfera que habrá de cambiar al través de los tiempos, ya que nuestros ciclos de vida están muy marcados, y los represento por décadas, y a cada década corresponde un gran salto para la vida de todos nosotros.

Qué quiero significar con esto, ya que parece no ser un tema fácil, pero en realidad somos el producto de nuestros antepasados, genéticamente hablando, no somos más que un coctel de informaciones codificadas en los genes y la morfología no sólo estructural, también en la forma y manera de ser, pensar, actuar, reaccionar al tener una capacidad de respuesta ante los estímulos del medio ambiente.

Se ha comprobado que la ciencia más avanzada, no conoce más allá del 5 al 8% de cómo funciona el cerebro humano; es un órgano muy oxigenado, consume mucha energía, posee un riego sanguíneo demasiado complicado. Un simple pollo no lo puede copiar la ciencia en un robot con acciones perfectas de tal animal, y vamos a lo complicado: ¿Será que un ser humano pueda ser tan sólo analizado por mera ciencia? Claro que no, de aquí nace el espíritu y sus estudios específicos, el alma, la mente, y los cuales nos reclaman el articular lo humano y visible, con lo espiritual e intangible de nosotros mismos. Si ustedes profesan algún credo o religión, es digno sentirnos mejores seres humanos; ya que el origen del drama del ser humano, empieza en la soberbia, el egoísmo recalcitrante, la agresión sin o con fundamento. No soy teólogo; incluso si se tiene una enfermedad, esta misma es reflejo de la mente, de la genética, del abuso de nuestro organismo, y viene una pregunta interesante: ¿Qué ser humano es en verdad rico? Es aquella persona que se encuentra feliz, así sea un adinerado, puede ser triste su vida interna, o un pobre con paz, trabajo, salud, y por supuesto alegría.

Viene a mi mente 3 mujeres que he tratado desde mi perspectiva terapéutica, las 3 mostraron daños muy similares, especialmente la descomposición familiar, son depresivas, ansiosas, con problemas que datan desde su infancia, maltrato infantil álgido; y las 3 carecían de un componente, no profesaban ningún tipo de religión, son sobreprotectoras, y encima se sienten culpables de todo lo malo que ocurra en sus vidas.

Así que nuestro drama humano tiene auxiliares diversos, ciencias, religión, filosofía, humanismo, y un Dios para descifrar y aplicar en nuestras vidas.