/ viernes 21 de septiembre de 2018

Esta casa editorial

Corría el año de mil novecientos cuarenta y tres, cuando el periodista y topógrafo Rubén Pabello Acosta tuvo la idea de fundar un diario para dar a conocer lo ocurrido en la ciudad y sus alrededores.

En esos años a nosotros, después de haber cursado el kínder “Pestalozzi”, en aquel entonces localizado en la esquina de Juan Días Covarrubias (hoy Xalapeños Ilustres) y Landero y Coss. Nos llevaron a San Andrés Tuxtla donde cursamos la primaria en la Escuela Experimental Freinet, donde nos encontrábamos cuando acá era fundada esta casa editorial.

Después regresamos, nos inscribieron en la normal que contaba con secundaria y profesional. Sin embargo, hemos de confesar que nuestra idea era cursar sólo la secundaria para después irnos a la escuela del aire, pues quería ser piloto; mas, en realidad no teníamos la vocación bien definida.

En la primaria, gracias a la ayuda del maestro Patricio y los compañeros aprendimos a redactar, siguiendo los pasos de la técnica Freinet basada en el principio “Aprender por el hacer”: el maestro nos encargaba escribir sobre un tema que después, leía con mucho cuidado y aquel que le parecía el mejor lo escribía en el pizarrón y todos le corregíamos la ortografía y puntuación bajo la tutela del maestro. Una vez concluido nos llevaban a la imprenta de la escuela donde el maestro Julio Chigo nos enseñaba la distribución de los tipos en sus cajas y cómo se acomodaban en el componedor para ir formando las palabras letra por letra colocando un espacio entre palabra y palabra sucesivamente hasta terminar el formato correspondiente a una página para llevarlo a una prensa pequeña donde, con la ayuda de un rodillo esparcíamos la tinta y colocando el papel, con la parte superior de la prensa hacíamos presión y obteníamos una página para la revista de la escuela llamada: “Xochitl” y era publicada cada mes.

De ahí que cuando vimos un ejemplar de Diario de Xalapa nos imagináramos un trabajo verdaderamente titánico.

Algún tiempo después, ya casados, durante alguna temporada anduvimos con nuestra cámara fotográfica, colgada en uno de nuestros costados, y la utilizábamos para tomar todo lo que veíamos y nos llamaba la atención; razón por la cual, tuvimos la peregrina idea de escribir, de acuerdo con lo que habíamos aprendido en la escuela, describiendo la foto de aquello que nos parecía mal y nos apersonamos ante don Rubén diciéndole de acuerdo con su propósito, al fundar el periódico, queremos dar a conocer lo que vemos mal, bajo el título: “Causas y cosas al través de mi lente” y nos dijo: “Tráigalo y ya veremos”.

Grande fue nuestra sorpresa al ver, al sábado siguiente, publicada nuestra colaboración.

Sí don Rubén tiene unos veinte años de muerto, nosotros tenemos unos cuarenta de colaborar con este matutino.

Hoy setenta y años después, gracias a los adelantos en las artes gráfica, nos imaginamos que su elaboración debe ser más tranquila; mas, no por ello menos interesante. ¡Felicidades!, y muchas gracias. ¡Salud!


Corría el año de mil novecientos cuarenta y tres, cuando el periodista y topógrafo Rubén Pabello Acosta tuvo la idea de fundar un diario para dar a conocer lo ocurrido en la ciudad y sus alrededores.

En esos años a nosotros, después de haber cursado el kínder “Pestalozzi”, en aquel entonces localizado en la esquina de Juan Días Covarrubias (hoy Xalapeños Ilustres) y Landero y Coss. Nos llevaron a San Andrés Tuxtla donde cursamos la primaria en la Escuela Experimental Freinet, donde nos encontrábamos cuando acá era fundada esta casa editorial.

Después regresamos, nos inscribieron en la normal que contaba con secundaria y profesional. Sin embargo, hemos de confesar que nuestra idea era cursar sólo la secundaria para después irnos a la escuela del aire, pues quería ser piloto; mas, en realidad no teníamos la vocación bien definida.

En la primaria, gracias a la ayuda del maestro Patricio y los compañeros aprendimos a redactar, siguiendo los pasos de la técnica Freinet basada en el principio “Aprender por el hacer”: el maestro nos encargaba escribir sobre un tema que después, leía con mucho cuidado y aquel que le parecía el mejor lo escribía en el pizarrón y todos le corregíamos la ortografía y puntuación bajo la tutela del maestro. Una vez concluido nos llevaban a la imprenta de la escuela donde el maestro Julio Chigo nos enseñaba la distribución de los tipos en sus cajas y cómo se acomodaban en el componedor para ir formando las palabras letra por letra colocando un espacio entre palabra y palabra sucesivamente hasta terminar el formato correspondiente a una página para llevarlo a una prensa pequeña donde, con la ayuda de un rodillo esparcíamos la tinta y colocando el papel, con la parte superior de la prensa hacíamos presión y obteníamos una página para la revista de la escuela llamada: “Xochitl” y era publicada cada mes.

De ahí que cuando vimos un ejemplar de Diario de Xalapa nos imagináramos un trabajo verdaderamente titánico.

Algún tiempo después, ya casados, durante alguna temporada anduvimos con nuestra cámara fotográfica, colgada en uno de nuestros costados, y la utilizábamos para tomar todo lo que veíamos y nos llamaba la atención; razón por la cual, tuvimos la peregrina idea de escribir, de acuerdo con lo que habíamos aprendido en la escuela, describiendo la foto de aquello que nos parecía mal y nos apersonamos ante don Rubén diciéndole de acuerdo con su propósito, al fundar el periódico, queremos dar a conocer lo que vemos mal, bajo el título: “Causas y cosas al través de mi lente” y nos dijo: “Tráigalo y ya veremos”.

Grande fue nuestra sorpresa al ver, al sábado siguiente, publicada nuestra colaboración.

Sí don Rubén tiene unos veinte años de muerto, nosotros tenemos unos cuarenta de colaborar con este matutino.

Hoy setenta y años después, gracias a los adelantos en las artes gráfica, nos imaginamos que su elaboración debe ser más tranquila; mas, no por ello menos interesante. ¡Felicidades!, y muchas gracias. ¡Salud!