/ miércoles 13 de marzo de 2019

Las armas de fuego y la balística forense (Séptima parte)


Por Miguel Ángel Cruz Hernández

Establecer la distancia del disparo, la distancia a que se hizo un disparo de bala no puede resolverse con precisión, limitándonos en la práctica a distinguir cuatro tipos de disparos, con caracteres diferenciales acusados:

Disparo a boca de jarro: Es el que se realiza con la boca del arma en contacto con la piel. En casos de armas cortas, el perito puede apoyarse, para el diagnóstico, en los datos que le suministre la lesión o las ropas. Los caracteres dados por la lesión son la “boca de mina” de Hofman, en la piel, y el “signo de Benassi” en el hueso. Caracteriza a la “boca de mina” una herida cutánea desgarrada, estrellada, alargada, semejante a la herida contusa y en parte a la incisa. El “signo de Benassi” es el anillo de ahumamiento producido alrededor del orificio de entrada, en el plano óseo. Este signo “se encuentra especialmente en los disparos suicidas efectuados sobre el cráneo (temporales, parietales, frontales). Su importancia radica en que: 1) es signo de orificio de entrada; 2) resiste a la acción de la putrefacción, aun cuando ésta ha destruido todas las partes blandas”. Con relación a los datos proporcionados por las ropas, son de tomarse en consideración el signo de la escarapela, de Simonin; el deshilachamiento crucial, y el “calco” del tejido superficial sobre el profundo.

Disparo a quemarropa: El orificio de entrada en este tipo de disparos está rodeado por la tintilla de contusión y por un tatuaje denso y ennegrecido, comprobándose sobre su superficie los efectos de la quemadura de la llama, indicativos, por lo tanto, de un disparo hecho a una distancia no superior al alcance de la llama.

Disparo a corta distancia: Distingue a este tipo de disparos la presencia de los elementos integrantes del tatuaje (ahumamiento y granos de pólvora) alrededor del orificio de entrada. Por lo tanto, se incluyen en esta denominación los realizados a distancias inferiores al alcance del tatuaje, tanto del verdadero (gránulos de pólvora) como del falso (ahumamiento). En virtud de que el aspecto del tatuaje depende de la distancia del disparo, ésta se determinará por las características de aquél. Por lo tanto, para resolver tal problema, en cada caso se realizarán disparos de prueba con la misma arma e idéntica munición. Ahora bien, la distancia a la que se haya obtenido un tatuaje más parecido al problema, indicará, siempre con una cierta aproximación, la distancia del disparo en cuestión.

Disparos a larga distancia: La ausencia de los elementos que constituyen el tatuaje, caracteriza a este tipo de disparos.

Establecer el trayecto del proyectil: El trayecto del proyectil señala el camino recorrido por éste a través del cuerpo. Único en la mayoría de los casos, se torna doble o múltiple cuando el proyectil se fragmenta al chocar contra partes óseas. El trayecto no es un canal uniforme, siendo más reducido al atravesar las aponeurosis y ensanchándose al pasar por los músculos.

Su interior está generalmente ocupado por sangre coagulada, restos de tejidos dilacerados y cuerpos extraños, ya sea que provengan del exterior, ya del propio organismo.

Al respecto, recordemos la muy juiciosa observación de Piedelievre y Desoille: “No es siempre exacto que la dirección del disparo sea la representada por la recta que une el orificio de entrada y de salida”.

Con relación a esta cuestión, hay que tener en cuenta las desviaciones y las migraciones.

El análisis del estudio de las heridas es de total importancia para establecer la lesión que causó la muerte; si existen múltiples heridas, cada una de ellas se debe trabajar por separado, dejando constancia de sus características, es importante tener orden y mantener una secuencia, algo así como 1, 2, 3… o A, B, C… para “bautizar” cada una de las heridas y luego registrar toda la secuencia de sucesos a partir de los siguientes elementos: 1.- El orificio de entrada. 2.- El orificio de salida. 3.- Las lesiones producidas. 4.- La trayectoria seguida. Parecería obvio que la muerte por arma de fuego tiene como causa, el arma de fuego, pero esto dependerá del tipo de lesiones causadas. En nuestra próxima colaboración hablaremos de “La tortura y el Protocolo de Estambul”; claro, si el gran arquitecto del universo y el director del Vocero de la Provincia, que es el gran medio de comunicación de los veracruzanos, me lo siguen permitiendo.

miguelangel_cruzh@hotmail.com


Por Miguel Ángel Cruz Hernández

Establecer la distancia del disparo, la distancia a que se hizo un disparo de bala no puede resolverse con precisión, limitándonos en la práctica a distinguir cuatro tipos de disparos, con caracteres diferenciales acusados:

Disparo a boca de jarro: Es el que se realiza con la boca del arma en contacto con la piel. En casos de armas cortas, el perito puede apoyarse, para el diagnóstico, en los datos que le suministre la lesión o las ropas. Los caracteres dados por la lesión son la “boca de mina” de Hofman, en la piel, y el “signo de Benassi” en el hueso. Caracteriza a la “boca de mina” una herida cutánea desgarrada, estrellada, alargada, semejante a la herida contusa y en parte a la incisa. El “signo de Benassi” es el anillo de ahumamiento producido alrededor del orificio de entrada, en el plano óseo. Este signo “se encuentra especialmente en los disparos suicidas efectuados sobre el cráneo (temporales, parietales, frontales). Su importancia radica en que: 1) es signo de orificio de entrada; 2) resiste a la acción de la putrefacción, aun cuando ésta ha destruido todas las partes blandas”. Con relación a los datos proporcionados por las ropas, son de tomarse en consideración el signo de la escarapela, de Simonin; el deshilachamiento crucial, y el “calco” del tejido superficial sobre el profundo.

Disparo a quemarropa: El orificio de entrada en este tipo de disparos está rodeado por la tintilla de contusión y por un tatuaje denso y ennegrecido, comprobándose sobre su superficie los efectos de la quemadura de la llama, indicativos, por lo tanto, de un disparo hecho a una distancia no superior al alcance de la llama.

Disparo a corta distancia: Distingue a este tipo de disparos la presencia de los elementos integrantes del tatuaje (ahumamiento y granos de pólvora) alrededor del orificio de entrada. Por lo tanto, se incluyen en esta denominación los realizados a distancias inferiores al alcance del tatuaje, tanto del verdadero (gránulos de pólvora) como del falso (ahumamiento). En virtud de que el aspecto del tatuaje depende de la distancia del disparo, ésta se determinará por las características de aquél. Por lo tanto, para resolver tal problema, en cada caso se realizarán disparos de prueba con la misma arma e idéntica munición. Ahora bien, la distancia a la que se haya obtenido un tatuaje más parecido al problema, indicará, siempre con una cierta aproximación, la distancia del disparo en cuestión.

Disparos a larga distancia: La ausencia de los elementos que constituyen el tatuaje, caracteriza a este tipo de disparos.

Establecer el trayecto del proyectil: El trayecto del proyectil señala el camino recorrido por éste a través del cuerpo. Único en la mayoría de los casos, se torna doble o múltiple cuando el proyectil se fragmenta al chocar contra partes óseas. El trayecto no es un canal uniforme, siendo más reducido al atravesar las aponeurosis y ensanchándose al pasar por los músculos.

Su interior está generalmente ocupado por sangre coagulada, restos de tejidos dilacerados y cuerpos extraños, ya sea que provengan del exterior, ya del propio organismo.

Al respecto, recordemos la muy juiciosa observación de Piedelievre y Desoille: “No es siempre exacto que la dirección del disparo sea la representada por la recta que une el orificio de entrada y de salida”.

Con relación a esta cuestión, hay que tener en cuenta las desviaciones y las migraciones.

El análisis del estudio de las heridas es de total importancia para establecer la lesión que causó la muerte; si existen múltiples heridas, cada una de ellas se debe trabajar por separado, dejando constancia de sus características, es importante tener orden y mantener una secuencia, algo así como 1, 2, 3… o A, B, C… para “bautizar” cada una de las heridas y luego registrar toda la secuencia de sucesos a partir de los siguientes elementos: 1.- El orificio de entrada. 2.- El orificio de salida. 3.- Las lesiones producidas. 4.- La trayectoria seguida. Parecería obvio que la muerte por arma de fuego tiene como causa, el arma de fuego, pero esto dependerá del tipo de lesiones causadas. En nuestra próxima colaboración hablaremos de “La tortura y el Protocolo de Estambul”; claro, si el gran arquitecto del universo y el director del Vocero de la Provincia, que es el gran medio de comunicación de los veracruzanos, me lo siguen permitiendo.

miguelangel_cruzh@hotmail.com

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