/ viernes 26 de junio de 2020

Migración, tema central de la reunión entre AMLO y Trump

El trato inhumano que se da en la frontera sur de México a los migrantes centroamericanos que cruzan el territorio nacional y cuyo destino es alcanzar mejores condiciones de vida de las que carecen en sus países de origen, al igual que sucede en países del viejo continente, es francamente denigrante.

Hasta antes de la llegada al gobierno de López Obrador de los gobernantes que le precedieron no hubo ninguna orden del titular del Poder Ejecutivo en funciones para impedir con la fuerza policial la cancelación de la ruta de los migrantes para llegar a la línea divisoria entre México y Estados Unidos. Del sueño americano solo queda el recuerdo de los pocos que lograron establecerse con empleo seguro y bien remunerado en Estados Unidos.

Siempre se ha dicho por quienes regresan a México provenientes de otras latitudes, pero principalmente de Estados Unidos, que “como México no hay dos”, pues los primeros empleos de los migrantes son los peores por insalubres y peligrosos y permanecen bajo amenazas de denunciar su ilegal estancia a la policia para ser encarcelados y deportados.

Con el desempleo galopante que ha generado la paralización económica por la pandemia del Covid-19, sin duda no serán únicamente centroamericanos los nuevos migrantes hacia el país de Donald Trump, sino que engrosarán esas filas miles de mexicanos, o tal vez millones, que intenten establecerse en la Unión Americana ahora que las relaciones diplomáticas, por expresión de Trump y de AMLO, son “más que excelentes”.

Antes de la aparición del coronavirus, oficialmente se reconoció la cifra de aproximadamente 30 millones de migrantes mexicanos, entre documentados e indocumentados, laborando en el vecino país y cuyas remesas en dólares para sus familias radicadas en México llegaron a constituir el mayor ingreso del PIB, inclusive mayor a la venta del petróleo y sus derivados al extranjero.

La oportunidad de la reunión entre los presidentes de México y Estados Unidos, después de las 57 felicitaciones de Donald Trump al presidente López Obrador por haber frenado la migración con un despliegue de 27 mil soldados de la Guardia Nacional, según el dicho de Trump, resulta ser la mejor oportunidad para que AMLO le plantee a su homólogo inversiones generadoras de los millones de empleos que se requieren para frenar la migración de connacionales y atenuar los efectos de la quiebra económica de nuestro país.

El trato inhumano que se da en la frontera sur de México a los migrantes centroamericanos que cruzan el territorio nacional y cuyo destino es alcanzar mejores condiciones de vida de las que carecen en sus países de origen, al igual que sucede en países del viejo continente, es francamente denigrante.

Hasta antes de la llegada al gobierno de López Obrador de los gobernantes que le precedieron no hubo ninguna orden del titular del Poder Ejecutivo en funciones para impedir con la fuerza policial la cancelación de la ruta de los migrantes para llegar a la línea divisoria entre México y Estados Unidos. Del sueño americano solo queda el recuerdo de los pocos que lograron establecerse con empleo seguro y bien remunerado en Estados Unidos.

Siempre se ha dicho por quienes regresan a México provenientes de otras latitudes, pero principalmente de Estados Unidos, que “como México no hay dos”, pues los primeros empleos de los migrantes son los peores por insalubres y peligrosos y permanecen bajo amenazas de denunciar su ilegal estancia a la policia para ser encarcelados y deportados.

Con el desempleo galopante que ha generado la paralización económica por la pandemia del Covid-19, sin duda no serán únicamente centroamericanos los nuevos migrantes hacia el país de Donald Trump, sino que engrosarán esas filas miles de mexicanos, o tal vez millones, que intenten establecerse en la Unión Americana ahora que las relaciones diplomáticas, por expresión de Trump y de AMLO, son “más que excelentes”.

Antes de la aparición del coronavirus, oficialmente se reconoció la cifra de aproximadamente 30 millones de migrantes mexicanos, entre documentados e indocumentados, laborando en el vecino país y cuyas remesas en dólares para sus familias radicadas en México llegaron a constituir el mayor ingreso del PIB, inclusive mayor a la venta del petróleo y sus derivados al extranjero.

La oportunidad de la reunión entre los presidentes de México y Estados Unidos, después de las 57 felicitaciones de Donald Trump al presidente López Obrador por haber frenado la migración con un despliegue de 27 mil soldados de la Guardia Nacional, según el dicho de Trump, resulta ser la mejor oportunidad para que AMLO le plantee a su homólogo inversiones generadoras de los millones de empleos que se requieren para frenar la migración de connacionales y atenuar los efectos de la quiebra económica de nuestro país.