/ miércoles 6 de junio de 2018

Si por cada mentira que dice AMLO le pagaran, ya sería rico

De mal en peor la campaña del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien se autoproclama anticipadamente triunfador de la elección.

Por lo pronto en su reciente visita a Xalapa anunció que al faltar 26 días para definir con el voto al próximo presidente, rebasa el tabasqueño con un 26% de las preferencias electorales a su más cercano contendiente. Mentira tras mentira es como va nutriendo sus discursos el llamado “mesías tropical”.

Pero el triunfalismo de AMLO lo comparten sus seguidores con la misma obsesión con la que el tabasqueño cree que llegará a Los Pinos; y sus corifeos que forman el grupo de candidatos a las gubernaturas, al Senado y a las diputaciones federales y locales, como si hubieran sido hipnotizados y adoctrinados, replican las mismas mentiras del líder tabasqueño, en las que ofrecen solución inmediata a todos los problemas que afectan a la mayoría de los mexicanos y a eso se debe que aquellos que “escuchan lo que desean oír” se ilusionen momentáneamente y piensen que sin mayor esfuerzo, con el simple voto del primero de julio en favor de AMLO, se resolverán todos sus problemas.

No es posible que alguien con toda sensatez crea que el día 2 de julio tendrá servicios médicos eficientes y gratuitos, proporcionados por el Estado; tampoco es posible que alguien espere que el día 2 de julio tendrá trabajo, en un horario justo y con un salario remunerador que le alcance para satisfacer sus más urgentes necesidades. Tampoco es posible que alguien en sus cabales le crea al líder de Morena que en cuento llegue al Palacio Nacional, les quite su dinero a los ricos, para construir las viviendas que la mitad de los mexicanos no tienen para refugiarse.

Las promesas de campaña que no se cumplen en el puesto público, al que llegan mediante engaños, los demagogos como el líder tabasqueño y como tantos otros gobernantes abanderados por todos los partidos, enriquecidos, perseguidos y encarcelados por aprovecharse del cargo para satisfacer sus ambiciones económicas, todos ellos son los que han ensuciado el quehacer político y han sembrado la desconfianza y el repudio en contra de los políticos mentirosos, que ofrecen en un discurso solución a todos los problemas que nadie durante un sexenio, puede resolver.

Por eso nadie cree al demagogo AMLO, que la mitad de los posibles electores, estén decididos a darle su voto.

De mal en peor la campaña del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien se autoproclama anticipadamente triunfador de la elección.

Por lo pronto en su reciente visita a Xalapa anunció que al faltar 26 días para definir con el voto al próximo presidente, rebasa el tabasqueño con un 26% de las preferencias electorales a su más cercano contendiente. Mentira tras mentira es como va nutriendo sus discursos el llamado “mesías tropical”.

Pero el triunfalismo de AMLO lo comparten sus seguidores con la misma obsesión con la que el tabasqueño cree que llegará a Los Pinos; y sus corifeos que forman el grupo de candidatos a las gubernaturas, al Senado y a las diputaciones federales y locales, como si hubieran sido hipnotizados y adoctrinados, replican las mismas mentiras del líder tabasqueño, en las que ofrecen solución inmediata a todos los problemas que afectan a la mayoría de los mexicanos y a eso se debe que aquellos que “escuchan lo que desean oír” se ilusionen momentáneamente y piensen que sin mayor esfuerzo, con el simple voto del primero de julio en favor de AMLO, se resolverán todos sus problemas.

No es posible que alguien con toda sensatez crea que el día 2 de julio tendrá servicios médicos eficientes y gratuitos, proporcionados por el Estado; tampoco es posible que alguien espere que el día 2 de julio tendrá trabajo, en un horario justo y con un salario remunerador que le alcance para satisfacer sus más urgentes necesidades. Tampoco es posible que alguien en sus cabales le crea al líder de Morena que en cuento llegue al Palacio Nacional, les quite su dinero a los ricos, para construir las viviendas que la mitad de los mexicanos no tienen para refugiarse.

Las promesas de campaña que no se cumplen en el puesto público, al que llegan mediante engaños, los demagogos como el líder tabasqueño y como tantos otros gobernantes abanderados por todos los partidos, enriquecidos, perseguidos y encarcelados por aprovecharse del cargo para satisfacer sus ambiciones económicas, todos ellos son los que han ensuciado el quehacer político y han sembrado la desconfianza y el repudio en contra de los políticos mentirosos, que ofrecen en un discurso solución a todos los problemas que nadie durante un sexenio, puede resolver.

Por eso nadie cree al demagogo AMLO, que la mitad de los posibles electores, estén decididos a darle su voto.