/ viernes 1 de marzo de 2019

Un mensaje

Como maestros que fuimos, queremos comunicarles a los padres de familia, si hacen uso de una guardería, lo siguiente: que aprendimos mientras estudiamos. Los niños durante los dos primeros años de su vida no tienen la madurez necesaria para aprender nada.

Ya que hablamos de los niños en sus primeros años de vida, se hace necesario para facilitar su desarrollo dejar que muevan libremente sus brazos y piernas. Para los primeros colgar a su alcance figurillas de colores para llamar su atención y que las muevan, con ello poco a poco se les despertarán los intereses lúdicos, es decir, por el juego. De ahí que, quien los cuide, sólo debe estar pendiente de que, al jugar, no se vayan a lastimar con lo que hacen, además de echar mano de sencillos juegos como la ronda que dice: “Vamos a jugar, mientras el lobo no está aquí”.

Y uno de ellos pregunta: “¿Lobo estás ahí?” y quien está a su cuidado responde: “Me estoy bañando”.

Se repite todo y después de la pregunta la respuesta es: “Me estoy poniendo la camiseta y así sucesivamente para que los niños vayan asociando las prendas con su cuerpo”.

Esta ronda es ideal para aquellos que vayan a cumplir los tres años.

Ya que cuando los hayan cumplido empiezan a cumplir órdenes sencillas y, por lo mismo, debe ser una educadora capacitada la encargada de guiarlos. Razón por la cual, en todas las guarderías se debería contratar una.

Hace algún tiempo, tres años era la edad para inscribirlos en el Jardín de Niños, mas no sabemos el porqué dicha edad fue cambiada a cuatro años. Lo que se ha convertido en un verdadero problema para las guarderías que no cuentan con una educadora entre su personal.

Por todo lo anterior, sí necesitamos que alguien cuide de nuestros hijos: pensando quién, se hizo cargo de nuestro cuidado, cuando éramos pequeños, a todas luces, veremos que lo ideal es dejarlos con nuestros adultos mayores que no por ser grandes, están imposibilitados; salvo que padezcan una enfermedad que se los impida o por su edad, sean ellos, los que necesiten ser cuidados. No, hablamos por hablar, sino porque no falta algún abusador, que haga su fechoría con alguna adolescente casi niña; razón por la cual hay abuelos muy jóvenes.

Nosotros conocimos un viejito, que vivía en “Coatepec”, y cuando hicimos amistad con él, nos enteramos qué cuidaba a su nieto, mientras su hija trabajaba.

Se dice que: “Los abuelos somos unos consentidores”, quizá por eso tenemos la idea qué bajo su cuidado, nuestros hijos, estarán más contentos.

Mientras están en la primaria, aquellos padres que tengamos la posibilidad debemos enseñar a nuestros hijos los juegos tradicionales: El trompo, el balero, las canicas, a elaborar palomas y papalotes para hacerlos volar y despertar en ellos el deseo de aprender cosas nuevas.

En colaboraciones subsecuentes, trataremos de proporcionarles otras ideas. ¡SALUD!

Como maestros que fuimos, queremos comunicarles a los padres de familia, si hacen uso de una guardería, lo siguiente: que aprendimos mientras estudiamos. Los niños durante los dos primeros años de su vida no tienen la madurez necesaria para aprender nada.

Ya que hablamos de los niños en sus primeros años de vida, se hace necesario para facilitar su desarrollo dejar que muevan libremente sus brazos y piernas. Para los primeros colgar a su alcance figurillas de colores para llamar su atención y que las muevan, con ello poco a poco se les despertarán los intereses lúdicos, es decir, por el juego. De ahí que, quien los cuide, sólo debe estar pendiente de que, al jugar, no se vayan a lastimar con lo que hacen, además de echar mano de sencillos juegos como la ronda que dice: “Vamos a jugar, mientras el lobo no está aquí”.

Y uno de ellos pregunta: “¿Lobo estás ahí?” y quien está a su cuidado responde: “Me estoy bañando”.

Se repite todo y después de la pregunta la respuesta es: “Me estoy poniendo la camiseta y así sucesivamente para que los niños vayan asociando las prendas con su cuerpo”.

Esta ronda es ideal para aquellos que vayan a cumplir los tres años.

Ya que cuando los hayan cumplido empiezan a cumplir órdenes sencillas y, por lo mismo, debe ser una educadora capacitada la encargada de guiarlos. Razón por la cual, en todas las guarderías se debería contratar una.

Hace algún tiempo, tres años era la edad para inscribirlos en el Jardín de Niños, mas no sabemos el porqué dicha edad fue cambiada a cuatro años. Lo que se ha convertido en un verdadero problema para las guarderías que no cuentan con una educadora entre su personal.

Por todo lo anterior, sí necesitamos que alguien cuide de nuestros hijos: pensando quién, se hizo cargo de nuestro cuidado, cuando éramos pequeños, a todas luces, veremos que lo ideal es dejarlos con nuestros adultos mayores que no por ser grandes, están imposibilitados; salvo que padezcan una enfermedad que se los impida o por su edad, sean ellos, los que necesiten ser cuidados. No, hablamos por hablar, sino porque no falta algún abusador, que haga su fechoría con alguna adolescente casi niña; razón por la cual hay abuelos muy jóvenes.

Nosotros conocimos un viejito, que vivía en “Coatepec”, y cuando hicimos amistad con él, nos enteramos qué cuidaba a su nieto, mientras su hija trabajaba.

Se dice que: “Los abuelos somos unos consentidores”, quizá por eso tenemos la idea qué bajo su cuidado, nuestros hijos, estarán más contentos.

Mientras están en la primaria, aquellos padres que tengamos la posibilidad debemos enseñar a nuestros hijos los juegos tradicionales: El trompo, el balero, las canicas, a elaborar palomas y papalotes para hacerlos volar y despertar en ellos el deseo de aprender cosas nuevas.

En colaboraciones subsecuentes, trataremos de proporcionarles otras ideas. ¡SALUD!