/ lunes 23 de agosto de 2021

Veracruz, estado susceptible

El estado de Veracruz está ubicado al centro-oriente de los Estados Unidos Mexicanos, sobre el litoral del Golfo de México. Al este 93*36´, al oeste 98*36´ de longitud poniente. Cuenta con 745 kilómetros de litoral costero, colindando al norte con Tamaulipas y al sur con Tabasco, siguiendo la ruta de sus playas.

Esta característica lo hace rico en aguas dulces, contando con varias cuencas hidrológicas; al norte, con los ríos Támesis, Pánuco, Moctezuma, Tuxpan, Cazones, Tecolutla y Nautla; al centro, con los ríos Jamapa, Blanco y Atoyac; al sur, con los ríos Papaloapan, Tezochoacan, Coatzacoalcos y Tonalá.

El estado lo atraviesa la Sierra Madre Oriental, cuenta con grandes montañas, como el Pico de Orizaba, la Sierra Negra y el Cofre de Perote, geografía que también constituyen grandes campos acuíferos. Es una entidad con una población de más de 8 millones de habitantes, muchos de los cuales habitan en las costas o en las cuencas de los ríos.

La combinación de costa, ríos, Golfo de México, Sierra Madre y población hacen inevitable su viabilidad para que sea afectada por desastres naturales, destacando huracanes e inundaciones, definiendo a los desastres naturales como “aquellos fenómenos que ocurren sorpresivamente y de manera inmediata”. Dentro de estos podemos enumerar terremotos, avalanchas, maremotos, tsunamis y grandes accidentes viales. Aquellos que son mediatos nos referiremos a huracanes, sequías y erupciones volcánicas. Sin lugar a dudas, el más reconocido es la pandemia por el Covid-19.

Los eventos que afectaron mayormente a nuestro estado a través del tiempo fueron ciclones, tormentas tropicales, lluvias atípicas y extremas.

El terremoto más importante se registró en la zona de las altas montañas, afectando a las zonas de Orizaba, Córdoba e Ixtaczoquitlán, donde hubo pérdidas humanas y de materiales cuantiosos, con un temblor de magnitud de 7.3 grados en la escala de Richter.

Los fenómenos meteorológicos son los que mayores desastres naturales provocan, que han ido en aumento –según los científicos– por el cambio climático y el efecto invernadero que los humanos provocamos con el uso de máquinas y automóviles, por ello es que los países industrializados han retomado políticas públicas para contenerlos. Este proceso estaba respaldado por los Acuerdos de París, que Donald Trump desconoció y que ahora ha retomado el presidente Biden, y que va a restituirse como una política pública internacional.

El mayor desastre natural de los últimos tiempos en Veracruz fue las inundaciones registradas en 1999, en la misma zona donde recientemente entró el huracán Grace: Tecolutla, Poza Rica y Tuxpan. Fue una combinación entre el frente frío 5, una baja presión y la depresión tropical número 11, que interactuaron y desencadenaron fuertes lluvias, provocando uno de los peores desastres en el norte de Veracruz y la sierra de Puebla.

En 72 horas, las inundaciones y el deslizamiento de montañas y cerros quitaron la vida a más de 300 habitantes y dejaron más de 450 mil damnificados. Más que por la cantidad de agua, de acuerdo con los resultados de un estudio sobre este fenómeno, la verdadera razón fue por la decisión que tomaron las entonces autoridades de abrir las compuertas de varias presas ubicadas en la sierra de Puebla (Sandoval 2000).

Este tipo de decisiones fueron tomadas (y negadas) por las autoridades federales, a cargo de la administración y mantenimiento de las presas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), resultado que se asemeja a las inundaciones en Tabasco, por la decisión de la apertura de las presas en Chiapas en las hidroeléctricas de CFE.

Para estos eventos el gobierno federal implementó el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en el año 1996, primero con cargo al Ramo 23 del PEF, dándole operatividad cuando se crearon las reglas en 1999; estuvo 24 años para atender estos eventos, pero fue extinguido el pasado 6 de julio, dejando estas actividades a la Coordinación de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación y para el cual se creó un programa preventivo: “Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales”, cuyas reglas de operación fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 16 de agosto pasado y que cubren insumos, herramientas, asesoría técnica y apoyo a entidades y municipios.

Funciona a partir de una declaratoria de emergencia, que ya realizó el gobernador Cuitláhuac García Jiménez para 22 municipios del norte, por los daños ocasionados por el huracán Grace. Este programa no aplica para la reconstrucción de infraestructura pública ni para el apoyo a la pérdida de productos agrícolas. Se dará bajo un programa coordinado presidido por el Ejecutivo en reuniones intersecretariales y la participación de gobernadores y ediles municipales.

El Fonden era un instrumento financiero dentro del sistema de protección civil, del cual salían recursos para enfrentar emergencias, al ser consecuencia de haberes no presupuestados por ser eventos desconocidos.

En Veracruz, en el 2012 este fideicomiso manejó 5 mil 171 millones de pesos, siendo manejado por el arquitecto Armando Arcos Suárez; la auditoría del Orfis no observó daño alguno en su manejo. El tema de los desastres naturales llevó a Veracruz a asegurar al estado contra desastres naturales en los años 2003-2004, importando el seguro más de 300 millones de pesos al año, con la agencia de seguros Lloyd´s de Inglaterra.

Veracruz seguirá siendo susceptible a afectaciones por este tipo de fenómenos meteorológicos. El asunto es ¿cómo reconstruiremos lo afectado?, si para la conservación de todas las carreteras del país solo hay 10 mil millones de pesos.

El estado de Veracruz está ubicado al centro-oriente de los Estados Unidos Mexicanos, sobre el litoral del Golfo de México. Al este 93*36´, al oeste 98*36´ de longitud poniente. Cuenta con 745 kilómetros de litoral costero, colindando al norte con Tamaulipas y al sur con Tabasco, siguiendo la ruta de sus playas.

Esta característica lo hace rico en aguas dulces, contando con varias cuencas hidrológicas; al norte, con los ríos Támesis, Pánuco, Moctezuma, Tuxpan, Cazones, Tecolutla y Nautla; al centro, con los ríos Jamapa, Blanco y Atoyac; al sur, con los ríos Papaloapan, Tezochoacan, Coatzacoalcos y Tonalá.

El estado lo atraviesa la Sierra Madre Oriental, cuenta con grandes montañas, como el Pico de Orizaba, la Sierra Negra y el Cofre de Perote, geografía que también constituyen grandes campos acuíferos. Es una entidad con una población de más de 8 millones de habitantes, muchos de los cuales habitan en las costas o en las cuencas de los ríos.

La combinación de costa, ríos, Golfo de México, Sierra Madre y población hacen inevitable su viabilidad para que sea afectada por desastres naturales, destacando huracanes e inundaciones, definiendo a los desastres naturales como “aquellos fenómenos que ocurren sorpresivamente y de manera inmediata”. Dentro de estos podemos enumerar terremotos, avalanchas, maremotos, tsunamis y grandes accidentes viales. Aquellos que son mediatos nos referiremos a huracanes, sequías y erupciones volcánicas. Sin lugar a dudas, el más reconocido es la pandemia por el Covid-19.

Los eventos que afectaron mayormente a nuestro estado a través del tiempo fueron ciclones, tormentas tropicales, lluvias atípicas y extremas.

El terremoto más importante se registró en la zona de las altas montañas, afectando a las zonas de Orizaba, Córdoba e Ixtaczoquitlán, donde hubo pérdidas humanas y de materiales cuantiosos, con un temblor de magnitud de 7.3 grados en la escala de Richter.

Los fenómenos meteorológicos son los que mayores desastres naturales provocan, que han ido en aumento –según los científicos– por el cambio climático y el efecto invernadero que los humanos provocamos con el uso de máquinas y automóviles, por ello es que los países industrializados han retomado políticas públicas para contenerlos. Este proceso estaba respaldado por los Acuerdos de París, que Donald Trump desconoció y que ahora ha retomado el presidente Biden, y que va a restituirse como una política pública internacional.

El mayor desastre natural de los últimos tiempos en Veracruz fue las inundaciones registradas en 1999, en la misma zona donde recientemente entró el huracán Grace: Tecolutla, Poza Rica y Tuxpan. Fue una combinación entre el frente frío 5, una baja presión y la depresión tropical número 11, que interactuaron y desencadenaron fuertes lluvias, provocando uno de los peores desastres en el norte de Veracruz y la sierra de Puebla.

En 72 horas, las inundaciones y el deslizamiento de montañas y cerros quitaron la vida a más de 300 habitantes y dejaron más de 450 mil damnificados. Más que por la cantidad de agua, de acuerdo con los resultados de un estudio sobre este fenómeno, la verdadera razón fue por la decisión que tomaron las entonces autoridades de abrir las compuertas de varias presas ubicadas en la sierra de Puebla (Sandoval 2000).

Este tipo de decisiones fueron tomadas (y negadas) por las autoridades federales, a cargo de la administración y mantenimiento de las presas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), resultado que se asemeja a las inundaciones en Tabasco, por la decisión de la apertura de las presas en Chiapas en las hidroeléctricas de CFE.

Para estos eventos el gobierno federal implementó el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) en el año 1996, primero con cargo al Ramo 23 del PEF, dándole operatividad cuando se crearon las reglas en 1999; estuvo 24 años para atender estos eventos, pero fue extinguido el pasado 6 de julio, dejando estas actividades a la Coordinación de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación y para el cual se creó un programa preventivo: “Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales”, cuyas reglas de operación fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 16 de agosto pasado y que cubren insumos, herramientas, asesoría técnica y apoyo a entidades y municipios.

Funciona a partir de una declaratoria de emergencia, que ya realizó el gobernador Cuitláhuac García Jiménez para 22 municipios del norte, por los daños ocasionados por el huracán Grace. Este programa no aplica para la reconstrucción de infraestructura pública ni para el apoyo a la pérdida de productos agrícolas. Se dará bajo un programa coordinado presidido por el Ejecutivo en reuniones intersecretariales y la participación de gobernadores y ediles municipales.

El Fonden era un instrumento financiero dentro del sistema de protección civil, del cual salían recursos para enfrentar emergencias, al ser consecuencia de haberes no presupuestados por ser eventos desconocidos.

En Veracruz, en el 2012 este fideicomiso manejó 5 mil 171 millones de pesos, siendo manejado por el arquitecto Armando Arcos Suárez; la auditoría del Orfis no observó daño alguno en su manejo. El tema de los desastres naturales llevó a Veracruz a asegurar al estado contra desastres naturales en los años 2003-2004, importando el seguro más de 300 millones de pesos al año, con la agencia de seguros Lloyd´s de Inglaterra.

Veracruz seguirá siendo susceptible a afectaciones por este tipo de fenómenos meteorológicos. El asunto es ¿cómo reconstruiremos lo afectado?, si para la conservación de todas las carreteras del país solo hay 10 mil millones de pesos.