/ martes 25 de octubre de 2016

Ciencia y Luz/ El tiempo es infiel a quien abusa de él

Por Elvira Morgado

                                         Sabia virtud de conocer el tiempo.

Renato Leduc

“Las luces se apagan y no puedo ser salvado” (The lights goout and I can’t be saved). Con este verso comienza “Clocks”,una de las más bellas canciones de la banda británica Coldplay,¡y vaya que tiene razón! Los humanos nos adaptamos para realizarnuestras actividades durante el día, pues estamosfisiológicamente preparados para descansar durante el periodo deoscuridad.

Los periodos de luz y oscuridad (fotoperiodo) propiciados porlos movimientos de rotación y traslación de la Tierra (los quegeneran el día y la noche y las estaciones del año,respectivamente) no son iguales en el globo terráqueo. Entre máscerca esté un lugar a la línea del ecuador, menor variabilidadtendrá su fotoperiodo, es decir, sus días y noches tendrán casila misma duración a lo largo de las estaciones. Por su parte, lossitios lejanos a dicha línea, sean cercanos a uno u otro de lospolos, tienen verdaderas diferencias en la duración de sus días ynoches, teniendo largos periodos de oscuridad durante el invierno ylargos periodos de luz durante el verano.

El deseo de prolongar el periodo de luz, ante la crecienteexigencia de nuestras actividades laborales y sociales, originó eldesarrollo de las velas y otros artefactos hasta llegar al uso dela energía eléctrica, invento que, pese a extinguirse la luzsolar, no nos exime de continuar con el trabajo o socializar.

Inspirado en un paseo a caballo

Una estrategia para prolongar el periodo de luz de “maneranatural” es el tan conocido cambio de horario, que consiste enadelantar una hora en el reloj cuando inicia la primavera yatrasarla al inicio del otoño. Los países nórdicos tienen elrazonamiento de que el cambio de horario permite acoplar las horasde luz solar con los picos de actividad de la población.

En 1784 el político y científico estadounidense BenjamínFranklin publicó una carta en la que exponía que los parisinosahorraban velas al emplear más luz solar, es decir, levantándosemás temprano. Él no proponía el cambio de horario como tal,sólo escribía en consonancia con su proverbio “Dormir ydespertar temprano, hace al hombre saludable, rico y sabio”(Early to bed and early to rise, makes a man healthy, wealthy andwise).

En 1907 el constructor inglés Willian Willett (tatarabuelo delvocalista de Coldplay, Chris Martin) propone el corrimiento de lashoras inspirado en un madrugador paseo a caballo que dio durante undía de verano. Le afligió pensar que muchas personas dormíanmientras podrían disfrutar de un buen periodo de iluminación.

La propuesta de Willett no se aplicó de inmediato en Inglaterrasino hasta 1916, durante la Primera Guerra Mundial, con lafinalidad de ahorrar carbón. A partir de entonces, muchos paíseshan realizado propuestas, ajustes y derogaciones al respecto. EnMéxico se empezó a usar de manera intermitente desde 1942, y en1996 Salinas de Gortari decreta la aplicación oficial del horariode verano.

Ritmo circadiano

El cambio de horario es controversial porque involucra factoresambientales, fisiológicos y económicos. Muchos opinan que portratarse de un movimiento que se lleva a cabo cada seis meses, añotras año, deberíamos estar acostumbrados y dejar de quejarnoscada vez. Sin embargo, aunque pareciera sencillo el hecho de moveruna hora nuestro reloj y dejar que la vida continúe, no es tanfácil.

Gracias a la cronobiología (estudio de los ritmos biológicos)es posible entender por qué para muchas personas el cambio dehorario es tan molesto. Pues bien, primero es necesario comprenderque el tiempo en los organismos se gobierna por relojes biológicosinternos, es decir, estructuras anatómicas que tienen la funciónde marcar el tiempo en el cuerpo.

La principal estructura que funciona como reloj está en nuestrocerebro, se llama núcleo supraquiasmático, y su principalindicador de tiempo es la información lumínica percibida por losojos. Así, procesos fisiológicos (como la secreción de hormonas)y conductuales (como el sueño) tienen un ritmo circadiano, esdecir, se repiten casi cada 24 horas.

Los equinoccios y solsticios tienen variaciones lumínicas queson amortiguadas por los relojes biológicos, porque son necesariaspara la adecuación y preparación fisiológica de los organismos,para afrontar las variaciones climáticas que cada estaciónprovee. De este modo, mover el reloj biológico no es tan fácilcomo lo es mover el reloj mecánico. Ajustar todos los procesosbiológicos a una nueva hora es una tarea que toma su tiempo ydepende de los hábitos de cada individuo.

Cambios no benéficos

La frase que intitula a este artículo es de Pietro Metastasio,escritor y poeta italiano, considerado el autor de libretos deópera más importante del siglo XVIII. Con el ejemplo de esteintelectual observamos que desde aquellos años se vislumbraban losefectos que conlleva hacer mal uso del tiempo.

Realizar actividades durante la fase de descanso o adelantarnuestras horas, sea por un cambio de horario estratégico o porviajar a través de diferentes husos horarios, conlleva a unaalteración en la temporalidad de los procesos fisiológicos yconductuales. Estas alteraciones causan disminución del tiempo desueño, déficit de atención y déficit de memoria.

Diversos estudios reportan aumento de los accidentesautomovilísticos como consecuencia del déficit de atención y lasomnolencia que se manifiestan en la primera semana posterior alcambio de horario. No obstante, en controversia, también sereporta una reducción de dichos accidentes gracias a la mayorluminosidad de la que se goza. En todo caso, son más consistenteslos reportes que indican una reducción de la depresión deinvierno en los países nórdicos.

A pesar de que nuestro sistema de relojes biológicos tiene lacapacidad de amortiguar los cambios de horario en la realizaciónde actividades y permite la reprogramación de la temporalidadinterna, desde el punto de vista de la cronobiología estos cambiosno son benéficos para el buen funcionamiento del organismo.

Sin embargo, cada día se incrementan las jornadas de trabajopor la necesidad de producir más, debido al consumismo de lasociedad moderna. La población económicamente activa reduce cadavez más el tiempo para actividades de esparcimiento e interacciónsocial, generando un estrés fisiológico crónico que deriva endiversas enfermedades.

Momento de repensar

En los países más cercanos al ecuador, como México, donde loscambios del fotoperiodo a lo largo de las estaciones del año noson tan evidentes, la justificación para el cambio de horario seda con respecto al ahorro de energía eléctrica. Sin embargo, nohay evidencia incuestionable que soporte dicho ahorro, lasinstancias gubernamentales afirman que hay una reducción, pero losreportes empresariales afirman lo contrario.

Tal vez sea el momento de repensar el cambio de horario como unaestrategia de ahorro de energía, y en su lugar considerar unalegislación que promueva la reducción de plásticos de uso banalcomo los popotes, las bolsas plásticas del supermercado, losutensilios desechables, etc. Así se ahorraría energía de un modomás sano para el ambiente y la salud, sin necesidad de alterar eltiempo en nuestro cuerpo.

A propósito del tema y para la reflexión, esta frase deBenjamin Franklin: “¿Amas la vida? No desperdicies el tiempoporque es la sustancia de que está hecha”.

*Investigadora de la Facultad de Biología, UV. Correo:emorgado@uv.mx

Por Elvira Morgado

                                         Sabia virtud de conocer el tiempo.

Renato Leduc

“Las luces se apagan y no puedo ser salvado” (The lights goout and I can’t be saved). Con este verso comienza “Clocks”,una de las más bellas canciones de la banda británica Coldplay,¡y vaya que tiene razón! Los humanos nos adaptamos para realizarnuestras actividades durante el día, pues estamosfisiológicamente preparados para descansar durante el periodo deoscuridad.

Los periodos de luz y oscuridad (fotoperiodo) propiciados porlos movimientos de rotación y traslación de la Tierra (los quegeneran el día y la noche y las estaciones del año,respectivamente) no son iguales en el globo terráqueo. Entre máscerca esté un lugar a la línea del ecuador, menor variabilidadtendrá su fotoperiodo, es decir, sus días y noches tendrán casila misma duración a lo largo de las estaciones. Por su parte, lossitios lejanos a dicha línea, sean cercanos a uno u otro de lospolos, tienen verdaderas diferencias en la duración de sus días ynoches, teniendo largos periodos de oscuridad durante el invierno ylargos periodos de luz durante el verano.

El deseo de prolongar el periodo de luz, ante la crecienteexigencia de nuestras actividades laborales y sociales, originó eldesarrollo de las velas y otros artefactos hasta llegar al uso dela energía eléctrica, invento que, pese a extinguirse la luzsolar, no nos exime de continuar con el trabajo o socializar.

Inspirado en un paseo a caballo

Una estrategia para prolongar el periodo de luz de “maneranatural” es el tan conocido cambio de horario, que consiste enadelantar una hora en el reloj cuando inicia la primavera yatrasarla al inicio del otoño. Los países nórdicos tienen elrazonamiento de que el cambio de horario permite acoplar las horasde luz solar con los picos de actividad de la población.

En 1784 el político y científico estadounidense BenjamínFranklin publicó una carta en la que exponía que los parisinosahorraban velas al emplear más luz solar, es decir, levantándosemás temprano. Él no proponía el cambio de horario como tal,sólo escribía en consonancia con su proverbio “Dormir ydespertar temprano, hace al hombre saludable, rico y sabio”(Early to bed and early to rise, makes a man healthy, wealthy andwise).

En 1907 el constructor inglés Willian Willett (tatarabuelo delvocalista de Coldplay, Chris Martin) propone el corrimiento de lashoras inspirado en un madrugador paseo a caballo que dio durante undía de verano. Le afligió pensar que muchas personas dormíanmientras podrían disfrutar de un buen periodo de iluminación.

La propuesta de Willett no se aplicó de inmediato en Inglaterrasino hasta 1916, durante la Primera Guerra Mundial, con lafinalidad de ahorrar carbón. A partir de entonces, muchos paíseshan realizado propuestas, ajustes y derogaciones al respecto. EnMéxico se empezó a usar de manera intermitente desde 1942, y en1996 Salinas de Gortari decreta la aplicación oficial del horariode verano.

Ritmo circadiano

El cambio de horario es controversial porque involucra factoresambientales, fisiológicos y económicos. Muchos opinan que portratarse de un movimiento que se lleva a cabo cada seis meses, añotras año, deberíamos estar acostumbrados y dejar de quejarnoscada vez. Sin embargo, aunque pareciera sencillo el hecho de moveruna hora nuestro reloj y dejar que la vida continúe, no es tanfácil.

Gracias a la cronobiología (estudio de los ritmos biológicos)es posible entender por qué para muchas personas el cambio dehorario es tan molesto. Pues bien, primero es necesario comprenderque el tiempo en los organismos se gobierna por relojes biológicosinternos, es decir, estructuras anatómicas que tienen la funciónde marcar el tiempo en el cuerpo.

La principal estructura que funciona como reloj está en nuestrocerebro, se llama núcleo supraquiasmático, y su principalindicador de tiempo es la información lumínica percibida por losojos. Así, procesos fisiológicos (como la secreción de hormonas)y conductuales (como el sueño) tienen un ritmo circadiano, esdecir, se repiten casi cada 24 horas.

Los equinoccios y solsticios tienen variaciones lumínicas queson amortiguadas por los relojes biológicos, porque son necesariaspara la adecuación y preparación fisiológica de los organismos,para afrontar las variaciones climáticas que cada estaciónprovee. De este modo, mover el reloj biológico no es tan fácilcomo lo es mover el reloj mecánico. Ajustar todos los procesosbiológicos a una nueva hora es una tarea que toma su tiempo ydepende de los hábitos de cada individuo.

Cambios no benéficos

La frase que intitula a este artículo es de Pietro Metastasio,escritor y poeta italiano, considerado el autor de libretos deópera más importante del siglo XVIII. Con el ejemplo de esteintelectual observamos que desde aquellos años se vislumbraban losefectos que conlleva hacer mal uso del tiempo.

Realizar actividades durante la fase de descanso o adelantarnuestras horas, sea por un cambio de horario estratégico o porviajar a través de diferentes husos horarios, conlleva a unaalteración en la temporalidad de los procesos fisiológicos yconductuales. Estas alteraciones causan disminución del tiempo desueño, déficit de atención y déficit de memoria.

Diversos estudios reportan aumento de los accidentesautomovilísticos como consecuencia del déficit de atención y lasomnolencia que se manifiestan en la primera semana posterior alcambio de horario. No obstante, en controversia, también sereporta una reducción de dichos accidentes gracias a la mayorluminosidad de la que se goza. En todo caso, son más consistenteslos reportes que indican una reducción de la depresión deinvierno en los países nórdicos.

A pesar de que nuestro sistema de relojes biológicos tiene lacapacidad de amortiguar los cambios de horario en la realizaciónde actividades y permite la reprogramación de la temporalidadinterna, desde el punto de vista de la cronobiología estos cambiosno son benéficos para el buen funcionamiento del organismo.

Sin embargo, cada día se incrementan las jornadas de trabajopor la necesidad de producir más, debido al consumismo de lasociedad moderna. La población económicamente activa reduce cadavez más el tiempo para actividades de esparcimiento e interacciónsocial, generando un estrés fisiológico crónico que deriva endiversas enfermedades.

Momento de repensar

En los países más cercanos al ecuador, como México, donde loscambios del fotoperiodo a lo largo de las estaciones del año noson tan evidentes, la justificación para el cambio de horario seda con respecto al ahorro de energía eléctrica. Sin embargo, nohay evidencia incuestionable que soporte dicho ahorro, lasinstancias gubernamentales afirman que hay una reducción, pero losreportes empresariales afirman lo contrario.

Tal vez sea el momento de repensar el cambio de horario como unaestrategia de ahorro de energía, y en su lugar considerar unalegislación que promueva la reducción de plásticos de uso banalcomo los popotes, las bolsas plásticas del supermercado, losutensilios desechables, etc. Así se ahorraría energía de un modomás sano para el ambiente y la salud, sin necesidad de alterar eltiempo en nuestro cuerpo.

A propósito del tema y para la reflexión, esta frase deBenjamin Franklin: “¿Amas la vida? No desperdicies el tiempoporque es la sustancia de que está hecha”.

*Investigadora de la Facultad de Biología, UV. Correo:emorgado@uv.mx

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