En el quehacer diario, donde muchos artistas están expuestos a aerosoles, resinas, diluyentes, ácidos y metales pesados, con riesgo de desarrollar enfermedades, se empiezan a dar pasos a alternativas menos dañinas. Una de ellas es la de Carmen Alejandrina Valdés, quien crea acuarelas y tintas orgánicas de origen vegetal.
El proyecto surgido en pandemia llevó a Alejandrina a retomar el conocimiento de los pigmentos utilizados desde la época prehispánica y presentar ahora productos aplicados al arte que, dice en entrevista, son sustentables y con colores atóxicos.
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¿Cuál es el objetivo de A ‘Acuarelas Tlapalli’?
“A ‘Acuarelas Tlapalli’ le interesa divulgar el conocimiento sobre las plantas que producen color y ofrecer un producto orgánico que no dañe al planeta y sea amigable con el entorno”, explica sobre el objetivo de esta iniciativa.
Las acuarelas que vende pueden utilizarse en papel, papel algodón y también en barro y madera. Se trata de líquidos que tienen como base el palo azul, palo Brasil, cáscara de nuez, alga espirulina y tinta antigua de cascalote.
Actualmente está en etapa inicial de difusión y de prueba de esas bases, pero también ya experimenta con el muitle, la rosa de castilla, la tinta al alcohol-jamaica, cempasúchil, zacatlaxcalli, cúrcuma y romero.
A Carmen Alejandrina no solo le interesa generar pinturas orgánicas sino también, dice, contribuir al rescate de las tradiciones tintóreas prehispánicas, que sí se usan pero en una minoría.
Recuerda que hasta hoy persiste el uso de insectos como la grana cochinilla, moluscos como el caracol púrpura y una gran cantidad de flores y plantas que producen color sin dañar al planeta y que son amigables con el entorno.
¿Cuáles son los costos?
Acepta que sí son más caros, pero está la opción de aprender a elaborarlos y reducir costos. Un frasco de químico de marca comercial cuesta 18 pesos, pero en orgánico, dependiendo del tipo de planta, los 20 mililitros tienen un valor de entre los 30 y 35 pesos.
Reitera que ella elabora el producto orgánico pero la idea es hacerlo de manera individual, promover las bondades de la naturaleza e incluso acercarles a niñas y niños productos inocuos.
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“Estamos en un único planeta, que es nuestra Tierra, y si no colaboramos a mejorarlo, la caída será muchos más rápida y estrepitosa”, manifiesta quien se desempaña también como coordinadora de los Talleres Libres de Arte en el municipio de Naolinco.
Las personas interesadas en conocer las acuarelas Tlapalli pueden enviar un correo a tlapalliacuarelasorg@gmail.com.
¿El grabado tradicional afecta a la salud?
Además de Carmen Alejandrina, la artista gráfica Nunik Sauret advierte que en el grabado tradicional hay afectaciones a la salud, pero poco se habla de este problema.
En estancia en Xalapa, la artista gráfica habló de la necesidad de informar sobre medidas de autoprotección, tanto en las escuelas como en los distintos talleres o cursos que se imparten.
Aunque hay materiales inocuos, indica que para el uso de los tóxicos es necesario promover el uso de guantes, cubrebocas y “googles”, así como apostar por espacios ventilados cuando se abren empaques sellados donde se acumulan gases o vapores.
La grabadora considera oportuno promover la concienciación tanto del artista como de los fabricantes para evitar acciones perjudiciales, pues señala que en México aún no existen ni el etiquetado de precaución ni las fichas de datos de seguridad.
En Estados Unidos, comenta, ya se ha avanzado en esta materia y se advierte sobre los riesgos para vías respiratorias, piel, enfermedades crónicas y hasta distintos tipos de cáncer.
Nunik Sauret reitera que poco se menciona el impacto que algunas sustancias tienen en los trastornos de ánimo o estados emocionales; también evidencia el escaso o nulo personal sanitario especializado en la atención al sector artístico. En la medida de lo posible, llama a avanzar en el uso de materiales biodegradables y menos tóxicos.
