La contaminación sonora o acústica es un fenómeno que se presenta de manera creciente en las ciudades, produciendo efectos en la salud tanto física como psíquica de sus habitantes; aunque es un problema de contaminación menos estudiado en comparación con otros tipos de contaminación, no por eso es menos importante. De tal forma, el ruido prolifera en la vida cotidiana de las ciudades impactando de manera negativa en la calidad de vida de sus habitantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS), dictaminó que el oído humano puede tolerar sin riesgo para la salud hasta 55 decibeles, ruidos mayores a 60 decibeles pueden perjudicar la salud y dañar el oído.
El compositor canadiense Murray Schafer realizó un proyecto pionero acerca del “entorno sonoro”, a partir del cual se ha desarrollado una línea de investigación científica sobre el ruido y el sonido, y su interacción con la vida humana. Schafer elaboró un inventario de paisajes sonoros del mundo con apoyo de la Unesco, para coadyuvar en lo que llamó la “polución sonora”; en una permanente preocupación por la ecología acústica, que ha apoyado con trabajo como compositor, escritor, educador musical y ambientalista, de manera ininterrumpida.
Raymond Murray Schafer nació en Sarnia, Canadá, en 1933, ingresó en 1952 al Conservatorio Real de Música de Toronto donde estudió piano con Alberto Guerrero y composición con John Weingzweig; también estudió en la Universidad de Toronto; en 1956 viajó a Viena y en 1958 ingresó a la Escuela Real de Música de Londres. En la década de los 70 comenzó sus investigaciones sobre el entorno sonoro en la Universidad Simón Fraser de British Columbia, donde dictó una cátedra de comunicación en 1965.
Su labor docente destaca por ser vivencial, se sensibiliza al niño hacia el reconocimiento de los sonidos de entorno para crear una conciencia auditiva; actualmente su metodología de trabajo es utilizada en todo el mundo. Su bibliografía comprende los libros: El compositor en el aula, Limpieza del oído, El nuevo paisaje sonoro, La afinación del mundo, Cuando las palabras cantan y El rinoceronte en el aula. En su libro El ruido y las voces de la tiranía, propone mejoras en el paisaje sonoro mediante la reducción del ruido, destacando su labor como ambientalista acústico. Su texto Los sonidos del mundo fue publicado en 1977 por la Unesco.
Como compositor, su obra también refleja su trabajo ambientalista, su producción comprende: la ópera La princesa de la estrella, el Cuarteto de cuerdas número 2, inspirado en los intervalos de las olas del mar, la Música del Lago Silvestre para 12 trombones, Treno, protesta antibélica por el bombardeo de Nagasaki, obra compuesta para orquesta y coro juvenil estrenada en Vancouver en 1967; Apocalypsis, obra escrita para 500 ejecutantes, así como conciertos para flauta, arpa, guitarra, cuerdas, orquesta de cámara y sinfónica.
En 1972, Schafer realizó una investigación sobre ecología acústica en todo el mundo gracias a una beca otorgada por la Donner Foudation; también fue becado por el Concilio Canadiense en 1961, y recibió la beca Guggenheim en 1974.
Entre 1956 y 1961 trabajó como periodista para la BBC en Europa. Y en 1961 fundó en Toronto la Centuries Concerts, organización dedicada a la interpretación de música contemporánea.
Es miembro de la liga de compositores canadienses, ha recibido numerosos premios y reconocimientos, como el premio de la fundación Romm en 1968; en 1987 el premio Glen Gould; en 2005 el Canadá Council for the Arts le otorgó el premio Walter Carsen; en 1977 recibió el premio al Compositor del Año y el Premio a la Nueva Música de Cámara. Así como los doctorados Honoris Causa por Universidades de Canadá, Francia, Argentina.
A partir del trabajo de Schafer sobre el paisaje sonoro se ha generado una red mundial de investigadores que incluye a Canadá, Grecia, Australia, Reino Unido, Finlandia, Estados Unidos, Alemania, Japón y México, mismos que participaron en el primer Foro Mundial de Ecología Acústica celebrado en Vancouver en 1973, donde se abordaron temas sobre educación musical, bioacústica, arquitectura, urbanismo, sociología y etnología, con el objetivo de coadyuvar en la mejora del entorno sonoro; porque como señaló Schafer: “No tenemos párpados en los oídos. Estamos condenados a oír”.