Veracruz, Ver.- En el marco del centenario del Carnaval de Veracruz, una de las agrupaciones más emblemáticas y representativas de este evento tan esperado es "Bastoneras de Susy", que celebra sus 48 años de existencia.
Con sus vistosos desfiles y coreografías, la agrupación de las bastoneras han dejado una marca indeleble en la rica tradición carnavalesca de la región, no solo del puerto de Veracruz, en donde son las encargadas de abrir el desfile de carros alegóricos y comparsas cada año.
- Te puede interesar: Desde Jennifer López hasta Juan Gabriel; 5 artistas que pisaron el "Pirata" Fuente
Susana Ortiz Flores, directora de las Bastoneras de Susy, comparte que la preparación para participar en el Carnaval de Veracruz cada año implica amor y pasión por la fiesta más representativa del puerto.
Susy recuerda que la agrupación es, después de casi medio siglo, lo que siempre soñó cuando era niña y combinaba el valet con el bastón, en aquel entonces jugando y ahora como una profesión.
La también fundadora de la agrupación destacó que las Bastoneras de Susy no solo son parte integral del Carnaval de Veracruz, sino que también participan activamente en carnavales de otros municipios a lo largo del año. "Somos una familia de 50 integrantes, compuesta por estudiantes, madres de familia y sus hijas que siguen la tradición", compartió la directora.
Termina un Carnaval y comienzan a preparar el siguiente
La preparación para el Carnaval de Veracruz comienza inmediatamente después de su participación en la edición anterior. La agrupación, siendo una de las más emblemáticas, tiene el honor de abrir el paseo después del contingente de seguridad que cuida las festividades.
La inversión en la preparación no es solo de tiempo y esfuerzo, sino también financiera. Las integrantes y la academia costean los dos o tres cambios de vestuario que presentan durante sus presentaciones en el Carnaval.
Susy Ortiz Flores destaca que la motivación de las integrantes es puramente por gusto y amor al arte, incluso a pesar de las inclemencias del tiempo.
"Las llamo a mis niñas, mis guerreras, porque siempre estamos a pesar de cualquier cosa", afirmó Ortiz Flores. Desde la niñez, su interés por el ejercicio y el deporte la llevó a combinar los pasos que manejaba en el valet con el movimiento del bastón. Este interés, que comenzó como un juego, evolucionó hasta convertirse en un grupo profesional y apasionado.
Nuevas generaciones
Concepción Solís Victorio, integrante de las Bastoneras de Susy desde hace dos años, compartió su experiencia y la razón por la cual decidió unirse a esta tradición familiar.
"Desde que estaba chiquita, iba a todos los paseos, años tras años, porque mi familia está muy involucrada en el Carnaval. Siempre, desde pequeña, quería estar con las bastoneras de Susy", expresó emocionada.
Aunque se encuentra estudiando Educación Deportiva en la universidad, Solís Victorio dedica tiempo todos los días, incluyendo sábados, para ensayar con las Bastoneras de Susy.
Destacó la disciplina y el orden que observaba en el grupo desde su infancia como una inspiración para unirse a ellas. "Mi familia está muy feliz y orgullosa de que participe en las bastoneras. Mis padres y hermanos estarán presentes en el desfile para apoyarme", compartió con entusiasmo
A pesar de los desafíos de equilibrar sus estudios universitarios con la participación en la agrupación, Solís Victorio se siente alegre y emocionada de formar parte del centenario del Carnaval.
"Año con año, el traje de las bastoneras de Susy es muy bonito. Ahora, estoy muy alegre y feliz de poder participar en el centenario del Carnaval. Mi idea es seguir con ellas, estar al pie del cañón hasta cuando se pueda, porque todo es por gusto y por amor propio a las bastoneras", concluyó Solís Victorio.
Las Bastoneras de Susy representan más que un grupo de danza. Son guardianas de una tradición de casi medio siglo que ha dejado huella en la historia del Carnaval de Veracruz.
A medida que celebran su aniversario en el centenario, estas guerreras demuestran que la pasión y el compromiso son la clave para mantener viva la llama de una tradición que ha marcado a generaciones.
