Un veracruzano de solo 18 años de edad tiene propuestas e invitaciones nacionales e internacionales por sus proyectos científicos en beneficio de la salud, se trata de Darbien Elihú Rivas Miramontes.
El nativo de Coatepec, quien considera necesario escuchar y creer en los jóvenes, es ganador de la Medalla de Oro de la YISF-Indonesia (Youths International Science Fair de Indonesia) y la Medalla de Plata del BUCA IMSEF International-Turquía (Music Science Energy and Engineering Fair).
Él se describe como una persona “común”, con una vida donde la música, los videojuegos, el arte, la escritura, la amistad y las salidas con los amigos son parte de su cotidianidad, sin embargo, personas con posgrado e instituciones de prestigio han mostrado interés por sus investigaciones y prácticas en laboratorio.
“Ser joven es difícil, no puedes llegar con alguien y decirle aquí tienes un medicamento porque no cuentas con una certificación, pero al mostrar un estudio con compuestos, periodos y dosis ya te abre otros caminos”, expresa en entrevista donde habla de sus iniciativas.
Y es que apenas tenía 16 años cuando logró llegar a la Expociencias Nacional San Luis Potosí “Las minas del conocimiento”, un encuentro con presencia de mexicanos y extranjeros donde llamó la atención por sus estudios centrados en las propiedades de la planta “diente de león” para tratamiento de “diabetes mellitus” y otras enfermedades.
Esta participación es la que, narra, le dio su pase a Turquía con el proyecto “Uso de tecnología emergente para la extracción de compuestos bioactivos de la planta ‘Taraxacum officinale’ y el estudio de su capacidad antioxidante”, representando a México y al área de biología y salud.
¿Qué es una tecnología emergente?
Explica que las tecnologías emergentes son todas aquellas que permiten realizar algo de una manera más sencilla y, en el caso de su proyecto, tiene como base el uso de microondas para extraer compuestos de la planta comúnmente conocida como “diente de león”.
Detalla que aunque en Colombia ya hay estudios, en México no se ha ahondado en su capacidad antioxidante para el uso en enfermedades como el cáncer de colon, “diabetes mellitus” y cirrosis hepática.
“Lo que hicimos fue obtener sus extractos a base de microondas, en menor tiempo, con menos cantidad de recursos y con una mejor capacidad, siendo que solo se utilizaban soluciones acuosas”.
Una de sus consideraciones es que se está desaprovechando su uso en las enfermedades mencionadas, declaración realizada luego de haber efectuado trabajo en laboratorio con ratas a las cuales les indujo la enfermedad y luego el tratamiento con buenos resultados.
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Aunque aún continúa con el desarrollo del proyecto, comenta que para la separación de los compuestos se necesita una cuantificación específica y trabaja en ella, pero conlleva tiempo y procesos complejos y caros.
¿Pero cómo una persona tan joven realiza esto? En preparatoria tuvo el apoyo de una química particular en Coatepec, Quimidiag, y ahora del laboratorio en la Universidad Anáhuac, con la doctora María Magdalena Uribe Flores, donde tiene beca completa como estudiante de la licenciatura en Ingeniería en Petróleo y Energías Renovables en la Universidad Anáhuac campus Xalapa.
Medalla de Oro
Sobre el proyecto con el cual recién ganó Medalla de Oro, es un trabajo conjunto con Saúl Alejandro Aguilar Bonilla en el área de salud pública; es un bioinsecticida con base en residuo orgánico del aguacate -cáscara y hueso-.
“Determinación fitoquímica de cáscara y semilla de ‘Persea americana’” apuesta por un proceso amigable con el medio ambiente -arrastre de vapor- que reduce combustibles y energía eléctrica, así como la producción económica, detalla para luego añadir que se trata de un repelente con muchas funciones.
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Adelanta que él y su compañero están a la espera de tener la evaluación contra “Aedes aegypti”, el vector para dengue, zika, Chikungunya, fiebre amarilla y otras enfermedades.
Difundir que los jóvenes hacen investigación y poner en el mercado un repelente económico o un método que la misma población pueda fabricar es uno de los objetivos a corto plazo de quien impulsó el Taller de Ciencia el Alquimista en la Escuela de Bachilleres Coatepec y, en la Universidad Anáhuac, el Taller de Investigación y Difusión del Conocimiento para fomento de investigación, no por mérito académico sino por mérito científico.
En este taller, comparte, hay otros proyectos, como huertos sin tierra, un sistema de iluminación “leed” aplicado a cultivos hidropónicos para crecimiento y desarrollo de plantas con el uso de inteligencia artificial y sistemas de automatización.
Su interés está centrado en la farmacoquímica y declara que espera que las voces de los jóvenes sean escuchadas porque regularmente son menospreciadas, aún más si se trata de proyectos.
“Busco desarrollar los proyectos para publicarlos y sacar los productos no para monetizar o tener reconocimiento sino para que la gente pueda tener acceso a ellos”, declara quien se dice un apasionado de la biología y de la sustentabilidad.
Para Darbien, la ciencia es un arte y se trata de todos los días intentarlo. El panorama en esta área, opina, es difícil, “nunca ha sido fácil ni lo será, pero si una persona se motiva a querer aprender algo, ya está haciendo algo diferente y muchas veces eso es lo que se necesita”.
Al joven investigador se le puede seguir en Facebook como Darbi Miramontes y en Instagram como darbien.miramontes.
