Ante el incremento de violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes, la doctora Rosario Andrade Rodríguez exhorta a las familias a buscar ayuda, informarse y proporcionar una educación sexual a las nuevas generaciones, fundamental para prevenir este tipo de abusos.
En la conferencia ¿Por qué hablar de la sexualidad desde la infancia?, puntualizó que desde la primera infancia se debe iniciar por nombrar los genitales por su nombre, así como dejar en claro qué es la privacidad y evitar hacer común la palabra “secreto”.
Aunque describe como un avance significativo que recientemente la Cámara de Diputados haya aprobado una reforma al Código Penal Federal en la cual se establece que no prescribirán los delitos sexuales cometidos en contra de los menores de edad, apuntó que la meta es que no ocurran.
Al respecto, la doctora Patricia Lozada Molina coincide en que sí es importante que el conjunto de la sociedad sepa que los delitos podrán ser investigados sin importar cuánto tiempo haya pasado desde que se cometió el crimen o si la víctima cumplió la mayoría de edad, pero igual de importante es la educación sexual para prevenir.
Rosario Andrade Rodríguez indica que entre los dos y cinco años de edad se les debe enseñar a niñas y niños a identificar todas las partes del cuerpo, para entre los cinco y ocho años detallar con un lenguaje acorde a la edad cómo y dónde se forma un bebé.
Entre los ocho y doce, añade, ya se les debe preparar para los cambios que tendrán en la pubertad y, en la adolescencia, hablarles de sexualidad y métodos anticonceptivos.
Al ahondar en las relaciones sexuales ya se debe proporcionar información sobre las distintas enfermedades y la importancia que tienen los amigos y la aceptación, siempre con énfasis en el cuidado de la intimidad y privacidad personal.
La investigadora de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, Paulina Vázquez Jácome, subraya que la sexualidad es importante en la vida de todas las personas pero no solo se refiere a la parte corpórea sino también a las creencias y valores donde están en juego muchos aspectos.
El llamado es a priorizar este tema y recordar que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cuatro de cada diez delitos de esta índole se cometen en contra de niñas, niños y adolescentes.
Hay énfasis en el Panorama estadístico de la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes 2023, que también analizó la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh 2021), detectando que 12 de cada 100 mujeres reportaron haber sufrido alguna forma de violencia sexual antes de los 15 años.
Además, desde la Conasama reiteran que la violencia sexual deja afectaciones en el desarrollo social y personal de la persona que lo sufre, que muchas veces incluyen escenarios de ansiedad, depresión, distanciamiento social, estrés postraumático y hasta padecimientos de enfermedades de transmisión sexual.