/ domingo 26 de mayo de 2024

De perfil | Blanca Guerra, actriz en todos los frentes

Cambió la odontología apenas iniciada la carrera, pues su vocación estaba en los escenarios, un trabajo por el que ha sido reconocida con el Ariel por cintas como “El imperio de la fortuna”, “Días difíciles” y “Un embrujo”

De no haberse involucrado en el mundo de la actuación, hoy Blanca Guerra posiblemente sería una exitosa odontóloga. Su camino cambió justo en la universidad; cursó apenas unos meses de la carrera de Odontología cuando encontró en el arte su verdadera pasión.

“Yo quería estudiar Medicina y, de hecho, entré al área de químico-biológicas en la preparatoria y cuando mis amigas se fueron a Odontología yo dije: ‘me voy con mis amigas’, pero a los seis meses me di cuenta que no era lo mío y conocí personas que me encaminaron hacia el ambiente teatral y el ámbito actoral”, afirmó Guerra en entrevista con El Sol de México.

“Fui ver una función en el teatro que dirigía Abraham Oceransky y ahí decidí que me quería cambiar de Facultad y me cambié a Filosofía y Letras”, agregó.

UNA INFANCIA FELIZ

Blanca Guerra nació el 10 de enero de 1953, en la Ciudad de México. Al momento de recordar su infancia, en su rostro se dibuja una sonrisa, pues sabe que vivió los mejores momentos de sus primeros años al lado de su familia.

“Es indudable que todo lo que haces desde que naces, cómo te desarrollas, en qué ambiente te desenvuelves, en qué circunstancias te toca vivir tus primeros años, te marcan en un futuro y a mí, pues me tocó crecer dentro de una familia tradicional. Yo siempre fui como muy dueña de mis decisiones, obviamente hay cosas que tienen que ver con tu comportamiento en la vida que proceden de esas infancias, pero yo creo que no tuve ninguna experiencia que fuera agresiva o negativa, o que no fuera armoniosa dentro de mi familia, eso me ayudó a ser como soy hoy.

“Uno ya después se va haciendo responsable de la vida y de las cosas que va decidiendo con responsabilidad, para seguirte viendo con transparencia frente al espejo”, dijo.

CASI MEDIO SIGLO DE CARRERA

Para 1975, la actriz se encaminó en la actuación. “Pedro Páramo: El hombre de la media luna”, fue su primera película, bajo la dirección de José Bolaños, con las actuaciones de Patricia Reyes Spíndola y Manuel Ojeda.

Aunque en su biografía se menciona el título de “La loca de los milagros”, de José María Fernández Unsáin como su primera película, lo cierto es que Blanca Guerra nunca concretó ese proyecto, aunque sí la invitaron a participar.

“Estudié actuación en la escuela del Centro Universitario de Teatro y en la UNAM y siempre quise hacer teatro, pero la vida me premió con que me llamaran siempre para hacer cine y luego televisión y empecé a conocer otros medios en dónde poder desarrollar mi quehacer y así ha sido durante 48 años de trayectoria”, expresó.

Actuó en proyectos como “El complot mongol” (1978), “Estas ruinas que ves” (1979), “Perro callejero” (1980), “Campanas rojas” (1982), “Al filo de la muerte” (1991) y “Valentina” (1993).

Ella fue considerada en algún tiempo como “la favorita” de Vicente Fernández, debido a su gran amistad y las diferentes películas que realizaron juntos, como “El coyote y la bronca” (1980), “Como México no hay dos” (1981), “Juan Charrasqueado y Gabino Barreda”, (1982), “Una pura y dos con sal” (1983), y “El sinvergüenza” (1984), entre otras.

Para la década de los 70 y 80, se consolidó como una de las actrices más reconocidas del cine mexicano. A la fecha suma un aproximado de un centenar de proyectos audiovisuales; en el rubro televisivo, son más de 20 títulos, mientras que en el cine supera las 80 películas, al lado de directores como Ismael Rodríguez, Felipe Cazals, Alejandro Jodorowsky, Sergei Bondarchuk, Luis Mandoki, Ruy Guerra, Paul Leduc, Miguel Littin y Arturo Ripstein.

LA MÁS GALARDONADA CON EL ARIEL

De acuerdo con la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, AMACC, que presidió de 2013 a 2015, en 1980 recibió su primer Ariel a Mejor Actriz por “Perro callejero” de Gilberto Gazcón, en un empate con Norma Herrera.

Durante su presidencia en la AMACC, logró impulsar diversos proyectos fílmicos; entró en sustitución del productor Jorge Sánchez.

“En esa época se afianzó la lucha por la participación de la iniciativa privada en la producción cinematográfica a través de los asuntos hacendarios, de canalizar recursos que son de sus declaraciones, destinaron una determinada cantidad de dinero que en lugar de pasarlo a Hacienda se usaba para la producción cinematografía y eso ayudó muchísimo a que se incrementara la producción.

“Yo entré y había 11 películas producidas al año y, después, cuando yo terminé la presidencia de la Academia ya eran 160 películas al año, entonces yo fui testigo de quienes lucharon por lograr ese apoyo fiscal para la producción cinematográfica”, sostuvo.

Nominada 10 veces al premio de la AMACC, también obtuvo galardones por “El imperio de la fortuna” (Arturo Ripstein, 1986), “Días difíciles” (Alejandro Pelayo, 1987), “Principio y fin” (Arturo Ripstein, 1993) y “Un embrujo” (Carlos Carrera, 1999). Gracias a estos títulos, es la actriz más galardonada con el Ariel.

“Yo creo que estoy en el mejor momento de mi carrera profesional, hago lo que me gusta, entré a la Compañía Nacional de Teatro como emérita. Si quiero hacer televisión, puedo hacerlo porque sólo es cumplir con la Compañía Nacional con un proyecto de teatro al año y yo sigo haciendo lo que quiero, lo que me interesa contar”, sostuvo la actriz de 71 años.

“Abismo de pasión” (2012), “Tres veces Ana” (2016), “Un extraño enemigo” (2018), “¿Cómo matar a mamá?” (2023) son algunos títulos en los que Guerra participó recientemente.

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Su última telenovela fue “Marea de Pasiones” (2024), de la productora Giselle González y ya prepara un siguiente proyecto bajo el título “Caras vemos” que está en postproducción.

“Después de 48 años de trayectoria donde no he dejado de trabajar ni un solo año, estoy muy agradecida por los privilegios que he tenido y doy gracias a la vida por siempre estar en el mejor lugar donde tengo que estar”, finalizó.

De no haberse involucrado en el mundo de la actuación, hoy Blanca Guerra posiblemente sería una exitosa odontóloga. Su camino cambió justo en la universidad; cursó apenas unos meses de la carrera de Odontología cuando encontró en el arte su verdadera pasión.

“Yo quería estudiar Medicina y, de hecho, entré al área de químico-biológicas en la preparatoria y cuando mis amigas se fueron a Odontología yo dije: ‘me voy con mis amigas’, pero a los seis meses me di cuenta que no era lo mío y conocí personas que me encaminaron hacia el ambiente teatral y el ámbito actoral”, afirmó Guerra en entrevista con El Sol de México.

“Fui ver una función en el teatro que dirigía Abraham Oceransky y ahí decidí que me quería cambiar de Facultad y me cambié a Filosofía y Letras”, agregó.

UNA INFANCIA FELIZ

Blanca Guerra nació el 10 de enero de 1953, en la Ciudad de México. Al momento de recordar su infancia, en su rostro se dibuja una sonrisa, pues sabe que vivió los mejores momentos de sus primeros años al lado de su familia.

“Es indudable que todo lo que haces desde que naces, cómo te desarrollas, en qué ambiente te desenvuelves, en qué circunstancias te toca vivir tus primeros años, te marcan en un futuro y a mí, pues me tocó crecer dentro de una familia tradicional. Yo siempre fui como muy dueña de mis decisiones, obviamente hay cosas que tienen que ver con tu comportamiento en la vida que proceden de esas infancias, pero yo creo que no tuve ninguna experiencia que fuera agresiva o negativa, o que no fuera armoniosa dentro de mi familia, eso me ayudó a ser como soy hoy.

“Uno ya después se va haciendo responsable de la vida y de las cosas que va decidiendo con responsabilidad, para seguirte viendo con transparencia frente al espejo”, dijo.

CASI MEDIO SIGLO DE CARRERA

Para 1975, la actriz se encaminó en la actuación. “Pedro Páramo: El hombre de la media luna”, fue su primera película, bajo la dirección de José Bolaños, con las actuaciones de Patricia Reyes Spíndola y Manuel Ojeda.

Aunque en su biografía se menciona el título de “La loca de los milagros”, de José María Fernández Unsáin como su primera película, lo cierto es que Blanca Guerra nunca concretó ese proyecto, aunque sí la invitaron a participar.

“Estudié actuación en la escuela del Centro Universitario de Teatro y en la UNAM y siempre quise hacer teatro, pero la vida me premió con que me llamaran siempre para hacer cine y luego televisión y empecé a conocer otros medios en dónde poder desarrollar mi quehacer y así ha sido durante 48 años de trayectoria”, expresó.

Actuó en proyectos como “El complot mongol” (1978), “Estas ruinas que ves” (1979), “Perro callejero” (1980), “Campanas rojas” (1982), “Al filo de la muerte” (1991) y “Valentina” (1993).

Ella fue considerada en algún tiempo como “la favorita” de Vicente Fernández, debido a su gran amistad y las diferentes películas que realizaron juntos, como “El coyote y la bronca” (1980), “Como México no hay dos” (1981), “Juan Charrasqueado y Gabino Barreda”, (1982), “Una pura y dos con sal” (1983), y “El sinvergüenza” (1984), entre otras.

Para la década de los 70 y 80, se consolidó como una de las actrices más reconocidas del cine mexicano. A la fecha suma un aproximado de un centenar de proyectos audiovisuales; en el rubro televisivo, son más de 20 títulos, mientras que en el cine supera las 80 películas, al lado de directores como Ismael Rodríguez, Felipe Cazals, Alejandro Jodorowsky, Sergei Bondarchuk, Luis Mandoki, Ruy Guerra, Paul Leduc, Miguel Littin y Arturo Ripstein.

LA MÁS GALARDONADA CON EL ARIEL

De acuerdo con la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, AMACC, que presidió de 2013 a 2015, en 1980 recibió su primer Ariel a Mejor Actriz por “Perro callejero” de Gilberto Gazcón, en un empate con Norma Herrera.

Durante su presidencia en la AMACC, logró impulsar diversos proyectos fílmicos; entró en sustitución del productor Jorge Sánchez.

“En esa época se afianzó la lucha por la participación de la iniciativa privada en la producción cinematográfica a través de los asuntos hacendarios, de canalizar recursos que son de sus declaraciones, destinaron una determinada cantidad de dinero que en lugar de pasarlo a Hacienda se usaba para la producción cinematografía y eso ayudó muchísimo a que se incrementara la producción.

“Yo entré y había 11 películas producidas al año y, después, cuando yo terminé la presidencia de la Academia ya eran 160 películas al año, entonces yo fui testigo de quienes lucharon por lograr ese apoyo fiscal para la producción cinematográfica”, sostuvo.

Nominada 10 veces al premio de la AMACC, también obtuvo galardones por “El imperio de la fortuna” (Arturo Ripstein, 1986), “Días difíciles” (Alejandro Pelayo, 1987), “Principio y fin” (Arturo Ripstein, 1993) y “Un embrujo” (Carlos Carrera, 1999). Gracias a estos títulos, es la actriz más galardonada con el Ariel.

“Yo creo que estoy en el mejor momento de mi carrera profesional, hago lo que me gusta, entré a la Compañía Nacional de Teatro como emérita. Si quiero hacer televisión, puedo hacerlo porque sólo es cumplir con la Compañía Nacional con un proyecto de teatro al año y yo sigo haciendo lo que quiero, lo que me interesa contar”, sostuvo la actriz de 71 años.

“Abismo de pasión” (2012), “Tres veces Ana” (2016), “Un extraño enemigo” (2018), “¿Cómo matar a mamá?” (2023) son algunos títulos en los que Guerra participó recientemente.

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Su última telenovela fue “Marea de Pasiones” (2024), de la productora Giselle González y ya prepara un siguiente proyecto bajo el título “Caras vemos” que está en postproducción.

“Después de 48 años de trayectoria donde no he dejado de trabajar ni un solo año, estoy muy agradecida por los privilegios que he tenido y doy gracias a la vida por siempre estar en el mejor lugar donde tengo que estar”, finalizó.

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