/ lunes 18 de diciembre de 2017

Migrantes: hambre, pobreza y sueños; se refugian temporalmente en Xalapa

El hambre, la falta de oportunidades laborales, los escasosrecursos, vivir el “sueño americano”, mejorar las condicionesen las que vive la familia o reunirse con ésta que vive en algúnpunto de Estados Unidos, son los principales motivos por los quecentro y sudamericanos deciden viajar como ilegales.

Muchos logran su cometido y pueden cumplir con su meta, peroquienes no lo hacen deambulan por las calles, avenidas, circuitos ocallejones de algunas ciudades del país en busca de trabajo o deuna moneda que les permita por lo menos comer una vez al día.

En los últimos meses Xalapa se convirtió en una de lasciudades de México en la que sus habitantes han visto de cerca lamigración, a través de una cara triste, la sonrisa cansada de unniño, la mano estirada de un joven o la angustia de una madre queno logra conseguir lo necesario para darle de comer a sushijos.

Son varias las calles y avenidas en las que los migrantes,principalmente de Honduras, El Salvador, Guatemala y Venezuela secolocan para pedir un peso, una moneda o algo de comer paramantenerse de pie u obtener las fuerzas para continuar el caminoque han emprendido alejados de sus familias.

La mayoría de los migrantes que se encuentran en las calles hanrecibido el rechazo de conductores y peatones, no con empujones omaltratos, pero sí con la falta de atención, de caridad ocomprensión.

Las mochilas con cobijas amarradas, los zapatos desgastados, laropa sucia, así como el cansancio son distintivos de losmigrantes.

Este 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional delMigrante.

“QUIERO SEGUIR, PERO NO PUEDO”

Keylin Chavarría es una joven del departamento de Choluteca,Honduras, que junto a su hermano decidió emprender el camino parallegar hasta Estados Unidos, donde su madre vive desde hace 15años.

La sonrisa se le borró porque varias situaciones de riesgo einseguridad lo han marcado de tal manera que le es casi imposiblerecuperar la fe, ésa que necesita para poder cumplir su meta quees reunirse con su madre a quien vio por última vez cuando teníanueve años.

“Mi mamá se fue cuando estábamos chicos, nos dejó porquequería que tuviéramos una vida mejor, mi hermano y yo crecimoscon los abuelitos y lo único que deseábamos era estar con ella,por eso tomamos la decisión de ir a Estados Unidos”, dijo.

El camino lo emprendieron ella y su hermano el 20 de noviembre,salieron  de su país con una mochila cada uno, pero con lailusión de lograr pronto su sueño.

Su hermano se encargó de realizar el cambio de moneda, delempiras hondureños a pesos mexicanos, pues ella asegura que es“mala” con las cuentas.

La suerte les había sonreído; sin embargo, el “coyote” conel que viajaban los abandonó en la frontera con México y desdeahí tuvieron que continuar solos.

Otro trago amargo vino cuando en la zona de Tabasco personal deMigración deportó a su hermano y ella siguió sola el camino.

“Habíamos hecho un acuerdo, si me regresaban a mí, él seiba conmigo, pero si él era el deportado, yo seguiría el caminopara que el esfuerzo que ya habíamos tenido valiera la pena”,expuso.

Keylin continúo sola el recorrido sin enfrentarse a riesgos,pero al llegar a Acayucan un taxista que la llevaría a un refugiola asaltó y la dejó sin nada.

“El taxista me dijo que algo le había fallado al motor y mepidió ayuda para empujar el auto, cuando me bajé él se montórápido y se fue dejándome sin nada, se llevó mi mochila en laque tenía mi ropa y el dinero que me quedaba, el dinero que mimamá nos mandó para poder llegar a donde ella está”,explicó.

Luego del incidente fue ayudada por una mujer que la llevó alrefugio, de donde la enviaron a Cáritas de Xalapa.

El trayecto lo ha seguido con una pareja oriunda de El Salvadorque viene acompañada de sus hijos de tres y año y medio, asícomo un familiar.

“Ellos han sido muy buenos conmigo, la verdad es que se hanportado muy bien, con ellos voy a ir hasta Tijuana porque ellostienen como meta llegar hasta ahí nada más”, dijo.

La meta de Keylin es llegar a Monterrey, donde será recogidapor familiares directos de la pareja de su madre y posteriormentellegará a Estados Unidos para reunirse con ella.

“Yo me quisiera regresar porque no tengo fuerzas para seguirsola, pero mi hermano me dice que continúe, que llegue con mimamá, ya que él no lo pudo hacer, lo único que espero es queDios me socorra y que pueda llegar porque sólo de esa maneravaldrá la pena todo el esfuerzo. Ojalá que la gente comprendieraque los migrantes no somos malas personas, no venimos a otrospaíses porque queremos invadirlos, venimos porque tenemosnecesidades, porque nos duele el hambre, nos duele que no hayatrabajo y nos duele estar alejados de la familia”, agregó.

CÁRITAS, UN APOYO PARA ELLOS

Lucila Colorado Martínez, auxiliar administrativa y apoyo amigrantes de Cáritas parroquial Xalapa, dio a conocer que cada mesalrededor de 30 migrantes llegan al albergue para pedir ayuda.

Señaló que el hambre, la pobreza y el sueño de tener un mejorfuturo son las características principales de los migrantes quellegan a este sitio, único en la ciudad que brinda atención aeste sector.

“Aunque éste no es un refugio para migrantes, siempre losrecibimos con mucho amor porque sabemos que son personas quesienten dolor y que necesitan de nuestro apoyo”, indicó.

Refirió que la mayoría de los migrantes, provenientes deGuatemala, Honduras, Venezuela y el Salvador, van de paso, puestienen como meta llegar a Estados Unidos o a los estadosfronterizos.

“Lo que más piden es comida, vestido y medicinas porque conel viaje su condición de salud se merma y lo que sucede es querequieren atención inmediata”, comentó.

Mencionó que aunque llegan migrantes de paso de todas lasedades, los principales oscilan entre los 18 y 25 años deedad.

Mientras que los migrantes que piden asilo en su mayoría sonfamilias que se quedan hasta por tres meses hasta que logranconseguir una visa humanitaria que les permite continuar con surecorrido.

“Los últimos que tuvimos fue una familia que consiguió lavisa humanitaria y logró trasladarse a Tijuana, ellos no teníanlas intenciones de llegar a Estados Unidos, sino de quedarse en elpaís para lograr conseguir un empleo y poder tener una mejorcondición de vida”, expresó.

El hambre, la falta de oportunidades laborales, los escasosrecursos, vivir el “sueño americano”, mejorar las condicionesen las que vive la familia o reunirse con ésta que vive en algúnpunto de Estados Unidos, son los principales motivos por los quecentro y sudamericanos deciden viajar como ilegales.

Muchos logran su cometido y pueden cumplir con su meta, peroquienes no lo hacen deambulan por las calles, avenidas, circuitos ocallejones de algunas ciudades del país en busca de trabajo o deuna moneda que les permita por lo menos comer una vez al día.

En los últimos meses Xalapa se convirtió en una de lasciudades de México en la que sus habitantes han visto de cerca lamigración, a través de una cara triste, la sonrisa cansada de unniño, la mano estirada de un joven o la angustia de una madre queno logra conseguir lo necesario para darle de comer a sushijos.

Son varias las calles y avenidas en las que los migrantes,principalmente de Honduras, El Salvador, Guatemala y Venezuela secolocan para pedir un peso, una moneda o algo de comer paramantenerse de pie u obtener las fuerzas para continuar el caminoque han emprendido alejados de sus familias.

La mayoría de los migrantes que se encuentran en las calles hanrecibido el rechazo de conductores y peatones, no con empujones omaltratos, pero sí con la falta de atención, de caridad ocomprensión.

Las mochilas con cobijas amarradas, los zapatos desgastados, laropa sucia, así como el cansancio son distintivos de losmigrantes.

Este 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional delMigrante.

“QUIERO SEGUIR, PERO NO PUEDO”

Keylin Chavarría es una joven del departamento de Choluteca,Honduras, que junto a su hermano decidió emprender el camino parallegar hasta Estados Unidos, donde su madre vive desde hace 15años.

La sonrisa se le borró porque varias situaciones de riesgo einseguridad lo han marcado de tal manera que le es casi imposiblerecuperar la fe, ésa que necesita para poder cumplir su meta quees reunirse con su madre a quien vio por última vez cuando teníanueve años.

“Mi mamá se fue cuando estábamos chicos, nos dejó porquequería que tuviéramos una vida mejor, mi hermano y yo crecimoscon los abuelitos y lo único que deseábamos era estar con ella,por eso tomamos la decisión de ir a Estados Unidos”, dijo.

El camino lo emprendieron ella y su hermano el 20 de noviembre,salieron  de su país con una mochila cada uno, pero con lailusión de lograr pronto su sueño.

Su hermano se encargó de realizar el cambio de moneda, delempiras hondureños a pesos mexicanos, pues ella asegura que es“mala” con las cuentas.

La suerte les había sonreído; sin embargo, el “coyote” conel que viajaban los abandonó en la frontera con México y desdeahí tuvieron que continuar solos.

Otro trago amargo vino cuando en la zona de Tabasco personal deMigración deportó a su hermano y ella siguió sola el camino.

“Habíamos hecho un acuerdo, si me regresaban a mí, él seiba conmigo, pero si él era el deportado, yo seguiría el caminopara que el esfuerzo que ya habíamos tenido valiera la pena”,expuso.

Keylin continúo sola el recorrido sin enfrentarse a riesgos,pero al llegar a Acayucan un taxista que la llevaría a un refugiola asaltó y la dejó sin nada.

“El taxista me dijo que algo le había fallado al motor y mepidió ayuda para empujar el auto, cuando me bajé él se montórápido y se fue dejándome sin nada, se llevó mi mochila en laque tenía mi ropa y el dinero que me quedaba, el dinero que mimamá nos mandó para poder llegar a donde ella está”,explicó.

Luego del incidente fue ayudada por una mujer que la llevó alrefugio, de donde la enviaron a Cáritas de Xalapa.

El trayecto lo ha seguido con una pareja oriunda de El Salvadorque viene acompañada de sus hijos de tres y año y medio, asícomo un familiar.

“Ellos han sido muy buenos conmigo, la verdad es que se hanportado muy bien, con ellos voy a ir hasta Tijuana porque ellostienen como meta llegar hasta ahí nada más”, dijo.

La meta de Keylin es llegar a Monterrey, donde será recogidapor familiares directos de la pareja de su madre y posteriormentellegará a Estados Unidos para reunirse con ella.

“Yo me quisiera regresar porque no tengo fuerzas para seguirsola, pero mi hermano me dice que continúe, que llegue con mimamá, ya que él no lo pudo hacer, lo único que espero es queDios me socorra y que pueda llegar porque sólo de esa maneravaldrá la pena todo el esfuerzo. Ojalá que la gente comprendieraque los migrantes no somos malas personas, no venimos a otrospaíses porque queremos invadirlos, venimos porque tenemosnecesidades, porque nos duele el hambre, nos duele que no hayatrabajo y nos duele estar alejados de la familia”, agregó.

CÁRITAS, UN APOYO PARA ELLOS

Lucila Colorado Martínez, auxiliar administrativa y apoyo amigrantes de Cáritas parroquial Xalapa, dio a conocer que cada mesalrededor de 30 migrantes llegan al albergue para pedir ayuda.

Señaló que el hambre, la pobreza y el sueño de tener un mejorfuturo son las características principales de los migrantes quellegan a este sitio, único en la ciudad que brinda atención aeste sector.

“Aunque éste no es un refugio para migrantes, siempre losrecibimos con mucho amor porque sabemos que son personas quesienten dolor y que necesitan de nuestro apoyo”, indicó.

Refirió que la mayoría de los migrantes, provenientes deGuatemala, Honduras, Venezuela y el Salvador, van de paso, puestienen como meta llegar a Estados Unidos o a los estadosfronterizos.

“Lo que más piden es comida, vestido y medicinas porque conel viaje su condición de salud se merma y lo que sucede es querequieren atención inmediata”, comentó.

Mencionó que aunque llegan migrantes de paso de todas lasedades, los principales oscilan entre los 18 y 25 años deedad.

Mientras que los migrantes que piden asilo en su mayoría sonfamilias que se quedan hasta por tres meses hasta que logranconseguir una visa humanitaria que les permite continuar con surecorrido.

“Los últimos que tuvimos fue una familia que consiguió lavisa humanitaria y logró trasladarse a Tijuana, ellos no teníanlas intenciones de llegar a Estados Unidos, sino de quedarse en elpaís para lograr conseguir un empleo y poder tener una mejorcondición de vida”, expresó.

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