/ miércoles 21 de abril de 2021

Aceptarse como homosexual era muy complicado

Salí del clóset en 1971 y había que esconderse, señala entrevistado

Xalapa, Ver.- Aunque la diversidad sexual es algo cada vez más normal en la sociedad, en la década de los 70 era muy complicado aceptarse como homosexual, asegura Augusto, quien “salió del clóset” en 1978 cuando tenía 18 años.

Explica que en esa época las relaciones entre personas del mismo sexo tenían que esconderse y era casi imposible que una pareja de hombres saliera a la calle o hiciera demostraciones de afecto en público. “Antes la gente era espantada y las relaciones homosexuales eran más tapadas, no salíamos. Pero poco a poco se está liberando eso, ya cada quien vive su vida y vive el momento”, asegura.

Entrevistado en la florería en la que trabaja, Augusto reconoce que para su familia, en especial a su mamá, fue muy difícil aceptar su decisión de relacionarse afectivamente con hombres y que le costó mucho trabajo que entendiera su orientación sexual. No obstante, el amor fue más fuerte y hoy, con casi 61 años, disfruta de la aceptación de todos los miembros de su familia.

Mi familia ya no me rechaza, todos entendieron que se trataba de un aspecto más de mi vida. Ahora cada que veo padres que reniegan de sus hijos por ser homosexuales o lesbianas les hago ver que es es un pendejismo de los señores, porque no les va a quitar nada esa decisión de sus hijos”, asegura.

Aunque Augusto tuvo clara su homosexualidad, una decepción amorosa a los 20 años hizo que decidiera no volver a tener una pareja estable. Desde hace 40 años decidió no casarse ni tener hijos y su vida ha transcurrido entre parejas ocasionales y dedicándose al cuidado de su madre, quien falleció a inicios de este año. “No me casé, no tuve hijos, no tuve a nadie, pero no me arrepiento”, declara.

Sobre esa parte de su vida, cuenta que a los 18 años recién llegado a Xalapa entabló una relación con un joven de su edad con quien rentó una casa y vivió en pareja por dos años, sin embargo, tras ese tiempo el joven se enamoró de una mujer con quien se casó y tuvo hijos. “Sí me dolió pero pensé ‘igual, que siga su camino, nada de pelear por él porque la vida continúa’. Después de eso me quedé solo porque con el que pensaba vivir me falló, así que yo de plano no quiero”, dijo.

Hoy, Augusto se ha topado con un nuevo fenómeno el de jóvenes en busca de un “sugar daddy”, o sea hombres mayores que a cambio de sexo puedan darles dinero en efectivo o regalos costosos. Ante esto, reconoce que que se trata de una práctica cada vez más común, pero él nunca ha visto al sexo como una transacción económica. “Yo ese tema lo tengo muy claro, si quieres va a ser un amistoso pero hasta ahí, nada de que yo te vaya a pagar dinero o a comprar un reloj o un anillo”.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Incluso, el entrevistado asegura que este tipo de acciones pueden llegar a ser riesgosas en las relaciones homosexuales, ya que los adultos mayores pueden ser víctimas de violencia física. “También a muchos homosexuales los han matado porque prometen dinero y luego no pagan. Ese tipo de situaciones son peligrosas”.

Finalmente, el hombre que ha enfrentado la discriminación y el acoso por ser homosexual cuenta que con los años ha aprendido a no hacer caso de las críticas de las demás personas y menos aún, dice, cuando estas críticas son por su orientación sexual. “Si te critican por algo malo lo entiendes, pero en mi caso, la gente que habla de mí por ser homosexual no tiene caso que les preste atención, digo, tampoco es que pueda hacer algo en contra de eso; yo no me voy a acabar por otros, yo vivo en mi casa, como y me visto con lo que trabajo, así que digan misa. Yo tengo mi casa propia y soy feliz con lo que soy”, concluyó.

Buscamos los mismos derechos que los demás

Xalapa, Ver.- Un activista ¿nace o se hace? En el caso de Benjamín Callejas Hernández, una experiencia personal lo llevó a trabajar a favor de la comunidad LGBTTTI. “No buscamos privilegios, solo tener los mismos derechos que los demás”, confiesa a veces tener miedo y saber que es una persona incómoda para el sistema.

“He recibido llamadas de números privados o desconocidos donde dicen que somos una aberración de Dios, que no merecemos estar vivos, que nos vamos a ir al infierno y que por eso nos pasa lo que nos pasa”. El ser figura pública, enfatiza, le hace estar expuesto a personas desequilibradas.

Con 46 años de edad, el nutriólogo y maestro en gobierno y administración pública no se vislumbra en el futuro al margen de la lucha social. No, porque enfatiza que en los últimos cinco años se han abierto 130 carpetas de investigación por crímenes de odio por homofobia en Veracruz y solo dos casos han sido resueltos.

Tampoco se ve fuera porque, expone, en el primer trimestre de 2021 ya van cinco asesinatos y porque en la pandemia, cinco de seis niños que pertenecen a la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual han recibido “bullying”.

Hay estadísticas que indican violencia por orientación sexual de parte de la misma familia. Hemos recibido notificación de que los niños reciben más acoso por parte de sus familiares ahora que están en confinamiento”.

Educación

El presidente de la Coalición Estatal LGBTTTI-Veracruz, que aglutina a 60 colectivos de la entidad, afirma que no claudicará porque aún están pendientes los derechos civiles y políticos para esta población y lograr una educación libre de homofobia y transfobia desde las escuelas.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

La educación, puntualiza, es un factor de cambio hacia una cultura de derechos humanos para una igualdad sustantiva, la cual indica que no debe haber discriminación ni diferenciación entre las personas por su la orientación sexual o identidad de género.

Mientras no se hable de esto con naturalidad en el aula y mientras no se capacite a los docentes, que somos formadores del alumnado, va a continuar la resistencia a estos temas”, enfatizó.

Y es que Benjamín Callejas considera que la sociedad en general los sigue viendo como “los locos que quieren cambiar el mundo por una ideología de pensamiento”, cuando la realidad es otra.

Está comprobado que nuestro movimiento, nuestra orientación sexual, nuestra identidad sexogenérica, no es ninguna ideología, se trata de una condición y un estilo de vida que deben ser respetados”.

Benjamín cree que la sociedad no ha aprendido a vivir con respeto hacia todas las personas. Aún más, le parece que la solidaridad, el respeto y la empatía se han perdido: “En redes sociales se nota un discurso de odio a la comunidad LGBTTTI, pero también a todas las demás personas”.

Activismo propositivo

Benjamín Callejas se define como una persona plena, que no se mete con nadie, que no daña a nadie y, a pesar de ello, se ha vuelto objeto de descalificación. Sin embargo, cree que es el precio que debe pagar por generar resultados.

Afirma no buscar protagonismos ni tampoco ser un activista de simulación. No demerita ningún tipo de activismo porque “todo suma, toda abona”, pero sí cree importante que quienes se vayan a dedicar a esto, más allá de su causa, consideren estudiar y prepararse.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

Hay que dar el paso del activismo de señalamientos al activismo de propuestas. La argumentación jurídica es lo que nos dará ventaja sobre las otras personas”, apunta.

Acerca de cuáles piensa que son las características ideales de un luchador social, enumera: ser empáticos con la problemática; no tomarse nada a pecho, y aprender el arte del diálogo y el consenso, de la no confrontación, “porque la confrontación con la gente del poder no lleva nada”.

No significa que no se señalen las cosas que estén mal. Sí estoy a favor de las marchas, de la rueda de prensa para exponer algún asunto, pero también de presentar propuestas y conducirse con argumentación jurídica”.

Cultura del esfuerzo

Nativo de Xalapa, Veracruz, comparte en entrevista haberse forjado en la cultura del esfuerzo. El cuarto de cinco hermanos es hijo de un padre dedicado a la albañilería y una madre ama de casa, de quienes habla con orgullo porque, a pesar de las carencias económicas, le dieron las bases para trabajar, asumir responsabilidades y conducirse con respeto.

En el ambiente de una colonia popular, rememora que transcurrió su infancia, la cual no estuvo exenta de comentarios que en su momento no entendía.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

Mis hermanos me sobreprotegían porque los demás niños notaban en mí cierto amaneramiento y, en su honestidad, hacían comentarios; los más agresivos me decían maricón”.

Benjamín recuerda que en secundaria todo se acentuó. Incluso hubo agresiones físicas, las cuales lo volvieron introvertido y distraído, pero logró salir adelante, a pesar del “schock” emocional y de que tenía que trabajar para poder solventar algunos de sus gastos.

Ayudante de albañilería, vendedor de productos por catálogo, todo servía para continuar estudiando. Así llegó a Nutrición, donde también trabajó y estudió. Al egresar, empezó a destacar y obtuvo puestos en distintos institutos, en diferentes partes del estado. También hizo un posgrado y se dedicó a la docencia.

Ya con una orientación sexual definida, una pareja y vida estable, recibió la noticia de que un tumor se había alojado en su cerebro. En el proceso de sanación, su relación concluyó luego de 10 años, tiempo en el cual Benjamín invirtió económicamente en la casa de su compañero, con la idea de que envejecerían juntos.

En una racha en la que perdió su empleo, lo que consideraba su patrimonio y a su pareja, nació el activista, primero por hacer visible la urgencia de la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo, con los derechos y obligaciones que eso conlleva.

Abogar por los derechos civiles se volvió su causa, pero ésta se fue ampliando conforme se acercó a la comunidad y conoció a profundidad la problemática.

Elegido de manera unánime en 2016 como presidente de la Coalición Estatal LGBTTTI-Veracruz, Benjamín dice convencido que continuará con la promoción y defensa de los derechos, así como en incidir desde lo legislativo. Manifiesta con orgullo que cada día reafirma su vocación de servicio y su ideal.

Con información de Maribel Sánchez | Diario de Xalapa

Xalapa, Ver.- Aunque la diversidad sexual es algo cada vez más normal en la sociedad, en la década de los 70 era muy complicado aceptarse como homosexual, asegura Augusto, quien “salió del clóset” en 1978 cuando tenía 18 años.

Explica que en esa época las relaciones entre personas del mismo sexo tenían que esconderse y era casi imposible que una pareja de hombres saliera a la calle o hiciera demostraciones de afecto en público. “Antes la gente era espantada y las relaciones homosexuales eran más tapadas, no salíamos. Pero poco a poco se está liberando eso, ya cada quien vive su vida y vive el momento”, asegura.

Entrevistado en la florería en la que trabaja, Augusto reconoce que para su familia, en especial a su mamá, fue muy difícil aceptar su decisión de relacionarse afectivamente con hombres y que le costó mucho trabajo que entendiera su orientación sexual. No obstante, el amor fue más fuerte y hoy, con casi 61 años, disfruta de la aceptación de todos los miembros de su familia.

Mi familia ya no me rechaza, todos entendieron que se trataba de un aspecto más de mi vida. Ahora cada que veo padres que reniegan de sus hijos por ser homosexuales o lesbianas les hago ver que es es un pendejismo de los señores, porque no les va a quitar nada esa decisión de sus hijos”, asegura.

Aunque Augusto tuvo clara su homosexualidad, una decepción amorosa a los 20 años hizo que decidiera no volver a tener una pareja estable. Desde hace 40 años decidió no casarse ni tener hijos y su vida ha transcurrido entre parejas ocasionales y dedicándose al cuidado de su madre, quien falleció a inicios de este año. “No me casé, no tuve hijos, no tuve a nadie, pero no me arrepiento”, declara.

Sobre esa parte de su vida, cuenta que a los 18 años recién llegado a Xalapa entabló una relación con un joven de su edad con quien rentó una casa y vivió en pareja por dos años, sin embargo, tras ese tiempo el joven se enamoró de una mujer con quien se casó y tuvo hijos. “Sí me dolió pero pensé ‘igual, que siga su camino, nada de pelear por él porque la vida continúa’. Después de eso me quedé solo porque con el que pensaba vivir me falló, así que yo de plano no quiero”, dijo.

Hoy, Augusto se ha topado con un nuevo fenómeno el de jóvenes en busca de un “sugar daddy”, o sea hombres mayores que a cambio de sexo puedan darles dinero en efectivo o regalos costosos. Ante esto, reconoce que que se trata de una práctica cada vez más común, pero él nunca ha visto al sexo como una transacción económica. “Yo ese tema lo tengo muy claro, si quieres va a ser un amistoso pero hasta ahí, nada de que yo te vaya a pagar dinero o a comprar un reloj o un anillo”.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Incluso, el entrevistado asegura que este tipo de acciones pueden llegar a ser riesgosas en las relaciones homosexuales, ya que los adultos mayores pueden ser víctimas de violencia física. “También a muchos homosexuales los han matado porque prometen dinero y luego no pagan. Ese tipo de situaciones son peligrosas”.

Finalmente, el hombre que ha enfrentado la discriminación y el acoso por ser homosexual cuenta que con los años ha aprendido a no hacer caso de las críticas de las demás personas y menos aún, dice, cuando estas críticas son por su orientación sexual. “Si te critican por algo malo lo entiendes, pero en mi caso, la gente que habla de mí por ser homosexual no tiene caso que les preste atención, digo, tampoco es que pueda hacer algo en contra de eso; yo no me voy a acabar por otros, yo vivo en mi casa, como y me visto con lo que trabajo, así que digan misa. Yo tengo mi casa propia y soy feliz con lo que soy”, concluyó.

Buscamos los mismos derechos que los demás

Xalapa, Ver.- Un activista ¿nace o se hace? En el caso de Benjamín Callejas Hernández, una experiencia personal lo llevó a trabajar a favor de la comunidad LGBTTTI. “No buscamos privilegios, solo tener los mismos derechos que los demás”, confiesa a veces tener miedo y saber que es una persona incómoda para el sistema.

“He recibido llamadas de números privados o desconocidos donde dicen que somos una aberración de Dios, que no merecemos estar vivos, que nos vamos a ir al infierno y que por eso nos pasa lo que nos pasa”. El ser figura pública, enfatiza, le hace estar expuesto a personas desequilibradas.

Con 46 años de edad, el nutriólogo y maestro en gobierno y administración pública no se vislumbra en el futuro al margen de la lucha social. No, porque enfatiza que en los últimos cinco años se han abierto 130 carpetas de investigación por crímenes de odio por homofobia en Veracruz y solo dos casos han sido resueltos.

Tampoco se ve fuera porque, expone, en el primer trimestre de 2021 ya van cinco asesinatos y porque en la pandemia, cinco de seis niños que pertenecen a la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual han recibido “bullying”.

Hay estadísticas que indican violencia por orientación sexual de parte de la misma familia. Hemos recibido notificación de que los niños reciben más acoso por parte de sus familiares ahora que están en confinamiento”.

Educación

El presidente de la Coalición Estatal LGBTTTI-Veracruz, que aglutina a 60 colectivos de la entidad, afirma que no claudicará porque aún están pendientes los derechos civiles y políticos para esta población y lograr una educación libre de homofobia y transfobia desde las escuelas.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

La educación, puntualiza, es un factor de cambio hacia una cultura de derechos humanos para una igualdad sustantiva, la cual indica que no debe haber discriminación ni diferenciación entre las personas por su la orientación sexual o identidad de género.

Mientras no se hable de esto con naturalidad en el aula y mientras no se capacite a los docentes, que somos formadores del alumnado, va a continuar la resistencia a estos temas”, enfatizó.

Y es que Benjamín Callejas considera que la sociedad en general los sigue viendo como “los locos que quieren cambiar el mundo por una ideología de pensamiento”, cuando la realidad es otra.

Está comprobado que nuestro movimiento, nuestra orientación sexual, nuestra identidad sexogenérica, no es ninguna ideología, se trata de una condición y un estilo de vida que deben ser respetados”.

Benjamín cree que la sociedad no ha aprendido a vivir con respeto hacia todas las personas. Aún más, le parece que la solidaridad, el respeto y la empatía se han perdido: “En redes sociales se nota un discurso de odio a la comunidad LGBTTTI, pero también a todas las demás personas”.

Activismo propositivo

Benjamín Callejas se define como una persona plena, que no se mete con nadie, que no daña a nadie y, a pesar de ello, se ha vuelto objeto de descalificación. Sin embargo, cree que es el precio que debe pagar por generar resultados.

Afirma no buscar protagonismos ni tampoco ser un activista de simulación. No demerita ningún tipo de activismo porque “todo suma, toda abona”, pero sí cree importante que quienes se vayan a dedicar a esto, más allá de su causa, consideren estudiar y prepararse.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

Hay que dar el paso del activismo de señalamientos al activismo de propuestas. La argumentación jurídica es lo que nos dará ventaja sobre las otras personas”, apunta.

Acerca de cuáles piensa que son las características ideales de un luchador social, enumera: ser empáticos con la problemática; no tomarse nada a pecho, y aprender el arte del diálogo y el consenso, de la no confrontación, “porque la confrontación con la gente del poder no lleva nada”.

No significa que no se señalen las cosas que estén mal. Sí estoy a favor de las marchas, de la rueda de prensa para exponer algún asunto, pero también de presentar propuestas y conducirse con argumentación jurídica”.

Cultura del esfuerzo

Nativo de Xalapa, Veracruz, comparte en entrevista haberse forjado en la cultura del esfuerzo. El cuarto de cinco hermanos es hijo de un padre dedicado a la albañilería y una madre ama de casa, de quienes habla con orgullo porque, a pesar de las carencias económicas, le dieron las bases para trabajar, asumir responsabilidades y conducirse con respeto.

En el ambiente de una colonia popular, rememora que transcurrió su infancia, la cual no estuvo exenta de comentarios que en su momento no entendía.

Foto: Cortesía | Benjamín Callejas Hernández

Mis hermanos me sobreprotegían porque los demás niños notaban en mí cierto amaneramiento y, en su honestidad, hacían comentarios; los más agresivos me decían maricón”.

Benjamín recuerda que en secundaria todo se acentuó. Incluso hubo agresiones físicas, las cuales lo volvieron introvertido y distraído, pero logró salir adelante, a pesar del “schock” emocional y de que tenía que trabajar para poder solventar algunos de sus gastos.

Ayudante de albañilería, vendedor de productos por catálogo, todo servía para continuar estudiando. Así llegó a Nutrición, donde también trabajó y estudió. Al egresar, empezó a destacar y obtuvo puestos en distintos institutos, en diferentes partes del estado. También hizo un posgrado y se dedicó a la docencia.

Ya con una orientación sexual definida, una pareja y vida estable, recibió la noticia de que un tumor se había alojado en su cerebro. En el proceso de sanación, su relación concluyó luego de 10 años, tiempo en el cual Benjamín invirtió económicamente en la casa de su compañero, con la idea de que envejecerían juntos.

En una racha en la que perdió su empleo, lo que consideraba su patrimonio y a su pareja, nació el activista, primero por hacer visible la urgencia de la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo, con los derechos y obligaciones que eso conlleva.

Abogar por los derechos civiles se volvió su causa, pero ésta se fue ampliando conforme se acercó a la comunidad y conoció a profundidad la problemática.

Elegido de manera unánime en 2016 como presidente de la Coalición Estatal LGBTTTI-Veracruz, Benjamín dice convencido que continuará con la promoción y defensa de los derechos, así como en incidir desde lo legislativo. Manifiesta con orgullo que cada día reafirma su vocación de servicio y su ideal.

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