/ miércoles 8 de febrero de 2023

Miedo no impide hacer el trabajo: la historia de Andrés Córdoba

Andrés Córdoba tiene 16 años de experiencia en honorable labor de podador

La altura siempre da miedo, hay que tratarla con mucha precaución, explica Andrés Córdoba Morales, quien desde hace alrededor de 16 años se dedica a la poda de árboles; él labora actualmente en el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento.

Tras bajarse con destreza de una palma de unos 10 metros de alto, en la avenida Manuel Ávila Camacho, Andrés Córdoba comenta que el miedo nunca se va, “siempre me da un poco cuando debo subir a un arbusto”.

A los 18 años comenzó a subirse a postes y árboles porque trabajaba en una empresa contratista que le da servicios a la Comisión Federal de Electricidad, “yo podaba para que pasaran las líneas de luz de alta y media tensión”. A la altura hay que tratarla con mucho cuidado; pero ya con la experiencia uno aprende técnicas que le permiten tener una mayor seguridad a la hora de subirse.

Ha trabajado para el Ayuntamiento por 5 años, “voy con mi cuadrilla por las avenidas cortando las ramas que son un peligro para los transeúntes y conductores”.

Andrés también debe sortear con los cables | Foto: Jesús Escamiroza/ Diario de Xalapa


¿Qué es lo más difícil para una persona que poda?

Conoce bien los riesgos de su actividad cotidiana, pero también se considera un especialista; si bien todos los días me da miedo la experiencia adquirida le permite evitar un accidente; “siempre está latente que ocurra algo fuera de lo común”.

Andrés Córdoba expresa que lo más difícil es subir; antes de empezar a escalar debe analizar detenidamente las características del arbusto, “debo pensar cómo le voy a hacer, cómo voy a cortar las ramas y cuántas debo cortar”.

Tomar precauciones es algo que se toma muy en serio porque cada escalada a un árbol es distinta, “hay algunos que son más frágiles y menos resistentes”.

De los árboles más altos que ha tenido que subir como parte de su trabajo están los eucaliptos, “recuerdo que podé unos en la zona de Universidad Veracruzana que tenían unos 30 a 35 metros metros de altura”.

Explica que normalmente sube solo, pero a veces cuando el árbol es muy grande sube otro compañero y cuatro más van de chalanes que se quedan abajo para hacer el trabajo que es recoger las ramas y pasarle las herramientas que va necesitando.

Vuelve a leer: Creación de empleo formal en Veracruz, un rubro pendiente, afirma académico

¿Cuáles son los instrumentos de un podador?

Los instrumentos de trabajo que nunca le pueden faltar son: un arnés, un apoyador, casco, sogas de seda de una marca específica, que les proporciona el Ayuntamiento y unas buenas botas que sean adecuadas.

En algunas ocasiones se ha resbalado cuando está arriba o al momento de subir y bajar, pero nunca se ha caído. “Lo que me ha pasado es que pegó contra el tronco, eso es parte del trabajo, pero sí estoy bien asegurado con la soga no pasa de un fuerte golpe, no te caes solo chocas contra el tronco”.

En esta temporada, comenta que debe tener cuidado en extremo porque los arbustos están húmedos o con lama y hace que sean resbalosos para subir. Pese al miedo que todavía siente en cada subida, comenta que le gusta mucho su trabajo, lo disfruta.

A sus 34 años, y tras 16 años de subir y bajar arbustos, recomienda a los jóvenes a no intentarlo, si no tienen experiencia y sin el equipo adecuado, “no se suban a los árboles o postes porque pueden poner su vida en peligro”.

La altura siempre da miedo, hay que tratarla con mucha precaución, explica Andrés Córdoba Morales, quien desde hace alrededor de 16 años se dedica a la poda de árboles; él labora actualmente en el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento.

Tras bajarse con destreza de una palma de unos 10 metros de alto, en la avenida Manuel Ávila Camacho, Andrés Córdoba comenta que el miedo nunca se va, “siempre me da un poco cuando debo subir a un arbusto”.

A los 18 años comenzó a subirse a postes y árboles porque trabajaba en una empresa contratista que le da servicios a la Comisión Federal de Electricidad, “yo podaba para que pasaran las líneas de luz de alta y media tensión”. A la altura hay que tratarla con mucho cuidado; pero ya con la experiencia uno aprende técnicas que le permiten tener una mayor seguridad a la hora de subirse.

Ha trabajado para el Ayuntamiento por 5 años, “voy con mi cuadrilla por las avenidas cortando las ramas que son un peligro para los transeúntes y conductores”.

Andrés también debe sortear con los cables | Foto: Jesús Escamiroza/ Diario de Xalapa


¿Qué es lo más difícil para una persona que poda?

Conoce bien los riesgos de su actividad cotidiana, pero también se considera un especialista; si bien todos los días me da miedo la experiencia adquirida le permite evitar un accidente; “siempre está latente que ocurra algo fuera de lo común”.

Andrés Córdoba expresa que lo más difícil es subir; antes de empezar a escalar debe analizar detenidamente las características del arbusto, “debo pensar cómo le voy a hacer, cómo voy a cortar las ramas y cuántas debo cortar”.

Tomar precauciones es algo que se toma muy en serio porque cada escalada a un árbol es distinta, “hay algunos que son más frágiles y menos resistentes”.

De los árboles más altos que ha tenido que subir como parte de su trabajo están los eucaliptos, “recuerdo que podé unos en la zona de Universidad Veracruzana que tenían unos 30 a 35 metros metros de altura”.

Explica que normalmente sube solo, pero a veces cuando el árbol es muy grande sube otro compañero y cuatro más van de chalanes que se quedan abajo para hacer el trabajo que es recoger las ramas y pasarle las herramientas que va necesitando.

Vuelve a leer: Creación de empleo formal en Veracruz, un rubro pendiente, afirma académico

¿Cuáles son los instrumentos de un podador?

Los instrumentos de trabajo que nunca le pueden faltar son: un arnés, un apoyador, casco, sogas de seda de una marca específica, que les proporciona el Ayuntamiento y unas buenas botas que sean adecuadas.

En algunas ocasiones se ha resbalado cuando está arriba o al momento de subir y bajar, pero nunca se ha caído. “Lo que me ha pasado es que pegó contra el tronco, eso es parte del trabajo, pero sí estoy bien asegurado con la soga no pasa de un fuerte golpe, no te caes solo chocas contra el tronco”.

En esta temporada, comenta que debe tener cuidado en extremo porque los arbustos están húmedos o con lama y hace que sean resbalosos para subir. Pese al miedo que todavía siente en cada subida, comenta que le gusta mucho su trabajo, lo disfruta.

A sus 34 años, y tras 16 años de subir y bajar arbustos, recomienda a los jóvenes a no intentarlo, si no tienen experiencia y sin el equipo adecuado, “no se suban a los árboles o postes porque pueden poner su vida en peligro”.

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