El Salón Bazar, el “Palacio de la Chunchaca” que durante décadas fue punto de encuentro con los grupos más destacados de cumbia y tropical, ya forma parte de la historia de Xalapa; en el sitio en el cual todo era alegría, música y baile, desde el pasado noviembre solo se ven cientos de productos chinos.
Allí, en las instalaciones del exsalón, en la avenida Orizaba 133 de la colonia Obrero Campesina, el movimiento ya es distinto, pero el espacio urbano permanece en la memoria social y colectiva.
¿Qué actividades se hacían en el Salón Bazar?
Aventuras, amores, horas continuas de baile, sudor, risas, gritos, aplausos, bebidas e infinidad de experiencias quedan entre las hoy paredes blancas alumbradas con lámparas led.
En las taquillas donde se hacían largas filas para adquirir boletos y entrar a los bailes de exitosos grupos, ahora solo se ven grafitis y basura que la gente deja a su paso.
Don Carlos, quien ha vivido los últimos 50 años de su vida en esa colonia, opina que en los 90 y primera década de los años 2000 se vivieron las épocas doradas del salón.
Cientos de personas –narra– llegaban desde media tarde para comprar sus boletos y mientras esperaban se tomaban el refresco o algún dulce con los vendedores que aprovechaban “para hacer su agosto”.
A la salida era la locura. Ya con hambre, se “atiborraban” en los puestos de tacos, “hot-dogs” y hamburguesas, recuerda el hombre a quien no le gustan las fotos ni los reflectores pero sí bailar.
En el Bazar escuchó a sus grupos favoritos, la Sonora Santanera, Los Acosta y Acapulco Tropical. Poco después de la pandemia, todavía hubo algunos bailes, pero después, el inmueble fue puesto a la venta, comparte.
¿Pero con quiénes más disfrutaron los xalapeños y habitantes de municipios de la región? Según el registro, allí se escucharon en vivo los éxitos de Los Zemvers, Bryndis y Los Socios del Ritmo.
También, los de grupo Mojado, Ángeles de Charly, Nativo Show, los Pasteles Verdes, Liberación, Germain y sus Ángeles de América, Nelson Kanzela y Junior Klan, por mencionar solo algunos.
La de la música y la “gozadera” es solo una parte de la historia del Bazar, pues está otra, la de la molestia que a algunos vecinos les ocasionaba el alto volumen, la basura y el tráfico que se generaba, tanto en los días de baile como los domingos de venta de ropa de “segunda mano”.
Ahora solo se quedan con una gran tienda y con el tradicional tianguis que se coloca a un costado del exsalón, todos los martes, donde también se hacen aglomeraciones por adquirir frutas y verduras frescas.
