Rosas Garcés, quien tuvo dos etapas en Diario de Xalapa, recuerda que las condiciones sociales de la época, cuando estuvo por primera ocasión en este periódico, eran muy diferentes y, por ende, el trabajo periodístico también lo era.
“En la capital el medio que tenía la batuta era Diario de Xalapa porque abordaba los temas más importantes e impactantes desde el punto de vista del poder y nosotros como reporteros teníamos que ver cuáles eran las fuerzas que prevalecían en la sociedad veracruzana”, dijo.
El periodista, quien hoy es dueño y dirige el medio digital Alcalorpolítico, reconoce a Diario de Xalapa como el medio de comunicación que lo dio a conocer en el gremio y cuenta que entre los aprendizajes más importantes que obtuvo fue el aprender a “defender la noticia” para lograr la exclusiva. “El espíritu que en Diario de Xalapa nos tenían como fundamental era el buscar siempre la noticia, estar atentos y saber qué está esperando el lector y qué está necesitando saber. Creo que eso es lo que a mi me fortaleció para siempre estar atento a la evolución social”, dice. Narra que su trayectoria en el Vocero de la Provincia la realizó en dos etapas, la primera de ellas a partir de 1975 en donde fue “presentado en la sociedad como reportero”, y de manera más reciente ya formando parte Diario de Xalapa de la Organización Editorial Mexicana (OEM).
Fue en esta última etapa, recuerda, cuando entre otras cosas se encargó de las páginas editoriales. Le correspondió a él la tarea de ajustar los espacios de muchos articulistas, quienes tuvieron que adaptarse al espacio de una cuartilla y media. “Eso fue importante y a mí me tocó instaurarlo porque quien sabe decir las cosas las puede decir bien y en poco espacio”.
Sobre sus vivencias, cuenta que entre las coberturas más destacadas que realizó para Diario de Xalapa está el seguimiento al proyecto de construcción de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde y las movilizaciones en contra que esto generó. Explica que, si bien es cierto, que las movilizaciones no lograron detener su construcción sí lograron que los ojos de todo el país estuvieran puestos en el tema.
“Gracias a esta protesta permanente se logró que Laguna Verde fuera muy cuidada por organismos no solo nacionales sino internacionales y que estuvieran atentos a lo que ahí ocurría. Además, tanto movimiento impidió que se fueran creando otras centrales nucleares y eso ha hecho que se inmovilizara los proyectos en torno a los que sigue habiendo mucha incertidumbre”.
Recuerda también haber sido el encargado de darle seguimiento al crimen del líder cañero Roque Spinoso Foglia, asesinado en noviembre de 1984. Se trató, dijo, de una gran noticia debido a la forma en que fue acribillado antes de entrar a su rancho y por tratarse de un diputado federal y del líder de los cañeros en la CNC. “En ese tiempo no había crímenes de ese calibre y él fue ejecutado en su carro (…) duró mucho tiempo el impacto que tuvo”.
Para Joaquín Rosas, aunque la forma en la que el periodismo se ejerce ha cambiado, el trabajo de un reportero sigue siendo fundamental para el desarrollo de la sociedad. Y es que, con el auge de las redes sociales y la falsa sensación que tiene la sociedad de estar muy informados, el papel del periodismo es proporcionar un panorama global de lo que está sucediendo.
“Eso es lo que tenemos que traer los periodistas (…) ver el panorama completo y saber hacia dónde avanza la sociedad”, concluyó.