Alcanzar el sueño americano puede costarle la vida a un migrante. Es estar al filo de la navaja. “A los traficantes de personas no les importa la seguridad de los migrantes, solo quieren el dinero y lamentablemente ven una oportunidad, saben que nuestros hermanos migrantes están desesperados”, señaló el activista y director del Albergue Juventud 200, José María García Lara, localizado en la frontera de Tijuana.
Centroamericanos y mexicanos que son desplazados por la violencia que prevalece en sus comunidades o las condiciones de pobreza buscan un futuro promisorio para ellos y sus familias y esto es aprovechado por los delincuentes.
“Cuando los traficantes ven desesperados a los migrantes es su oportunidad y no les importa abandonarlos a mitad del camino, robarles sus pertenecías y hasta secuestrarlos”, planteó el defensor de derechos humanos, quien ha intensificado entre los migrantes la difusión de los riesgos que existen al cruzar a Estados Unidos de una forma irregular.
Planteó que al pagar a un pollero tampoco es garantía de cruce. “Las personas que se dedican a una actividad ilícita, al verse interceptados por la autoridad, abandonan a la gente y en esto deben pesar los migrantes antes de dejar su dinero en manos de esas personas”, planteó.
Sueños se tornan tragedias
A lo largo de la frontera los traficantes buscan la forma de llevar a los migrantes al vecino país, haciendo un negocio, pero sus objetivos algunas veces son frustrados y se convierten en tragedia.
La noche del 23 abril, un grupo de seis migrantes que pagó casi 5 mil dólares cada uno para ingresar ilegalmente a Estados Unidos logró llegar a la zona montañosa en Otay Mesa. El mexicano Miguel Tejeda los esperaba del lado americano y entre los arbustos escondió su camioneta.
Al ver a los migrantes comenzó a gritar y conducirlos hacia su vehículo, sin embargo, agentes de la Patrulla Fronteriza lo detectaron.
Los nervios invadieron a los seis migrantes y rápidamente subieron al carro. Tejeda también lo hizo, encendió el vehículo y se condujo a toda velocidad.
Comenzó la persecución de las autoridades y Tejeda manejó hacia el norte. Pisó el acelerador hasta alcanzar 75 millas por hora. Intentó a toda costa escapar de los agentes, pero de repente giró bruscamente y chocó con el extremo de una barandilla. El vehículo cayó a un pequeño barranco y se salió del camino, al mismo tiempo dos personas salieron expulsadas del automóvil. Miguel Loaiza fue detenido por los agentes de Estados Unidos y este mes fue sentenciado por la Corte Federal de los Estados Unidos a 48 meses de prisión. El resto de los migrantes, la mayoría mexicanos, fueron deportados.
De acuerdo con la Patrulla Fronteriza, solo de octubre 2016 a julio 2017 han detenido 21 mil 611 personas que han intentado cruzar de manera ilegal a los Estados Unidos; no obstante, en el mismo periodo, pero 2016, fueron 31 mil 891.