/ miércoles 17 de junio de 2020

Al país le conviene evitar la polarización

La tensión y el ambiente de confrontación que se vive en la calle, producto del encierro obligado para evitar más contagios del Covid- 19, ha convertido al más pacífico ciudadano en violento, contestatario y de mecha corta. Ahora que comienza la reactivación económica y con la sana distancia y otras medidas que permiten la reanudación de algunas actividades, la inconformidad de la gente en contra de los gobiernos federal, estatales y municipales se ha hecho patente y merece atención inmediata, para evitar que la rebelión de la sociedad civil se salga de control.

Con la aparición del panfleto del Bloque Opositor Amplio (BOA) se alertó a la 4T y a sus militantes sobre lo que podría suceder entre los partidos opositores al gobierno de López Obrador si se pactan alianzas para igualar o superar a las fuerzas políticas de izquierda aglutinadas en Morena, que por su parte respondió a través de sus dirigentes que van por 15 gubernaturas, la mayoría de los integrantes de la Cámara Diputados y los gobiernos municipales de las ciudades más importantes. De resultarle a Morena su estrategia, sin duda también será suyo el candidato presidencial que releve a Andrés Manuel en 2024.

Por lo pronto, el Partido Movimiento Ciudadano ha comenzado a desmarcarse de una alianza pluripartidista para contender por la gubernatura de Nuevo León, postulando, hasta donde se puede observar, al senador Samuel Alejandro García Sepúlveda, a quien le auguran grandes posibilidades de éxito.

Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, y Ángel Ávila Romero, dirigente nacional del PRD, anunciaron el acuerdo para formar una alianza electoral parcial hasta hoy, para postular candidatos comunes hasta en cien distritos electorales de los 300 en que se divide el territorio nacional, y en donde los candidatos a seleccionar serán en su mayoría líderes que representen pluralmente a la sociedad civil.

La falta de entendimiento entre el titular del Poder Ejecutivo federal y los gobernadores que han manifestado abiertamente ser sus opositores, nada bueno dejará, si se contamina el proceso electoral federal por quienes pretendan a toda costa hacer ganar a sus candidatos. Es el momento de quitarse los guantes, aunque sigan siendo adversarios políticos, cuya confrontación generaría el caos y la ingobernabilidad, y el único perdedor sería el pueblo.

La tensión y el ambiente de confrontación que se vive en la calle, producto del encierro obligado para evitar más contagios del Covid- 19, ha convertido al más pacífico ciudadano en violento, contestatario y de mecha corta. Ahora que comienza la reactivación económica y con la sana distancia y otras medidas que permiten la reanudación de algunas actividades, la inconformidad de la gente en contra de los gobiernos federal, estatales y municipales se ha hecho patente y merece atención inmediata, para evitar que la rebelión de la sociedad civil se salga de control.

Con la aparición del panfleto del Bloque Opositor Amplio (BOA) se alertó a la 4T y a sus militantes sobre lo que podría suceder entre los partidos opositores al gobierno de López Obrador si se pactan alianzas para igualar o superar a las fuerzas políticas de izquierda aglutinadas en Morena, que por su parte respondió a través de sus dirigentes que van por 15 gubernaturas, la mayoría de los integrantes de la Cámara Diputados y los gobiernos municipales de las ciudades más importantes. De resultarle a Morena su estrategia, sin duda también será suyo el candidato presidencial que releve a Andrés Manuel en 2024.

Por lo pronto, el Partido Movimiento Ciudadano ha comenzado a desmarcarse de una alianza pluripartidista para contender por la gubernatura de Nuevo León, postulando, hasta donde se puede observar, al senador Samuel Alejandro García Sepúlveda, a quien le auguran grandes posibilidades de éxito.

Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, y Ángel Ávila Romero, dirigente nacional del PRD, anunciaron el acuerdo para formar una alianza electoral parcial hasta hoy, para postular candidatos comunes hasta en cien distritos electorales de los 300 en que se divide el territorio nacional, y en donde los candidatos a seleccionar serán en su mayoría líderes que representen pluralmente a la sociedad civil.

La falta de entendimiento entre el titular del Poder Ejecutivo federal y los gobernadores que han manifestado abiertamente ser sus opositores, nada bueno dejará, si se contamina el proceso electoral federal por quienes pretendan a toda costa hacer ganar a sus candidatos. Es el momento de quitarse los guantes, aunque sigan siendo adversarios políticos, cuya confrontación generaría el caos y la ingobernabilidad, y el único perdedor sería el pueblo.