Como observador, sin interés partidista, impresiona ver la pasión de la gente con el candidato morenista Andrés Manuel López Obrador. No hay playeras, no hay gorras, no hay torta ni refresco; los ciudadanos acuden por su propio pie y se arremolinan a escuchar al candidato presidencial, y presenciarlo hace entender porqué lidera todas las encuestas levantadas hasta el día de hoy. Llama la atención que acuden a verlo y escucharlo gente de zonas urbanas, a juzgar por su vestimenta, y muy pocos campesinos, muestra de que ha permeado su mensaje y presencia, vía redes sociales, entre la población que tiene acceso a la tecnología. Lo notable es que todos quieren verlo, darle la mano, saludarlo, estar con él. Sin grandes operativos de traslado, ni de seguridad, a sus concentraciones van cientos o, si acaso, dos mil o tres mil personas como ocurrió en el mitin dominical realizado en el parque central de San Andrés Tuxtla, en la zona sur del estado que es bastión morenista, a diferencia de los 10 mil o 15 mil seguidores que regularmente arrastran los otros candidatos del “Por México al Frente” y de “Todos por México”, aunque eso no los ha hecho moverse de sus posiciones atrás de AMLO.
Que si al abanderado por la coalición “Juntos Haremos Historia” le va a alcanzar para ganar, muchos, millones, apuestan que sí, por la gran diferencia porcentual que tiene hasta este momento, casi imposible de remontar. Otros, sin embargo, se muestran optimistas y opinan lo contrario, confían en poder dar la sorpresa, y citan como ejemplo la elección de 2006 cuando Felipe Calderón pudo revertir casi la misma ventaja que entonces tenía con el tabasqueño previo a las elecciones, y aunque con escaso margen pudo ganar la presidencia de la República, “haiga sido como haiga sido”, dijo en alguna ocasión el michoacano. ¿Se repetirá la historia? Quién sabe. A diferencia de lo que sucedió antes cuando López Obrador no logró contener a las estructuras de los opositores, esta vez sí lo hará en la mayor parte del país, y en al menos 8 o 9 de cada 10 casillas habrá una estrecha vigilancia de militantes morenistas para evitar que puedan presentarse fraudes como los que denunció haber sido víctima para impedir su llegada a Los Pinos. Hay efervescencia política, sin duda, y este último intento de Andrés Manuel puede ser la vencida para su ascenso o, en caso de perder, hacer su retiro definitivo de la política, como él mismo ha dicho, para irse a descansar su rancho en Chiapas. El lector tendrá la mejor opinión.
CANDIDATOS SIN DINERO Y ELECTORADO CONTAMINADO
+++Hay muchos cambios en la política, y es debido a la desconfianza de los ciudadanos hacia los candidatos que andan pidiendo el voto. No les creen, porque en la mayoría de los casos los políticos siguen haciendo lo mismo, promesas de campaña que no cumplen; peor aún, ahora mismo hay diputados que jamás regresaron ni siquiera a agradecer a los electores por haber ganado con el voto que les dieron, y alcaldes que prometieron las perlas de la virgen y siguen sin cumplir, que porque no tienen dinero, o que el presupuesto ya lo tienen comprometido o un sinfín de pretextos para justificar ese incumplimiento. Acaso por eso, ahora, los electores (no todos, hay honrosas excepciones de quienes están a morir con sus preferencias partidistas o tienen gratitud a cierto candidato o candidata) han convertido las campañas en una vendimia, piden no sólo para la colonia o la comunidad, sino en lo personal, y lo condicionan para votar. Lo hacen con todos los candidatos, y de todos obtienen algo. Y tienen razón, no es lo más ejemplar, pero ya se cansaron de que los políticos sólo prometan y jamás cumplan, que los agarren de “tontos”, por llamarlo de algún modo. Hay un tremendo desgaste de esta actividad, y es lamentable que se haya pervertido tanto. Algo tendrán que hacer los partidos y los políticos, unos condenados a desaparecer si siguen permitiendo que continúe el descrédito que le provocan los malos militantes, y los otros a recibir el rechazo y hasta agresiones por parte de los ciudadanos. Urge recomponer el camino.
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