Andan muy espantados en el oficialismo, de pronto se han visto sorprendidos porque querían una campaña en donde la oposición no los criticara y que llegara contagiada con el derrotismo que pretendieron alentar con su falsa idea de que Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum llevaban una ventaja que no se podía remontar.
Han topado con la realidad y ven sin reconocerlo, la inminente derrota con la que pagarán parte de su soberbia y ejercicio corrupto del poder; con la suma de los votos de las personas que han sido agraviadas por este régimen autoritario, los sufragios de los desencantados que fueron traicionados desde Palacio Nacional, los jóvenes y las mujeres que se niegan a permanecer en la inercia de los opresores y las personas que ocultan su voto a los encuestadores porque saben de la intimidación de la que son objeto de parte de los emisarios gubernamentales que condicionan apoyos oficiales a cambio de su voto.
En Veracruz, además se muestra el orgullo de aquellos que estamos genuinamente indignados porque tuvieron el descaro de retar la inteligencia de la sociedad, al pretender que no reaccionaríamos ante la intentona de colocar como gobernadora a una persona profundamente desarraigada, con resultados paupérrimos y cuestionables en su encomienda en el gobierno federal y que además su honorabilidad se resquebraja con denuncias por la comisión del grave delito de enriquecimiento ilícito y lo demás que le resulte.
Una campaña política que expone presuntos actos de corrupción y enriquecimiento ilícito por parte de una candidatura, respaldada por evidencias verificables como escrituras del registro público de la propiedad y denuncias ante la Fiscalía General, no puede ser clasificada como una campaña negra.
Para entender esta distinción crucial, es fundamental comprender las diferencias entre una campaña de contraste con críticas fundadas y una campaña negra basada en perfidias, engaños y embustes.
Una campaña de contraste legítima se basa en la presentación de diferencias claras y fundamentadas entre candidatos o partidos políticos. En este contexto, la crítica se utiliza para destacar las discrepancias en las políticas, los registros de desempeño y los valores fundamentales.
La información proporcionada está respaldada por hechos verificables y se presenta de manera transparente y objetiva. El objetivo principal es informar a los votantes para que tomen decisiones fundamentadas en la comparación de propuestas y trayectorias.
Por otro lado, una campaña negra se caracteriza por el uso de tácticas deshonestas, infundios y descalificaciones sin fundamento para desprestigiar al adversario. En lugar de presentar argumentos sólidos y hechos verificables, se recurre a la difamación, la manipulación de la verdad y la creación de narrativas engañosas. Estas campañas suelen apelar a emociones negativas, como el miedo y la desconfianza, en lugar de ofrecer una visión positiva y constructiva.
Las acusaciones de un enriquecimiento inexplicable (que en forma lógica se consideraría después como enriquecimiento ilícito), se basan en evidencia concreta y se presentan de manera transparente, permitiendo a los votantes evaluar la información de manera objetiva.
Aunque es natural que existan críticas y confrontaciones en el ámbito político, es crucial mantener la integridad y la veracidad en la comunicación para garantizar un proceso electoral justo y democrático.
El refranero popular mexicano dice: “el que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”. Un proverbio chino afirma: “si no quieres que se sepa, no lo hagas”. En consecuencia, la señora de Zacatecas no puede hacerse la víctima y decir que es objeto de una “campaña negra”, ¿a poco pensó que no se le iba a objetar nada de su desarraigo y de su fabulosa prosperidad inmobiliaria?
*Diputada federal
@lorenapignon_