Independiente a la evidente corrupción y cinismo que han exhibido, Morena carga con tres factores negativos en Veracruz. En México, para bien o para mal, la dinámica política del partido oficialista, está influenciada por el desempeño del gobierno federal y estatal con el que tienen afinidad.
Así la valoración que se tiene acerca de la actuación del gobierno, tiene un papel crucial en la percepción del electorado hacia los candidatos oficiales que de forma natural tienen que mostrarse como continuadores de la administración a la que no tienen más remedio que elogiar, a pesar de los negativos que se perciben.
Desde un enfoque teórico, podemos aplicar la teoría del "voto retrospectivo", que sugiere que los votantes evalúan el desempeño del pasado reciente y actual de Morena como gobierno, para tomar decisiones en las elecciones del futuro próximo.
Cuando un gobierno federal y estatal, ambos del mismo partido, enfrentan críticas por una gestión deficiente (por decir lo menos), esto afecta de forma irremediable la candidatura de su candidatura para el cargo de gobernadora.
En primer lugar, la mala gestión del gobierno federal y estatal erosiona la confianza del electorado en el partido gobernante y el desencanto hace posible el escenario de realizar un voto de castigo.
Los problemas como la corrupción, la inseguridad, la crisis económica o la falta de servicios públicos adecuados minan la credibilidad de Morena y, por ende, la herencia del ejercicio gubernamental se convierte en una dura carga para la candidatura oficialista.
Además, la evidente falta de autonomía política de la candidata a gobernadora, puede ser percibida como una desventaja por parte de los ciudadanos veracruzanos.
Al estar vinculada estrechamente con un gobierno federal y estatal impopular, la candidata tiene que exhibirse como una ferviente aplaudidora y continuadora de políticas y prácticas que no han beneficiado al estado.
En términos prácticos, la candidata oficialista enfrenta el desafío de diferenciarse de la gestión desfavorable del gobierno federal y estatal, pero aunque ella misma lo sepa, no tiene la voluntad y el valor para desempolvar la autocrítica; pero con el problema superior de que además nadie se lo creería, porque precisamente su fabulosa prosperidad inmobiliaria floreció durante su gestión como secretaria de energía del gobierno federal, de lo que han derivado las denuncias sobre presunto enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Por esas “cualidades” y los incontables yerros que ha exhibido por su incontrovertible desarraigo y falta de afinidad con la identidad veracruzana, Nahle es incapaz para mantener una distancia crítica y ofrecer propuestas concretas para abordar los problemas previamente mencionados.
El desempeño de Rocío en el debate fue lamentable para ella porque encabeza una campaña carente de credibilidad y de dignidad. La necesidad de elogiar públicamente a los gobernantes impopulares es percibida por el electorado como una falta de integridad e independencia, lo que constituye un lastre significativo para su candidatura.
Pepe Yunes la derrotó porque ella es el rostro del oportunismo y que además tiene acusaciones graves ante la Fiscalía General de la República, de las que no pudo deslindarse porque careció de argumentos. El hilo conductor de la mayoría de sus intervenciones fue la lectura, lo que la revela como una persona que desconoce los problemas de Veracruz y sólo alcanza a repetir el discurso que le hicieron sus asesores.
Fue tanto su enojo al verse descubierta como corrupta, desarraigada e incapaz; que quedó ofuscada y tuvo el descuido de tomar el tríptico publicitario para recitar algunas líneas del mismo, ¿en serio no tiene idea de lo que dicen sus “propias propuestas”?
*Diputada federal. PRI
@lorenapignon_