En el corazón de la política contemporánea yace el delicado equilibrio entre la percepción pública, la autenticidad del liderazgo y la capacidad de comunicación efectiva. La contienda por el gobierno de Veracruz entre la cuestionada candidata oficialista, Rocío Nahle, y el candidato opositor Pepe Yunes, cobra una relevancia destacada al ilustrar carios ejemplos aplicables a los principios fundamentales de la ciencia política y la psicología aplicada a la arena política.
Max Weber, en su obra clásica "La Política como Vocación", argumenta que la legitimidad del liderazgo político se basa en la "ética de la responsabilidad" y la "ética de la convicción". La primera implica la habilidad de tomar decisiones informadas y racionales para el bienestar público, mientras que la segunda implica la firmeza en los principios y valores personales. En el contexto de la contienda en Veracruz, la falta de conocimiento y conexión con la realidad local por parte de la candidata oficialista originaria de Río Grande, Zacatecas, debe interpretarse como una falla en la ética de la responsabilidad, erosionando su legitimidad ante los votantes que la perciben de forma irrefutable como una oportunista y desarraigada (de la corrupción luego hablamos).
El concepto de "capital político" de Pierre Bourdieu, también arroja luz sobre esta situación. Bourdieu argumenta que el capital político se basa en las relaciones sociales, la reputación y el conocimiento experto. La candidata oficialista, al demostrar un desconocimiento evidente de la geografía y las problemáticas locales, disminuye su capital político y, por ende, su capacidad para influir y liderar eficazmente, hecho que ha venido incluso a provocar el titubeo y desconfianza de su propia estructura en Morena, en donde muchos ven en ella a una persona que en realidad carece de las cualidades para representarlos con dignidad.
Desde la psicología, la teoría del "aprendizaje social" de Albert Bandura puede ayudar a comprender por qué la candidata oficialista ha optado por empeñarse en leer un discurso durante los debates, en lugar de hablar de manera improvisada y errática. Según Bandura, los individuos aprenden comportamientos observando a otros y las consecuencias de sus acciones. Es posible que la candidata haya observado a otros políticos desarraigados en recitar discursos preparados y haya percibido que esta estrategia es efectiva para controlar la situación y minimizar errores por su evidente desconocimiento de los problemas y oportunidades que acontecen en el estado al que pretende supuestamente gobernar.
La teoría de la "gestión de impresiones" de Erving Goffman también es relevante en este contexto, porque ésta sostiene que los individuos manejan cuidadosamente su presentación pública para influir en la percepción de los demás. La decisión de la candidata oficialista de leer un discurso puede interpretarse como un intento de gestionar la impresión de competencia y preparación, pero en los hechos esto le ha sido contraproducente, al revelar su falta de autenticidad, desconocimiento pleno de las causas de las diversas regiones de la entidad y nula conexión emocional con el electorado.
Por otro lado, la capacidad de Pepe Yunes para articular un discurso sólido y sin necesidad de un guion puede ser explicada por la teoría de la "inteligencia emocional" de Daniel Goleman, que incluye habilidades como la empatía y la autoconciencia, lo cual es crucial para el liderazgo efectivo. El candidato opositor, al demostrar un profundo conocimiento y comprensión de las preocupaciones locales, ejemplifica tanto sus habilidades emocionales como sus extraordinarias capacidades intelectuales, lo que le ha merecido ante la opinión pública, el reconocimiento de ser el ganador de los debates por lo demostrado en cuanto a liderazgo, trayectoria, preparación, simpatía, empatía y arraigo. Así será el próximo gobernador de Veracruz.
@lorenapignon_
Diputada federal. PRI