/ sábado 6 de enero de 2024

Los magos, sabios buscadores

La visita de los magos de Oriente, representa la manifestación del Señor a todos los pueblos, especialmente a los pueblos gentiles, como dice el Prefacio de la Epifanía del Señor: Porque has revelado en Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.

Con la visita de los magos de Oriente y las ofrendas que hacen al Señor, se comprende la recepción del misterio de Dios por los pueblos de buscadores paganos, una caravana de innumerables peregrinos que encontraron en Jesús lo que tanto habían buscado durante toda su vida.

Unos magos venidos de Oriente. El Oriente simboliza la región por excelencia de los sabios astrónomos. Algunos han pensado en Persia, Arabia o Babilonia. Podemos saber con exactitud que estos hombres estaban atentos a las manifestaciones naturales de Dios. Tenían una sensibilidad tal, que sabían que su travesía tenía sentido. Valía la pena emprender un viaje para ir y adorar al rey al que la misma naturaleza ya reconocía coronándolo con una estrella.

Esta es la caravana de los buscadores, ahí está la clave, ¡no se puede encontrar al Señor si primero no se le busca! Buscaban al rey de los judíos. La vida constituye una eterna búsqueda; los hombres estamos siempre indagando, anhelando, en camino.

A cada uno Dios le habla de acuerdo con su propia realidad: a los pastores por medio del ángel. A los escribas por medio de las profecías. A los magos por medio de una estrella. Dios no quiere que nadie quede fuera de su acción, a todos nos da la posibilidad de conocerle y ser sus hijos. Y se toma la delicadeza de hablarnos a cada uno por un lenguaje que comprenderemos.

El olfato religioso de estos hombres les permite descubrir que en el rey de los judíos que ahora contemplaban como niño, también se les manifestaba Dios. Por eso le adoraron y ha sido tal la ternura por la que Dios les ha hablado que lo único que tienen es lo que ponen a sus pies: oro, incienso, perfumes.

Dios en esta visita les ha dado más. Los únicos dones que llevan son los que le ofrecen, estableciendo con ellos, y si saberlo, una verdadera profecía del Niño: hombre y Dios verdadero. Al final, regresaron a su tierra por otro camino, evidentemente, después de gran encuentro no pueden regresar a sus vidas por la ruta de antes, lo hacen por un nuevo camino, un camino que este niño ahora les ha abierto.

La visita de los magos de Oriente, representa la manifestación del Señor a todos los pueblos, especialmente a los pueblos gentiles, como dice el Prefacio de la Epifanía del Señor: Porque has revelado en Cristo, para luz de los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salvación; pues al manifestarse Cristo en nuestra carne mortal nos hiciste partícipes de la gloria de su inmortalidad.

Con la visita de los magos de Oriente y las ofrendas que hacen al Señor, se comprende la recepción del misterio de Dios por los pueblos de buscadores paganos, una caravana de innumerables peregrinos que encontraron en Jesús lo que tanto habían buscado durante toda su vida.

Unos magos venidos de Oriente. El Oriente simboliza la región por excelencia de los sabios astrónomos. Algunos han pensado en Persia, Arabia o Babilonia. Podemos saber con exactitud que estos hombres estaban atentos a las manifestaciones naturales de Dios. Tenían una sensibilidad tal, que sabían que su travesía tenía sentido. Valía la pena emprender un viaje para ir y adorar al rey al que la misma naturaleza ya reconocía coronándolo con una estrella.

Esta es la caravana de los buscadores, ahí está la clave, ¡no se puede encontrar al Señor si primero no se le busca! Buscaban al rey de los judíos. La vida constituye una eterna búsqueda; los hombres estamos siempre indagando, anhelando, en camino.

A cada uno Dios le habla de acuerdo con su propia realidad: a los pastores por medio del ángel. A los escribas por medio de las profecías. A los magos por medio de una estrella. Dios no quiere que nadie quede fuera de su acción, a todos nos da la posibilidad de conocerle y ser sus hijos. Y se toma la delicadeza de hablarnos a cada uno por un lenguaje que comprenderemos.

El olfato religioso de estos hombres les permite descubrir que en el rey de los judíos que ahora contemplaban como niño, también se les manifestaba Dios. Por eso le adoraron y ha sido tal la ternura por la que Dios les ha hablado que lo único que tienen es lo que ponen a sus pies: oro, incienso, perfumes.

Dios en esta visita les ha dado más. Los únicos dones que llevan son los que le ofrecen, estableciendo con ellos, y si saberlo, una verdadera profecía del Niño: hombre y Dios verdadero. Al final, regresaron a su tierra por otro camino, evidentemente, después de gran encuentro no pueden regresar a sus vidas por la ruta de antes, lo hacen por un nuevo camino, un camino que este niño ahora les ha abierto.