No es hacer apología ni dar voz a un grupo delictivo señalar su deslinde como autor material del crimen de la joven Valeria Cruz Medel, hija de la diputada federal de Morena Carmen Medel Palma...
Sólo pone en contexto ese hecho grave que indignó a la sociedad, sucedido el fin de semana pasado en Ciudad Mendoza, tras lo cual —en unas cuantas horas— la policía de investigación veracruzana determinó que fue asesinada al confundirla con una mujer vinculada a los “Zetas” y el gobernador Miguel Ángel Yunes señaló que los responsables fueron miembros del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), con presencia en el estado. La ultra-rápida acción policiaca generó más dudas que certeza, y lo más cuestionado fue el hecho de que el presunto asesino, apodado el Richy, apareció muerto dentro del vehículo en el que habría huido. A partir de ahí han surgido todo tipo de cuestionamientos, algunos de mucho valor por tratarse de personajes con amplios conocimientos y experiencia en la materia, como el exprocurador general de la República, Ignacio Morales Lechuga, quien puso en duda esa investigación.
El asunto cobró relevancia ayer por la colocación de mantas en lugares públicos de Poza Rica, Tihuatlán y Coatzintla, donde esa organización criminal (CJNG) desmiente ser autora del crimen y hace graves señalamientos contra funcionarios de la SSP (entre ellas haber sacado de su casa al Richy, quien luego aparece muerto), contradiciendo la versión oficial. Ese señalamiento lo respondió ayer mismo el gobernador: “Yo no debato con delincuentes (…); las lonas tienen como propósito que se hable de ellos. Lo único cierto es que está perfectamente acreditado que fue la delincuencia organizada la que asesinó a esta joven”, expresó a periodistas que lo cuestionaron, pero ya no señaló directamente a ese cártel como responsable del asesinato. El tema, en todo caso, es de credibilidad, y eso se resolvería si la autoridad da certeza y exhibe pruebas, que debe o debería tener, para transparentar esa investigación.
Es cuando resulta importante esa multimillonaria inversión en cámaras de video-vigilancia, los videos que muestren tanto del arribo del criminal al edificio donde se encontraba la víctima, la agresión y los momentos previos ya dentro del gimnasio, la huida y el tipo de vehículo que utilizó (hay versiones de que no fue en una camioneta gris, sino en un auto compacto de la marca Ibiza), así como la grabación de su fuga. En fin, la Fiscalía debe tener ese material probatorio que puede servir para despejar dudas de quienes piensan que se trató de un montaje esa investigación, partiendo de la base del inocultable tortuguismo que caracteriza a la policía veracruzana para desentrañar este tipo de hechos, como lo demuestran miles de averiguaciones archivadas y sin resolver durante años.
Los familiares seguramente van a esperar los informes de la PGR que estaría participando en las investigaciones y, de no ser el caso, solicitar las pruebas periciales que respalden la determinación de que no hubo tintes políticos en esta agresión fatal. Esperemos.
TIBURONES SE QUEDAN. Es una buena noticia que a pesar del lamentable paso en torneo de los Tiburones Rojos del Veracruz van a continuar en el puerto. En algún momento hubo el riesgo de que el equipo descendiera o saliera de esta plaza por conflictos de su dueño, Fidel Kuri Grajales, con el Ayuntamiento de Boca del Río en tiempos de Miguel Ángel Yunes Márquez de alcalde, y su padre, el gobernador Miguel Ángel Yunes, por motivos políticos. Pudo mantenerse, más por lo que significaba agraviar a la afición, que por ganas de cobrarle facturas a Kuri. Sin embargo, el equipo causa lástima. No tiene jugadores de nivel para competir, y eso lo ha colocado hasta el fondo de la tabla, dando lástima, lo cual es injusto para una afición de la calidad que hay en Veracruz. Eso mismo debe influir para armar un buen equipo en el torneo que viene. Ojalá, eso favorecería darle brillo al estado y los aficionados y prestadores de servicios turísticos lo agradecerían enormemente.
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