Ayer hubo un festejo significativo para Veracruz como estado, al que se le ha llamado cuna del agrarismo, por haberse promulgado aquí la primera ley agraria.
Dicho festejo tradicionalmente lo organiza la CNC, organización priista que ha dejado atrás sus mejores tiempos, al grado que el de ayer no tuvo mayor trascendencia.
Tal parece que la extinción del PRI arrastra a la CNC y viceversa, al menos eso es lo que evidencia la ausencia de figuras de senadores y diputados y de la misma dirigencia nacional que antaño se hacían presentes en el evento del seis de enero.
Incluso en esa fecha llegaba a Veracruz quien despachaba en Los Pinos como presidente de México y en más de una ocasión sirvió para el destape de candidatos a la gubernatura y a la presidencia.
En esta ocasión los cenecistas debieron valerse del asesinato del diputado local Juan Caros Molina, quien al mismo tiempo fungía como dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias.
De no haber sido por ese lamentable hecho, se ve difícil que el evento del sector campesino hubiera tenido mayor repercusión.
El dirigente nacional de la CNC, Ismael Hernández Deras hizo el reclamo, y con razón, de que a casi dos meses del asesinato de Molina no hay avances en la investigación y que tampoco funciona la Comisión Especial creada en el Congreso local para atender el crimen.
No se sabe lo que han hecho al respecto los integrantes de la mencionada comisión legislativa que preside Jorge Moreno Salinas y que integran con él Alexis Sánchez García, como secretario, y José Manuel Pozos, Florencia Martínez, Rodrigo García y María Josefina Gamboa, como vocales.
El tradicional compromiso de que en unidad seguirán trabajando por el campo, para que tenga justicia y bienestar siguiendo los legados de Emiliano Zapata, Francisco Villa y Venustiano Carranza no habría trascendido más allá de las paredes del recinto que albergó el festejo.
Y lo mismo hubiera pasado con el compromiso reafirmado por el dirigente cenecista de continuar la lucha por el campo, porque estas son las expresiones de siempre, las mismas que escuchan cada año quienes asisten al evento del seis de enero.
Lamentable que una organización campesina, otrora poderosa y que llegó a ser referente nacional haya logrado trascender con su evento de ayer por el crimen de Molina Palacios, ocurrido el 9 de noviembre pasado.
Por cierto que Molina estaba por dejar la dirigencia de la Liga de Comunidades Agrarias, pues su periodo ya había concluido. Aunque trascendió que desde la Ciudad de México la iban a dar una prórroga para que él se encargara del acto agrario, cosa que ya no pudo hacer.
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