La Biblioteca Digital de Humanidades da a conocer que ya está disponible ¡Vivas nos queremos! Luchas de las mujeres en las Altas Montañas de Veracruz, libro histórico-documental donde las autoras Amanda Ramos y Anabel Ojeda advierten que los logros están en riesgo.
Aunque por un lado las académicas y activistas exponen y lamentan la situación actual, reconocen la valentía y el esfuerzo de las colectivas, con presencia en 22 de los 57 municipios que integran la región; son mujeres desde los 12 y hasta los 60 años de edad. Como un avance para el feminismo veracruzano es descrito este libro digital de acceso abierto (https://www.uv.mx/bdh/), el cual recoge la experiencia de mujeres frente a las luchas por su reconocimiento como personas con derechos.
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¿Cuál es el contenido de "¡Vivas nos queremos!"?
El contenido, divido en siete segmentos, expone el posicionamiento de las autoras, explica cómo fue su acercamiento al conocimiento del movimiento de mujeres en la región y recuerda a luchadoras de épocas pasadas. Surgen así los nombres de Salomé Carranza, Violeta Migueli González, Eufrosina Moya Magdaleno y el caso de las costureras anarcosindicalistas de Orizaba.
En otros apartados delinean el panorama del movimiento feminista en México y hacen un pase de lista de los colectivos pioneros y actuales en las Altas Montañas. El volumen concluye con las reflexiones sobre los movimientos de resistencia; alertan que, pese a la lucha, muchas de ellas ni siquiera cuentan con las condiciones laborales por las que pelearon las trabajadoras de la industria textil y la industria del café en la región.
También añaden que ha habido cambios importantes para favorecer la legalización del aborto en Veracruz, pero su concreción en políticas públicas y su cumplimiento siguen pendientes.
“Hemos establecido vínculos creativos y redes potentes entre nosotras, pero la violencia contra las mujeres va en aumento”, enfatizan y nombran dos pérdidas ocurridas durante el tiempo de investigación y edición del libro
“Perdimos a una mujer muy cercana, una compañera de Marea Verde Altas Montañas, víctima de feminicidio. Otra mujer, que se encontraba con ella cuando perdió comunicación, sigue desaparecida”, apuntan.
Las investigadoras expresan que ven como una oportunidad las aportaciones de los feminismos jóvenes a la sabiduría y experiencia de quienes tienen larga trayectoria en el feminismo y las luchas de las mujeres.
“El impulso y la fuerza de las mujeres jóvenes son invaluables para el posicionamiento feminista local, nacional e internacional, además de que apuntan a una manera ‘joven’, nueva, de relacionarnos entre mujeres”, sostienen.
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¿Qué organizaciones y colectivas mencionan en libro?
En su pase de lista del activismo por los derechos de las mujeres en las Altas Montañas mencionan a Zona de Creación, CDH Toaltepeyolo, Kalli Luz Marina, Marea Verde Altas Montañas y Mujeres Montaña.
También a Ceprojusdac y Cihuatlahtolli. el Colectivo Sororidad y Feminismo, Conejo Clandestino, Estudios Interculturales y de Género, así como la Red de Promotoras de los Derechos Humanos de las Mujeres Indígenas (Reprodmi).
Asimismo, Colectivo Conejo Clandestino, el proyecto “Generando redes y colectividad para la conservación y valoración del río Tenexapa”, y un grupo sin nombre.
Explican que la labor está concentrada en Ixhuatlancillo, Orizaba, Ixtaczoquitlán, Río Blanco, Magdalena, Nogales, Rafael Delgado, San Andrés Tenejapan, Tehuipango, Tequila, Zongolica, Amatlán de los Reyes, Astacinga, Atzacan, Camerino Z. Mendoza, Córdoba, La Perla, Mariano Escobedo, Fortín, Atlahuilco, Tlilapan y Paso del Macho.
Sobre la manera en la que trabajan, detallan que el quehacer es autoconvocado y autodeterminado. Algunas cuentan con una organización más estructurada y están constituidas como asociaciones civiles o centros de derechos humanos.
“Otras colectivas se van consolidando mediante procesos autónomos que surgen ante la emergencia y necesidad de generar redes de apoyo y acompañamiento para enfrentar la violencia contra las mujeres en todos sus tipos y ámbitos”.
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Las actividades realizadas por las colectivas están catalogadas en cuatro líneas: autocuidado y autoformación feminista; activismo feminista; Defensa de los derechos de las mujeres, y actividades académicas.
“Las mujeres que participamos en estos espacios coincidimos en que son fundamentales y nos permiten fortalecer vínculos y hacer comunidad”, se lee en el libro.
