Aunque el Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una cuestión de género, la evidencia científica muestra que sí hay diferencias y son ellas, en la edad joven y adulta, quienes pueden estar viviendo una doble vulnerabilidad: ser mujeres y ser autistas, expresa Rosa Virginia Martínez Conde.
¿Dónde son agredidas las mujeres autistas?
La directora del centro Integra, que atiende en Xalapa a personas neurodivergentes, puntualiza que las mujeres autistas sí existen y muchas de ellas son agredidas de diferentes maneras, en el entorno escolar, laboral e incluso familiar al pensar que no tienen nada.
“Se tiende a creer que son exageradas o que están mal porque ellas quieren. Y no, no saben todos los retos que viven, el estrés, lo que sufren por sentir que no ‘encajan’", manifiesta previo al Día de la Concienciación del Autismo, que se conmemora el 2 de abril.
La psicóloga, máster en Autismo e Intervención Psicoeducativa, señala como urgentes las políticas públicas para la detección temprana del autismo y para su atención integral. Se pronuncia por seguir trabajando por una sociedad más respetuosa, solidaria e incluyente.
Debido a la falta de detección temprana y atención especializada oportuna, enfatiza, un alto porcentaje de adolescentes y jóvenes viven retos sociales, cognitivos y sensoriales que afectan de manera significativa su salud emocional, mental e incluso física.
Según la Fundación ConecTEA, las niñas, adolescentes y mujeres en este espectro no necesariamente presentan déficit de lenguaje o dificultades intelectuales, además, son menos propensas a actuar física o agresivamente.
En otras manifestaciones del comportamiento, menciona que la mujer autista observa el comportamiento humano, aprendiendo a enmascarar u ocultar las dificultades, sin embargo, es más susceptible a la ansiedad, depresión y trastornos del sueño.
Añade que suelen ser más conscientes de la necesidad de actuar socialmente y son aparentemente tímidas.
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“Desafortunadamente, muchas de las manifestaciones conductuales de las mujeres autistas tal vez se han normalizado por cuestiones sociales o culturales, por la sociedad en la que vivimos, pues ve más valioso que una mujer se comporte de determinada manera”, dice Rosa Virginia Martínez.
¿Qué labor hacen en Integra?
En cuanto a su trabajo general en Integra, explica que atienden la neurodiversidad pero se han especializado en autismo. Actualmente hay entre 50 y 60 personas y, además de la comunidad educativa, brindan acompañamiento en distintas áreas terapéuticas, de comunicación, lenguaje, psicoterapia, áreas sensoriales y psicoeducativa, y orientación familiar.
“Nuestro propósito es acompañar a las familias de manera profesional y amorosa para que puedan ser guías del desarrollo social, cognitivo y afectivo de sus hijos, porque al hablar de avances es importante ser objetivo: los hay cuando se trabaja en equipo”.
Detalla que los avances significativos se dan cuando hay compromiso de las escuelas y de los padres, y se toma en cuenta el ambiente en el cual las personas autistas viven su condición.
“Hablo de niñas, niños y adolescentes, pero también atendemos a personas adultas que a lo mejor ya viven de manera independiente; buscamos esa parte de una sana independencia y que vivan de una manera más autogestiva”.
Con ellos, comparte, el trabajo es un poco diferente, “sí con ellos pero también con el ambiente laboral y escolar que les pueda ofrecer los apoyos necesarios”.
La especialista señala también la importancia de escuchar a las personas autistas y a sus familiares pues es a través de ellos que se pueden conocer las verdaderas necesidades.
“Una de las más importantes es la visibilización, que la discapacidad existe, que el autismo existe, y la otra es que la discapacidad no es nada más en la infancia sino que acompaña a las personas a lo largo de su vida y las personas adultas ya no son atendidas”.
¿Qué es la neurodivergencia?
Explica que viene de muchos movimientos anteriores. El primero fue el de la neurodiversidad, pues desde el punto de vista neurológico se dieron cuenta que cada persona tiene un cerebro diferente.
De acuerdo con esta diferencia, necesita ser atendido, pero con la puntualización de que esta diferencia no tiene que ser ni buena ni mala, ni mejor ni peor, simplemente aceptarla y atenderla.
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“Surgió para la inclusión, no del rechazo, la agresión o las situaciones que existen, sino de realmente reconocer e incluir con un papel importante de la sociedad”, subraya.
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