En el tema de la inclusión, todavía falta mucho camino para transitar del modelo médico rehabilitatorio asistencialista al modelo social de atención a la discapacidad, que compromete a toda la sociedad, sin importar la trinchera que de manera individual se ocupe, indica la activista Ana Ruth Ferrer Rivera.
En entrevista apunta que sí hay avances pero no se debe dejar de subrayar que se trata de un sector altamente discriminado para el cual se deben garantizar sus derechos humanos; “si atendemos la discapacidad, estamos trabajando por el bien común”, declara en entrevista.
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La aliada en Veracruz de la iniciativa #YoTambiénVoto2024 opina además que en 2024 se vive un momento trascendente para el sector discapacidad y para su derecho a votar y ser votado.
Al ahondar en el modelo social, la activista con 43 años de trabajo en favor de personas con discapacidad señala que esta perspectiva tiene como ejes los derechos humanos, la dignidad humana, la libertad personas y la igualdad.
Lo mencionado, puntualiza, abona a la disminución de barreras y a la inclusión social, para lo cual, la sociedad tiene una corresponsabilidad para la no discriminación y la normalización del entorno, por mencionar algunas acciones.
Ana Ruth Ferrer reitera que la discriminación para las personas con discapacidad se ha normalizado y combatirla es uno de los grandes desafíos, pues está presente en los distintos espacios.
Lo expuesto tiene eco en Frida Sofía Grandi, estudiante de octavo semestre de Física en la Universidad Veracruzana, quien refiere haberse quedado sin empleo por ser una persona que está dentro del espectro autista.
En lo que describe como un claro acto discriminatorio, manifiesta que tampoco se ha legislado sobre este tipo de violencia institucional, de la cual ni siquiera se habla, pues antes está el desafío de encontrar a empleadores.
Ana Ruth Ferrer Rivera y Frida Sofía Grandi, desde sus distintas áreas, se manifiestan por una sociedad más empática, más sensible y más humana, pues coinciden en que hay muchas personas con discapacidad que sí pueden obtener su autonomía pero persisten barreras y estereotipos.
Según el modelo al que se refiere Ruth Ferrer, “la premisa es que la discapacidad es una construcción social que limita e impide que las personas con discapacidad se incluyan, decidan o diseñen con autonomía su propio plan de vida en igualdad de oportunidades”.
