Estimadas y estimados lectores: estamos a 4 días de que termine este año. Un año en donde todas las encuestas, absolutamente todas, hasta las más cercanas al gobierno federal, reprueban la gestión del presidente de la República en materia de seguridad.
Las estadísticas no mienten. El gobierno de Morena ya rebasó, a diez meses de que termine, el número de asesinatos de los gobiernos anteriores del PRI y del PAN, de suyos catastróficos.
Ha sido 2023 un año bañado en sangre, pero también en desapariciones de hombres, mujeres y principalmente jóvenes. Un año donde hemos visto miles de negocios desaparecer, producto de las extorsiones, de los cobros de piso, de como de la noche a la mañana las personas tienen que huir y bajar la cortina, porque este gobierno de los abrazos para la delincuencia, nunca quiso poner orden, para que hubiera progreso, parafraseando a don Augusto Comte.
Un año de pesadilla, donde los secuestros, por más que se quieran ocultar, permean de norte a sur y de oriente a occidente del país.
Por eso no hay una sola casa encuestadora en la que aprueben al gobierno del señor López Obrador en materia de seguridad, y lo tengan reprobado, señalado en rojo, primordialmente por tantas masacres cometidas con toda impunidad.
Pero ya termina este malogrado año en 4 días, y uno quisiera que 2024 fuera distinto al que se va. Lamentablemente los indicadores siguen mostrándonos un escenario de más de lo mismo, y peor con un año electoral, donde puedo prever que por lo mismo, los generadores de esta violencia arreciaran sus acciones tratando de influir en los resultados, al costo que sea, buscando hacer un lado a todos aquellos candidatos y candidatas que no les garanticen abrazos, en lugar de balazos, y para lograrlo no escatimaran plomo alguno.
Duro pensarlo, duro escribirlo, y más duro saber que lamentablemente los ríos de sangre continuarán el año que está a horas de entrar, porque simple y sencillamente el Estado abdicó de su responsabilidad mayor: otorgarle a sus gobernados paz, seguridad en sus personas y bienes, para que disfruten la vida sin sobresalto alguno.
Cuánto daría por equivocarme. Yo mismo quisiera que las cosas no fueran a ocurrir así en 2024, pero este mal gobierno (federal y estatal) así concluirá sus funciones, con la mala noticia que si no salimos a votar, o lo hacemos con el hígado, como lo hicimos hace seis años, creyéndole a un mesías todas las promesas que como candidato nos hizo y como gobierno incumplió, estaríamos garantizando una continuidad maléfica para la sociedad que se esfuerza todos los días en trabajar, invertir, producir, crear, porque el nuevo gobierno seguirá como éste, del lado de los que los ayudan a ganarlas.
A pesar de todo, les deseo a todas y todos ustedes que sueñen que 2024 será distinto al que afortunadamente está a punto de concluir. Ojalá y sea contrario a sus propias probabilidades.
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