/ domingo 19 de mayo de 2024

Diálogo interno, y externalidad humana

Todos tenemos el latente yo interno, sabemos hablar con nosotros mismos, poseemos una herencia básica y diferenciada al respecto de nuestra intencionalidad en la proyección de actos externos para bien o mal.

Todo lo que realizamos por amor se hace más allá del bien y el mal, ésta es una expresión típica de Federico Nietzsche; pero bien podemos arrancar desde la perspectiva del individualismo narcisista, hasta el empuje colectivo en el avance de la sociedad en su conjunto, así objetivado, la corrupción deriva de un individualismo cómplice, de la simulación y el palabrerío en nada coherente.

La necesidad de afecto es la fuente de los anhelos, pero de ello deriva la empatía, cariño, y en su extremo destrucción en ciertos casos patológicos o enfermizos, por gente que cree ser merecedora de todo, que la razón pura les asiste, que la verdad es la que sale de su boca, y que todos los demás no cuentan ni como personas, y mucho menos como seres pensantes y actuantes.

La familia es el vínculo asistencial y recíproco de todo ser humano, hablamos de relaciones horizontales o en su caso verticales, en lo horizontal ambas personas relacionadas ponen y aportan de su esfuerzo humano y monetario, pero en lo vertical sólo uno es el que da, creando la estéril sensación de: "Lo mío es mío, pero lo tuyo también".

El complejo de autosuficiencia es una enfermedad que raya en lo absurdo, el inicio de psicopatologías antisociales es resultado de combinaciones diversas, de factores que lesionan al individuo, y que luego traslada a su entorno social tratando de llenar sus carencias y limitaciones ante la vida misma, o en su caso se busca a veces el poder, en cualquiera de sus formas, cuando lo ideal es construir lo idóneo, aportando desde el poder una psicología social de apoyo y comprensión humana. Es por ello que digo que los gobernantes, deben y deberían adentrarse más en filosofía, ética, valores humanos, servir con conocimiento de causa y resultado, creando empatía con y hacía los gobernados; y no es una graciosa caridad que así se comporten, ellos son nuestros empleados de confianza, desde un policía en todas sus variables, un político profesional, pasando por todos aquellos que representamos y otorgamos un servicio; el reflejo de nuestros actos, lo serán nuestros hechos, al tener firmeza en nuestros actos y valor en nuestros hechos.

“Por un futuro cierto, hay que tener un presente activo”, así y en la diversidad moveremos la palanca de los resultados entre connacionales y extranjeros, en pensamiento diverso; ya que el futuro está en el ahora, lo que no nos parecía hace 12, 20, 25 o más años atrás, puede ser lo mismo que hoy no hemos trabajado en cambiarlo en nuestro fuero interno, y no hablo de cambiar uno mismo al mundo, eso es imposible, ya que debemos aplicar más la adaptación al cambio, dentro de paradigmas o modelos de una praxis social, política, humana, educativa, cultural, y de justicia equitativa, ver prioridades, superarnos dentro de un margen de asistencia solidaria, vinculante con la tolerancia respectiva, no ser tan legalistas, es decir al aplicar leyes en nada benéficas, o usando la ley como un pretexto para socavar la libertad, e incluso como un disfraz de imparcialidad, que en realidad se oculta bajo el pretexto del te hago un favor al conculcar tus derechos; creando vulneración, infracción, quebrantamiento, transgresión, violación y atropello en aras de un beneficio económico o sumisión.

Todos tenemos el latente yo interno, sabemos hablar con nosotros mismos, poseemos una herencia básica y diferenciada al respecto de nuestra intencionalidad en la proyección de actos externos para bien o mal.

Todo lo que realizamos por amor se hace más allá del bien y el mal, ésta es una expresión típica de Federico Nietzsche; pero bien podemos arrancar desde la perspectiva del individualismo narcisista, hasta el empuje colectivo en el avance de la sociedad en su conjunto, así objetivado, la corrupción deriva de un individualismo cómplice, de la simulación y el palabrerío en nada coherente.

La necesidad de afecto es la fuente de los anhelos, pero de ello deriva la empatía, cariño, y en su extremo destrucción en ciertos casos patológicos o enfermizos, por gente que cree ser merecedora de todo, que la razón pura les asiste, que la verdad es la que sale de su boca, y que todos los demás no cuentan ni como personas, y mucho menos como seres pensantes y actuantes.

La familia es el vínculo asistencial y recíproco de todo ser humano, hablamos de relaciones horizontales o en su caso verticales, en lo horizontal ambas personas relacionadas ponen y aportan de su esfuerzo humano y monetario, pero en lo vertical sólo uno es el que da, creando la estéril sensación de: "Lo mío es mío, pero lo tuyo también".

El complejo de autosuficiencia es una enfermedad que raya en lo absurdo, el inicio de psicopatologías antisociales es resultado de combinaciones diversas, de factores que lesionan al individuo, y que luego traslada a su entorno social tratando de llenar sus carencias y limitaciones ante la vida misma, o en su caso se busca a veces el poder, en cualquiera de sus formas, cuando lo ideal es construir lo idóneo, aportando desde el poder una psicología social de apoyo y comprensión humana. Es por ello que digo que los gobernantes, deben y deberían adentrarse más en filosofía, ética, valores humanos, servir con conocimiento de causa y resultado, creando empatía con y hacía los gobernados; y no es una graciosa caridad que así se comporten, ellos son nuestros empleados de confianza, desde un policía en todas sus variables, un político profesional, pasando por todos aquellos que representamos y otorgamos un servicio; el reflejo de nuestros actos, lo serán nuestros hechos, al tener firmeza en nuestros actos y valor en nuestros hechos.

“Por un futuro cierto, hay que tener un presente activo”, así y en la diversidad moveremos la palanca de los resultados entre connacionales y extranjeros, en pensamiento diverso; ya que el futuro está en el ahora, lo que no nos parecía hace 12, 20, 25 o más años atrás, puede ser lo mismo que hoy no hemos trabajado en cambiarlo en nuestro fuero interno, y no hablo de cambiar uno mismo al mundo, eso es imposible, ya que debemos aplicar más la adaptación al cambio, dentro de paradigmas o modelos de una praxis social, política, humana, educativa, cultural, y de justicia equitativa, ver prioridades, superarnos dentro de un margen de asistencia solidaria, vinculante con la tolerancia respectiva, no ser tan legalistas, es decir al aplicar leyes en nada benéficas, o usando la ley como un pretexto para socavar la libertad, e incluso como un disfraz de imparcialidad, que en realidad se oculta bajo el pretexto del te hago un favor al conculcar tus derechos; creando vulneración, infracción, quebrantamiento, transgresión, violación y atropello en aras de un beneficio económico o sumisión.