/ miércoles 10 de agosto de 2022

El enemigo de mi enemigo es mi mejor amigo

Precios ocultos de la democracia mexicana. Supe de una joven poblana que fue a preguntar a un partido político de la ciudad qué necesitaba para ser diputada. La respuesta fue: "si quieres sentarte en la mesa para ganar, tienes que traer 15 millones". Oí la cifra como una exageración, pero escuché el mensaje: para sentarse en la mesa electoral de la democracia mexicana, con posibilidad de ganar, hay que llevar mucho dinero en la bolsa.

Se entiende que habló de dinero distinto del subsidio que reciben los partidos, superior al del tope legal previsto para las campañas y adicional, para medios, al tiempo gratuito que la ley otorga para millones de anuncios en radio y televisión. En el sureste pregunté al amigo de un presidente municipal cuánto había invertido en su campaña, además de lo que daba su partido o le autorizaba la ley. La respuesta fue "entre dos y tres millones de dólares". En Cancún pregunté a conocedores de la política local cuánto hacía falta por fuera de lo legal para competir por la alcaldía de la ciudad. Las tres respuestas me dieron la misma cifra: $60 millones.

Si es o no se es demócrata. Si sí es, participa en los procesos democráticos, actúa para fortalecer y ampliar la participación democrática. Si no es, no participa en los procesos democráticos y desconfía de la participación democrática. El 19 de mayo de 2021 se publicaron en el Diario Oficial diversas reformas para garantizar la participación ciudadana en las consultas populares. Sin embargo, ni las consultas para enjuiciar a los expresidentes, ni la consulta para revocación de mandato fueron atendidas por la mayoría de los ciudadanos.

La mayoría de los ciudadanos desairamos la consulta. Considero que fue un error no participar en las consultas. No es una conducta democrática no participar en los procesos democráticos. Participando en este tipo de procesos surgen los líderes. De la abstención no puede surgir un sujeto activo.

La democracia se ejerce participando en actividades democráticas. Si estaba amañada la consulta, y perdemos, también de la derrota se aprende. Se afinan estrategias, se foguean jóvenes, se discuten en la plaza pública las ideas. La democracia no es algo que se activa a conveniencia. Se cree en este sistema o no se cree. Si se cree, hay que participar, criticar y mejorar. La inmensa mayoría de los mexicanos no somos militantes de un partido político, a lo sumo, simpatizantes, y eso por breves temporadas. Al no participar ¿fortalecimos o debilitamos al sistema democrático?

La democracia no se agota en el proceso electoral, al contrario, apenas comienza ahí. La democracia es la igualdad de todos ante la ley. Igualdad de todo para opinar y participar. Para que haya democracia necesita haber demócratas. Ganar y perder. Discutir y debatir. Se necesita participar.

En otro orden de ideas, hay quienes dicen que Morena es el viejo PRI, pero en ese partido la disciplina y su método podían imponer candidaturas, pero no a base de golpes y violencia entre sus militantes. Cuauhtémoc Gutiérrez y su séquito sí eran un caso de ese tipo al que nadie quiso poner en paz, y se ha liado con todos los partidos. Su negocio prosperaba y sus vicios se protegían. Sin embargo, por lo grotesco del caso, este sobresalía. No era una constante en ese partido. Hoy todos los partidos están partidos. El PRD está desfondado por Morena, y aún así siguen las diferencias entre sus grupos. La postulación de Demetrio Sodi por Futuro 21, organización afín al PRD, es una apuesta a un mayor activismo contra Morena. En la directiva "los chuchos" mantienen el control y negocian con PAN y PRI para construir alianzas y reglamentar los gobiernos de coalición.

Con Dante Delgado Ranauro, hombre de mil batallas y gran experiencia política, Movimiento Ciudadano ha logrado incrementar su presencia y se le considera el fiel de la balanza. Cauto y con visión, espera ver los resultados de posibles coaliciones, sin comprometer al partido que él creó y que dirige. De gran pragmatismo ha logrado incluir a personajes importantes a sus filas, tiene cuadros y tiene una estructura. Puede tener candidatos competitivos, pero sin alianzas no ganará en 2024.

En el PAN, Marko Cortés no está en lecho de rosas. Si bien es el partido que se ha acreditado como el opositor de Morena con claridad y contundencia, con cuadros valiosos y posicionados en el escenario nacional, no deja de tener corrientes internas y algunas lo cuestionan. Sin embargo, mantiene la calma y conduce a su partido a éxitos y alianzas electorales. Tiene una gran cantidad de cuadros que aspiran a candidaturas en 2023 y 2024, lo que complica las decisiones, ya sea con o sin alianzas.

Pero por sí mismos no es nada fácil conquistar posiciones. En el PRI, “Alito” es el más cuestionado. Cierto que el PRI ha perdido elecciones en Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Hidalgo, entre otros estados. Perdió gubernaturas, pero reconozcamos que fueron los gobernadores, hoy premiados, quienes entregaron las plazas. Trae encima a la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, con las grabaciones, sospechas de enriquecimiento ilícito y otros delitos. Al interior del partido, Alejandro Moreno tiene problemas por la exclusión de cuadros priistas.

Si López Obrador quiere ser recordado como un extraordinario mandatario que promovió una "Cuarta Transformación", que cambió en una forma fundamental el futuro de México, debería apostar por fortalecer los pesos y contrapesos que requiere toda democracia.

Precios ocultos de la democracia mexicana. Supe de una joven poblana que fue a preguntar a un partido político de la ciudad qué necesitaba para ser diputada. La respuesta fue: "si quieres sentarte en la mesa para ganar, tienes que traer 15 millones". Oí la cifra como una exageración, pero escuché el mensaje: para sentarse en la mesa electoral de la democracia mexicana, con posibilidad de ganar, hay que llevar mucho dinero en la bolsa.

Se entiende que habló de dinero distinto del subsidio que reciben los partidos, superior al del tope legal previsto para las campañas y adicional, para medios, al tiempo gratuito que la ley otorga para millones de anuncios en radio y televisión. En el sureste pregunté al amigo de un presidente municipal cuánto había invertido en su campaña, además de lo que daba su partido o le autorizaba la ley. La respuesta fue "entre dos y tres millones de dólares". En Cancún pregunté a conocedores de la política local cuánto hacía falta por fuera de lo legal para competir por la alcaldía de la ciudad. Las tres respuestas me dieron la misma cifra: $60 millones.

Si es o no se es demócrata. Si sí es, participa en los procesos democráticos, actúa para fortalecer y ampliar la participación democrática. Si no es, no participa en los procesos democráticos y desconfía de la participación democrática. El 19 de mayo de 2021 se publicaron en el Diario Oficial diversas reformas para garantizar la participación ciudadana en las consultas populares. Sin embargo, ni las consultas para enjuiciar a los expresidentes, ni la consulta para revocación de mandato fueron atendidas por la mayoría de los ciudadanos.

La mayoría de los ciudadanos desairamos la consulta. Considero que fue un error no participar en las consultas. No es una conducta democrática no participar en los procesos democráticos. Participando en este tipo de procesos surgen los líderes. De la abstención no puede surgir un sujeto activo.

La democracia se ejerce participando en actividades democráticas. Si estaba amañada la consulta, y perdemos, también de la derrota se aprende. Se afinan estrategias, se foguean jóvenes, se discuten en la plaza pública las ideas. La democracia no es algo que se activa a conveniencia. Se cree en este sistema o no se cree. Si se cree, hay que participar, criticar y mejorar. La inmensa mayoría de los mexicanos no somos militantes de un partido político, a lo sumo, simpatizantes, y eso por breves temporadas. Al no participar ¿fortalecimos o debilitamos al sistema democrático?

La democracia no se agota en el proceso electoral, al contrario, apenas comienza ahí. La democracia es la igualdad de todos ante la ley. Igualdad de todo para opinar y participar. Para que haya democracia necesita haber demócratas. Ganar y perder. Discutir y debatir. Se necesita participar.

En otro orden de ideas, hay quienes dicen que Morena es el viejo PRI, pero en ese partido la disciplina y su método podían imponer candidaturas, pero no a base de golpes y violencia entre sus militantes. Cuauhtémoc Gutiérrez y su séquito sí eran un caso de ese tipo al que nadie quiso poner en paz, y se ha liado con todos los partidos. Su negocio prosperaba y sus vicios se protegían. Sin embargo, por lo grotesco del caso, este sobresalía. No era una constante en ese partido. Hoy todos los partidos están partidos. El PRD está desfondado por Morena, y aún así siguen las diferencias entre sus grupos. La postulación de Demetrio Sodi por Futuro 21, organización afín al PRD, es una apuesta a un mayor activismo contra Morena. En la directiva "los chuchos" mantienen el control y negocian con PAN y PRI para construir alianzas y reglamentar los gobiernos de coalición.

Con Dante Delgado Ranauro, hombre de mil batallas y gran experiencia política, Movimiento Ciudadano ha logrado incrementar su presencia y se le considera el fiel de la balanza. Cauto y con visión, espera ver los resultados de posibles coaliciones, sin comprometer al partido que él creó y que dirige. De gran pragmatismo ha logrado incluir a personajes importantes a sus filas, tiene cuadros y tiene una estructura. Puede tener candidatos competitivos, pero sin alianzas no ganará en 2024.

En el PAN, Marko Cortés no está en lecho de rosas. Si bien es el partido que se ha acreditado como el opositor de Morena con claridad y contundencia, con cuadros valiosos y posicionados en el escenario nacional, no deja de tener corrientes internas y algunas lo cuestionan. Sin embargo, mantiene la calma y conduce a su partido a éxitos y alianzas electorales. Tiene una gran cantidad de cuadros que aspiran a candidaturas en 2023 y 2024, lo que complica las decisiones, ya sea con o sin alianzas.

Pero por sí mismos no es nada fácil conquistar posiciones. En el PRI, “Alito” es el más cuestionado. Cierto que el PRI ha perdido elecciones en Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Hidalgo, entre otros estados. Perdió gubernaturas, pero reconozcamos que fueron los gobernadores, hoy premiados, quienes entregaron las plazas. Trae encima a la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, con las grabaciones, sospechas de enriquecimiento ilícito y otros delitos. Al interior del partido, Alejandro Moreno tiene problemas por la exclusión de cuadros priistas.

Si López Obrador quiere ser recordado como un extraordinario mandatario que promovió una "Cuarta Transformación", que cambió en una forma fundamental el futuro de México, debería apostar por fortalecer los pesos y contrapesos que requiere toda democracia.