/ martes 5 de diciembre de 2023

El engaño del ahorro gubernamental

En el complejo entramado de la administración pública y fiscal en México, la presencia de subejercicios presupuestarios ha sido una constante fuente de preocupación y debate en todos los órdenes gubernamentales, desde los ayuntamientos hasta la Federación.

Los subejercicios presupuestarios, en esencia, se materializan cuando las instituciones gubernamentales no utilizan la totalidad de los recursos asignados en un ejercicio fiscal. Aunque las razones pueden ser variadas, desde ineficiencias administrativas hasta decisiones deliberadas, las consecuencias son, sin lugar a dudas, significativas y negativas para la población.

Los subejercicios tienen diversas motivaciones, como la falta de capacidad institucional de ejecución presupuestaria, retrasos en la definición de los proyectos, las arenas movedizas de una burocracia excesiva, y desde luego que malas prácticas de gestión que buscan de forma deshonesta aplazar gastos para periodos fiscales futuros.

En cualquier caso, unas de sus características comunes incluyen la falta de transparencia en la ejecución presupuestaria y la falta de rendición de cuentas.

Aunque hay quienes con perversidad alientan la versión de que los subejercicios pueden implicar una “válida” estrategia de ahorro, pero en realidad se generan una serie de consecuencias negativas para el desarrollo del país.

Entre ellas se encuentran el estancamiento en el desarrollo de infraestructura. La incapacidad para ejecutar presupuestos significa obras de infraestructura inacabadas o, peor aún, sin siquiera poder comenzar.

También implica el deterioro de servicios públicos, en donde sectores como la educación, la salud y la seguridad sufren y se debilitan en su eficiencia, ya que los recursos asignados no se utilizan. Lo cierto es que los subejercicios erosionan la confianza de la ciudadanía en la capacidad del gobierno para administrar con éxito los recursos públicos.

Ante la gravedad de los subejercicios, las instituciones gubernamentales están sujetas a sanciones. Estas pueden ir desde auditorías exhaustivas hasta la destitución de los responsables. Sin embargo, también hay que admitirlo, en muchos casos, la aplicación efectiva de sanciones se ve obstaculizada por la complejidad burocrática y la falta de una verdadera rendición de cuentas.

En contextos políticos marcados por el populismo, es común observar estrategias discursivas que buscan presentar ciertas prácticas de manera sesgada, como los subejercicios gubernamentales.

Una táctica recurrente es la de maquillar los subejercicios como ahorros, generando una narrativa engañosa pero que, desde la perspectiva populista, resulta estratégica.

Los líderes políticos de corte populista presentan los subejercicios como ahorros, con el propósito de exhibirse públicamente como un administrador austero y eficiente, alejado de gastos excesivos y que vela por el bienestar económico de los habitantes que gobierna.

La etiqueta de "ahorro" es intrínsecamente positiva y atractiva para la población. Buscan inocular en la mente de la ciudadanía, que el “ahorro” de los subejercicios implica responsabilidad y cuidado con los recursos.

Lo que se presenta como ahorro, en realidad, es la incapacidad institucional para ejecutar presupuestos, la completa ineptitud administrativa para darle utilidad pública al dinero asignado del erario. Los subejercicios significan para la sociedad veracruzana la pérdida de obras y servicios tangibles.

Urge una revisión profunda de los procesos de la administración pública, mayor transparencia y una auténtica cultura de responsabilidad para superar este obstáculo del progreso la sociedad.

*Diputada federal. PRI

@lorenapignon_

En el complejo entramado de la administración pública y fiscal en México, la presencia de subejercicios presupuestarios ha sido una constante fuente de preocupación y debate en todos los órdenes gubernamentales, desde los ayuntamientos hasta la Federación.

Los subejercicios presupuestarios, en esencia, se materializan cuando las instituciones gubernamentales no utilizan la totalidad de los recursos asignados en un ejercicio fiscal. Aunque las razones pueden ser variadas, desde ineficiencias administrativas hasta decisiones deliberadas, las consecuencias son, sin lugar a dudas, significativas y negativas para la población.

Los subejercicios tienen diversas motivaciones, como la falta de capacidad institucional de ejecución presupuestaria, retrasos en la definición de los proyectos, las arenas movedizas de una burocracia excesiva, y desde luego que malas prácticas de gestión que buscan de forma deshonesta aplazar gastos para periodos fiscales futuros.

En cualquier caso, unas de sus características comunes incluyen la falta de transparencia en la ejecución presupuestaria y la falta de rendición de cuentas.

Aunque hay quienes con perversidad alientan la versión de que los subejercicios pueden implicar una “válida” estrategia de ahorro, pero en realidad se generan una serie de consecuencias negativas para el desarrollo del país.

Entre ellas se encuentran el estancamiento en el desarrollo de infraestructura. La incapacidad para ejecutar presupuestos significa obras de infraestructura inacabadas o, peor aún, sin siquiera poder comenzar.

También implica el deterioro de servicios públicos, en donde sectores como la educación, la salud y la seguridad sufren y se debilitan en su eficiencia, ya que los recursos asignados no se utilizan. Lo cierto es que los subejercicios erosionan la confianza de la ciudadanía en la capacidad del gobierno para administrar con éxito los recursos públicos.

Ante la gravedad de los subejercicios, las instituciones gubernamentales están sujetas a sanciones. Estas pueden ir desde auditorías exhaustivas hasta la destitución de los responsables. Sin embargo, también hay que admitirlo, en muchos casos, la aplicación efectiva de sanciones se ve obstaculizada por la complejidad burocrática y la falta de una verdadera rendición de cuentas.

En contextos políticos marcados por el populismo, es común observar estrategias discursivas que buscan presentar ciertas prácticas de manera sesgada, como los subejercicios gubernamentales.

Una táctica recurrente es la de maquillar los subejercicios como ahorros, generando una narrativa engañosa pero que, desde la perspectiva populista, resulta estratégica.

Los líderes políticos de corte populista presentan los subejercicios como ahorros, con el propósito de exhibirse públicamente como un administrador austero y eficiente, alejado de gastos excesivos y que vela por el bienestar económico de los habitantes que gobierna.

La etiqueta de "ahorro" es intrínsecamente positiva y atractiva para la población. Buscan inocular en la mente de la ciudadanía, que el “ahorro” de los subejercicios implica responsabilidad y cuidado con los recursos.

Lo que se presenta como ahorro, en realidad, es la incapacidad institucional para ejecutar presupuestos, la completa ineptitud administrativa para darle utilidad pública al dinero asignado del erario. Los subejercicios significan para la sociedad veracruzana la pérdida de obras y servicios tangibles.

Urge una revisión profunda de los procesos de la administración pública, mayor transparencia y una auténtica cultura de responsabilidad para superar este obstáculo del progreso la sociedad.

*Diputada federal. PRI

@lorenapignon_